Cuando se estrenó ‘Avengers: End Game’ las salas de cine estaban repletas. Los fanáticos del universo de Marvel estaban ansiosos por saber qué pasaría con el final de una etapa de superhéroes.
Una parte del público eran espectadores menores de edad, los cuales estudiaban en el colegio Manuela Beltrán, y lo que veían era más que un hobbie. Ellos miraban las películas para profundizar en el aprendizaje que habían vivido con su profesor de biología y ciencias naturales.
Jairo Forero, el maestro de la institución educativa, fue quien despertó el interés de sus alumnos desde lo interdisciplinario.
El universo de Marvel va más allá de la ficción; muchos de sus personajes tienen historias que se pueden ver desde los lentes de la ciencia. “En 2018 comencé a abordar el tema desde la teoría evolutiva darwiniana”, cuenta Forero. En esa época empezó a explicar sobre la selección natural, la supervivencia del más fuerte y las mutaciones. Este fue el punto de partida en la clase.
Steve Rogers, también conocido como el Capitán América, es uno de los personajes que tuvo un cambio trascendental en su genética. Era asmático, pequeño, flaco y, después de recibir el suero del supersolado, se convirtió en un hombre de gran masa muscular y con habilidades de combate cuerpo a cuerpo.
En la clase de Forero empezaron a preguntarse cómo sucedió ese cambio desde las mutaciones. “¿Será que él tenía ya alguna disposición genética para poder convertirse en ese tipo de supersoldado? – afirma el maestro –. Y si, por ejemplo, Steve Rogers tuviese hijos con Peggy Carter, ¿heredarían esa característica?”.
Ese no fue el único personaje que investigaron. El caso del doctor Bruce Banner, quien al despertar su ira se transforma en Hulk, fue de particular atención. La exposición del científico a los rayos gamma desató la existencia del monstruo verde. “Con los muchachos hicimos juegos de 12 mutaciones que pueden producirse en nuestro ADN y ARN para analizar el asunto”, dice el maestro.
Cada vez iban más a fondo, indagaron qué particularidades tendrían los ojos de Hawkeye [Ojo del Halcón] o si la extraordinaria inteligencia de Tony Stark, también conocido como Iron Man, eran parte de la herencia genética de su padre. “Howard Stark fue el que hizo la experimentación con Rogers en la Segunda Guerra Mundial”, aclara Jairo.
En un punto, la ficción empezó a cobrar un tinte de realidad. Si bien los superhéroes no existen, desde la ciencia se ha cuestionado los talentos únicos que tienen ciertas personas. “Miramos el caso de Freddy Mercury – pues la voz del cantante de Queen era excepcional – junto con deportistas como LeBron James, Michael Jordan, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi”. Se puso en cuestión si ellos tenían ciertos cambios en el ADN que se reflejaran en esas habilidades.
Los resultados
Eventualmente los resultados superaron las expectativas de la institución. “Una vez vinieron unos padres que querían agradecerme porque nunca habían visto a sus hijos tan despiertos por las ciencias naturales”, comenta Jairo Forero. Incluso resaltó que se llevó la sorpresa de que sus alumnos más participativos resultaban siendo los más callados en otras clases.
Las prioridades de los estudiantes también cambiaron. El recreo ya no era su parte favorita, sino el indagar sobre los superhéroes era su nueva afición. "Era común ver a los niños haciendo sus esquemas en el andén durante sus descansos", agrega.
Ahora, es importante mencionar que la clase de biología terminó. Los niños avanzaron de grado y dejaron de ver aquello que les motivaba; sin embargo, Forero no se rindió y buscó la manera de seguir enseñando con su nueva estrategia.
Ya no daría clases de biología, sino que dictaría física y los ojos de los estudiantes se pusieron más alerta frente a las películas. Por ejemplo, en ‘Capitán América: Civil War’, Spiderman dice que el escudo de Rogers iba en contra de las leyes de la física; en la clase analizaron el caso. “Miramos cuánto peso debía tener el capitán junto con el escudo y qué fuerza se tendría que desarrollar para que el escudo adquiera determinada velocidad”, explica el profesor.
- Le puede interesar: Confirman la toma de un bus de TransMilenio en Las Américas
Así, los ejemplos se vuelven incontables y el interés aún más evidente. Con todo este relato, Jairo comentó que su afición a los cómics, que surgió desde niño, se volvió un gancho para toda una generación escolar.
Hay que resaltar también que este proceso no fue excluyente. En la sociedad se cree que los fanáticos de los superhéroes son en su mayor parte hombres y, desde la clase, eso se desmintió. “Quienes más tenían interés eran las niñas”, dice Forero, e incluso resaltó que un nuevo género entró en discusión: los superhéroes de los animes. Pero esa ya sería otra historia por contar.