El optimismo del gobierno, a través del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, contrasta con las voces especializadas que advierten sobre negros nubarrones en la economía colombiana.
¿Cuál es la realidad y cuáles son los peligros cercanos?
Colombia está bien parada en la cancha, es decir, nosotros tenemos hoy la mejor situación económica de América Latina, somos el país que ha hecho bien la tarea. Las cifras son tozudas, no se pueden controvertir porque son lo que son, somos el país que más crece, el que tiene más inversión, donde la tasa de inversión es la más alta.
Sin embargo, la economía es fluctuante y siempre está expuesta a sorpresas. Lo que hacemos es mantener el paso muy firme pero tenemos las manos sobre el timón porque uno no sabe en qué momento tiene que dar virajes, enfrentar una turbulencia. La economía no se puede dejar en piloto automático.
¿Y qué es lo que hace que estemos tan bien?
Pues ante todo que hay mucha confianza en Colombia, en los hogares, las empresas, los inversionistas, todos convencidos de que el futuro va a ser mejor que el presente. Eso en economía vale oro porque hace que la gente tome decisiones esperando mejores tiempos mañana. Los hogares se endeudan para comprar una vivienda o comprar un electrodoméstico, las empresas invierten, los inversionistas traen su plata a Colombia. Ese clima, ese positivismo, esa expectativa favorable y optimista del futuro de Colombia es lo que hace la enorme diferencia.
Por supuesto que tenemos una economía sobre bases sólidas. Esa confianza no se crea de repente, digamos de la nada. La confianza surge en que la gente ve que el país va por buen camino, que tiene baja inflación, que las finanzas públicas están bien manejadas, que aquí no hay un déficit fiscal enorme, eso ayuda. La verdad es que unas bases macroeconómicas sólidas son el mejor incentivo para que las familias y las empresas tengan confianza.
¿Y las preocupaciones sobre los precios del petróleo y su baja producción nacional?
Tan pronto se vio algún retroceso en esa materia se activaron todas las alarmas y estamos comprometidos con la tarea de aumentar la producción. Colombia se va a mantener por encima del millón de barriles, en los próximos meses y años.
La preocupación viene por el lado de los precios, que han caído fuertemente. Teníamos un precio por encima de 100 dólares hace seis meses y hoy está en 80 dólares. Esa disminución es importante porque es nuestro principal producto de exportación, tiene ramificaciones fiscales, es decir genera recursos para el Estado.
No nos sorprende porque sabemos que los precios del petróleo son volátiles, son fluctuantes, y la economía colombiana está preparada para enfrentar esa volatilidad, tenemos las herramientas para capotear esas situaciones y enfrentarlas de manera tal que el país no tenga mayores contratiempos.
¿Reversó Colombia en su pleito con Panamá, declarada paraíso fiscal?
Hay países en el mundo que tienen esa figura que utiliza Panamá de permitir que se creen empresas que no tienen ninguna actividad local, muchas veces son simplemente papeles. Las Islas Vírgenes Británicas o Curazao, o Barbados, Mónaco, Luxemburgo, tuvieron esas figuras.
El mundo está moviéndose en una dirección donde hay que intercambiar información, y muchos de esos países ya nos cuentan qué tienen los colombianos allá. Eso es vital porque aquí cobramos impuestos sobre los ingresos globales de las personas, no solamente sobre lo que tienen en Colombia. Quien es un residente en Colombia debe declarar sobre sus ingresos globales.
Panamá no había querido entregar información. La ley nos obligó a declararlo paraíso fiscal; no había ninguna alternativa, es la ley colombiana, tenemos que aplicarla.
Solamente después de haber aplicado la ley y de haber declarado a Panamá como paraíso fiscal, Panamá decidió iniciar negociaciones para un acuerdo de intercambio de información tributaria y financiera.
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¿Está cuantificado aproximadamente el monto de dinero que tienen colombianos en el exterior?
Es muy difícil decirlo porque realmente como son paraísos fiscales y la información está oculta no hay forma de verlo, pero hay forma de aproximarse, de estimarlo, de llegar de manera indirecta, y se estima que podría estar entre 40 y 50 mil millones de dólares los activos poseídos por colombianos en el exterior.
¿Está claro cómo llenar el hueco fiscal gigante que tiene el país?
Hueco fiscal como tal no existe, lo que hay en el país son unos impuestos que hoy se recaudan, que hoy se cobran, que por virtud de la ley desaparecen este año pero que el país los necesita, y me refiero al 4 por mil. El país necesita el impuesto al patrimonio para mantener el pie de fuerza y para sostener una serie de programas sociales.
No es tapar huecos, se necesita dar continuidad a una situación que ya tenemos hoy con unos ingresos que hacen parte esencial del financiamiento del Estado colombiano, el 4 por mil y el impuesto al patrimonio, y se necesitan en el 2015 y hacia delante.
No estamos creando absolutamente nada nuevo, el impuesto al patrimonio ya existe y el 4 por mil ya existe, y si nos metemos en el debate político son impuestos que al momento de la campaña presidencial varios candidatos plantearon la necesidad de mantener, entre ellos Óscar Iván Zuluaga y Enrique Peñalosa. Los dos dijeron muy explícita y claramente en las campañas que era necesario mantener esos impuestos para la sostenibilidad de la política fiscal en Colombia, de manera que no estamos diciendo absolutamente nada nuevo.
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Sin embargo lo del impuesto al patrimonio es asunto que incomoda profundamente a los industriales…
Sin duda genera inquietudes y ninguna reforma tributaria es una tarea fácil, eso es parte de las responsabilidades que vienen con el cargo que yo ocupo, pero mi preocupación es mantener el buen ritmo de la economía, que la inversión pública siga dinámica, que el país siga construyendo carreteras, que siga generando condiciones de seguridad.
En el caso del impuesto al patrimonio, estamos hablando de unas tarifas que son las mismas que existen hoy en día, es un impuesto que el país introdujo en el 2003, que no ha impedido que Colombia tenga la mayor tasa de inversión y el mayor crecimiento económico de América Latina. No hay razón para pensar que el impuesto al patrimonio genera unas condiciones económicas que puedan dar pie a una situación tan negativa como la están vendiendo algunos. El país ha logrado hacer compatible el impuesto del patrimonio con una economía próspera y dinámica.
¿Cómo hacerle entender eso a los grandes industriales y empresarios?
El impuesto al patrimonio no es perfecto como tampoco lo es ningún otro impuesto. Esos problemas son los que salen a flote cada vez que se propone alguna modificación o como en este caso la extensión. Es un impuesto que afecta especialmente a quienes tienen patrimonios altos, al sector empresarial y es un tema de debate y controversia.
Pero lo veo dentro de las dinámicas propias de nuestra democracia, es decir, cada quien aquí en nuestra sociedad tiene el espacio, tiene la oportunidad de expresar sus puntos de vista, sus críticas, su visión sobre el tema tributario, y afortunadamente vivimos en un país que tiene la madurez suficiente como para dar esos debates de forma ordenada, institucionalizada, y encausar las decisiones en la dirección que sea más conveniente para el país.
Hablemos sobre infraestructura, ¿de dónde sale la plata y cuánto costará todo?
Afortunadamente el país hoy tiene una herramienta que no tenía hace unos años, las APP, las Asociaciones Público y Privadas, que nos permite hacer inversiones, construir las carreteras ya, mejorar la infraestructura de transporte de manera inmediata, pero repartiendo el costo a lo largo del tiempo una vez que esas carreteras estén en operación.
El inversionista viene, construye la carretera y tan pronto la carretera esté terminada, esté operando, el Estado comienza a dar unos aportes presupuestales, y eso va a ocurrir a finales de esta década, comienzos de la década entrante, ese es el momento en el cual el Gobierno empieza a hacer aportes grandes en la medida que todos estos proyectos vayan terminando. Las inversiones iniciales las hace el sector privado con sus propios recursos y su propio financiamiento.
Y la pregunta del millón, señor ministro, ¿cuánto vale el posconflicto y cómo se financiará?
La cifra final del postconflicto sólo se va a saber cuando termine el proceso de negociación. Sin embargo el país ya se está preparando para eso, hay unos elementos de las negociaciones que ya son públicos que tienen que ver con el desarrollo rural, la reforma rural integral. Nosotros estamos desde ya aportando cinco billones de pesos al año para todos los programas del sector agropecuario, incluyendo los apoyos a las familias campesinas, eso es paz.
Como también es paz la atención a las víctimas. El año entrante casi 8 billones de pesos que estarán destinados a mejorar las condiciones de vida de las personas que han sido afectadas por el conflicto, especialmente las que han sufrido alguna especie de desplazamiento forzoso.
Tendremos que buscar todas las fuentes posibles de financiamiento para el cumplimiento de esos acuerdos. Eso incluye lo que ya estamos haciendo, incluye la cooperación internacional y es por eso que el Presidente viaja a Europa a iniciar ese diálogo con todos los gobiernos europeos.
¿Es decir que nos toca poner el sombrero a nivel internacional?
Nos va a tocar hacer de todo, poner el sombrero, buscar la cooperación internacional, hacer un esfuerzo local como lo hemos estado haciendo todos estos años, todas estas reformas que buscan darle más recursos a lo social.
El 4 por mil por ejemplo, que busca darle recursos al sector rural colombiano, es algo fundamental para la paz, son inversiones que hacen parte esencial de lo que se acordó.
Todos los programas de inversión en mejoramiento de vivienda, de infraestructura en materia de irrigación, en la compra de predios, el desarrollo de proyectos productivos. Todo eso hace parte del desarrollo rural que es esencial en el proceso de paz.
¿Y le pusieron freno a la vena rota de las regalías?
Pues estamos precisamente hoy en ese debate. Se van a hacer una serie de ajustes.
¿El gobierno, el Estado, se ha apretado el cinturón?
Indiscutiblemente. La ley, en el presupuesto que se aprobó para el próximo año, obliga a todas las entidades que hacen parte del Estado colombiano a hacer un recorte del 10 por ciento de sus gastos generales del próximo año y también un 10 por ciento de recorte de los contratos de prestación de servicios, lo que llaman servicios laborales indirectos.
¿En algún momento, como dijo alguien, este es gobierno derrochón?
De ninguna manera, el país ha reducido su déficit fiscal considerablemente, a la mitad de lo que era en el gobierno que terminó en el 2010. Eso significa que lo que ha habido aquí es reducción del endeudamiento, prueba inequívoca que este es un gobierno austero y responsable en materia fiscal.
Se ha convertido por parte de la oposición en un estribillo que de tanto repetirlo algunas personas pueden llegar a pensar que es cierto, pero lo que ha habido en Colombia es austeridad, ha habido un gobierno que ha reducido el funcionamiento para darle más peso a la inversión y por eso es que la economía está tan bien.
Colombia está de moda y somos el país que logra colocar su deuda en los mercados internacionales con las tasas más bajas de toda su historia, el país que más invierte. Naturalmente no es un país derrochón.
Gobierno se apoya en Zuluaga y Peñalosa para mantener impuestos
Mar, 28/10/2014 - 05:33
El optimismo del gobierno, a través del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, contrasta con las voces especializadas que advierten sobre negros nubarrones en la economía colombiana.
¿Cuá
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