El escenario de incertidumbre sobre los precios de la gasolina en Colombia vuelve a tomar protagonismo. A pesar de que en enero de 2024 se anunció la última subida, el Gobierno de Gustavo Petro plantea la posibilidad de aplicar un nuevo incremento este año.
Esta advertencia, revelada por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, durante una rueda de prensa de la Junta Directiva del Banco de la República, plantea un desafío económico y político para el país.
Según Bonilla, la consideración de este nuevo aumento surge ante el contexto internacional del precio del petróleo, que ha alcanzado cifras significativas, oscilando entre los US$89 y US$93 el barril. Esta realidad confronta al Gobierno con la necesidad de evaluar si la brecha de precios de la gasolina sigue cerrada o si hay margen para un ajuste que responda a las dinámicas del mercado petrolero global.
El incremento en los precios de la gasolina en meses anteriores respondió a la necesidad de cubrir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios del Combustible (FEPC).
Específicamente, durante la gestión del gobierno Petro, los valores se elevaron considerablemente, pasando de un precio promedio de aproximadamente $9.000 a unos $15.800. Esta medida buscaba equilibrar las finanzas y garantizar la estabilidad del sector energético en el país.
El anuncio del posible aumento en el precio de la gasolina genera preocupación en diversos sectores de la sociedad colombiana. Por un lado, los ciudadanos se ven afectados por el incremento en el costo de vida, especialmente aquellos que dependen del transporte público o que utilizan vehículos para su movilidad diaria. Por otro lado, las empresas enfrentan un escenario de mayores costos operativos, lo que podría traducirse en ajustes en los precios de bienes y servicios.
Asimismo este asunto también genera controversia política. La gestión de los precios de la gasolina se convierte en un punto de debate entre diferentes actores políticos, con posturas encontradas sobre cómo abordar esta situación y qué medidas tomar para mitigar sus efectos en la población.
Los precios de la gasolina en Colombia se mantiene en la incertidumbre, pendiente de las decisiones que tome el Gobierno en los próximos meses. La posibilidad de un nuevo aumento plantea desafíos económicos y sociales que requieren una atención cuidadosa y una gestión transparente por parte de las autoridades. En un contexto global marcado por la volatilidad de los precios del petróleo, el país enfrenta el reto de encontrar un equilibrio entre la estabilidad económica y el bienestar de sus ciudadanos.