A pocas horas del cierre de la subasta por la icónica camiseta que Diego Maradona habría usado durante el segundo tiempo del partido contra Inglaterra en los cuartos de final del Mundial México 1986 y con la que le habría anotado los recordados dos tantos, una noticia sacudió el final de la historia de la casaca que hasta ahora estuvo en manos del ex futbolista inglés Steve Hodge.
Según afirmó el medio británico The Sun, una delegación argentina viajó para el cierre de la subasta con la intención de quedarse con la mítica número 10 de color azul brilloso que utilizó el capitán argentina aquel 22 de junio hace 36 años. El diario indicó que el grupo que viajó a Londres estaría vinculado con personal de la AFA, representantes de la familia Maradona y una firma privada de recuerdos.
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Durante las dos semanas, había tenido una sola oferta de cuatro millones de libras esterlinas, casi cinco millones de dólares. A 15 minutos del final, se realizó una nueva oferta por 4.2 millones de libras. Hasta que durante los últimos cinco minutos sucedieron las siguientes propuestas, una tercera de 4.5, una cuarta de 4.8, la quinta de 5.0, enseguida una sexta de 5.5 y finalmente una séptima de 6.0 millones.
La cuenta regresiva finalizó con tal oferta, pero cuando desde el sitio web cerraron la subasta, apareció una nueva cifra superadora, 7.142.500 libras esterlinas, que son 8.9 millones de dólares. ¡Infartante final!
Esta cifra marcó la venta más cara de un artículo deportivo en la historia, superando y casi duplicando a lo que se pagó en los Estados Unidos por una camiseta del mítico beisbolista norteamericano Babe Ruth, que se vendió en unos 5 millones de dólares en el año 2019.
La casa de subastas no informó el nombre del ganador. El coleccionista argentino Marcelo Ordas, que contaba con apoyo tanto de la AFA como de algunos particulares que lo ayudaron económicamente para lograr el tan preciado objetivo, habló en Radio Metro y detalló su frustración.
“Faltaban 17 segundos y éramos la mejor oferta”, explicó. Finalmente, la camiseta quedó en manos de un hombre de Medio Oriente, más específicamente de Emiratos Árabes.
“Pensé que la ganábamos porque detrás de mí había mucha gente que acompañó esta cruzada. El sueño que nos movilizó estar acá en Londres. Tenemos que firmar papeles todavía. Era llevarla a casa el sueño, llevarla a Argentina. Triste por no poder llevarla a casa para compartirla con todos los argentinos. Del otro lado había gente de Medio Oriente con muchos más recursos económicos, no con más recursos históricos y pasionales como los nuestros”, detalló Ordas, frustrado por no haber logrado el objetivo.