Por: Camilo Andrés
Hace unas semanas comentaba con un amigo varias ideas que tenía para celebrar mi cumpleaños. Él me contó que su primo se casaba y valía la pena organizar un pequeño desorden. Entonces nos pusimos en la tarea de buscar locación, grupo y logística.
Lo primero que encontramos fue una pequeña finca en Anapoima. Recolectamos algo de dinero para asegurarla, consignamos para separar la finca e inició el paseo. Fueron tres semanas de recorrer los mejores bares swingers de Bogotá, buscando las mujeres más calientes y desordenadas para subir el nivel a la rumba.
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Viajamos temprano, almorzamos en el camino, seguimos hasta llegar a nuestro lugar de destino. La tarde fue un juego de minitejo, la preparación de un asado y un chapuzón en la piscina.
Ya entrada la noche llegaron nuestras invitadas. No pasaron cinco minutos, cuando ya las tenía en vestido de baño. La rumba empezó pronto. Par tragos, un poquito de carne del asado y se veía la timidez de los participantes.
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Les voy a describir el grupo: eran Sofía, una nenita de 21 años, que trabaja como auxiliar de enfermería, tiene una colita redonda y carita de seria. Pero le encanta el sexo. La mona, es una chica estilo suicide girls, tiene 22 años, vive con un actor porno que es su roommate y su pareja swinger. Es flaquita, pequeña, de sonrisa linda y muy juguetona. Mafe, la tatuada de senos grandes y boquita provocadora, también es conocida como “Pocahontas”, es delgada, con rasgos de india y mucho calibre sexual.
Sonia, preciosa. Es una modelito de 20 añitos, conocida por caliente y humeda. Tiene cara provocadora, es de cuerpo pequeño, pelo largo, hasta la cintura, colita parada y caderita chiquita. No se dejen engañar, es de amplio apetito sexual. Johanna, la estrella de la noche y la que dejó encantados a todos los hombres. Tiene senos muy lindos, tatuajes por todo lado, pircings y es muy caliente. Le encanta contonearse y disfruta ampliamente el sexo, aunque es una chiquilla de 19.
La otra espectacular y quien se robo todas las miradas fue Angie; una rubia de pelo crespo, con 94, 61, 93 de medidas. Absolutamente hermosa, muy sexy, de boquita provocadora y catadora de sexo fuerte. Ellas le pusieron nivel a este recorrido.
Finalmente, luego de un par de tragos y conversaciones amenas, una de las chicas me pidió que buscara un para empezar la verdadera fiesta. Yo había acomodado unos colchones en una terraza que quedaba en el tercer piso. Los subí, me asomé por el borde y vi que dos de los invitados se habían animado a iniciar junto al azadón. Una mona de tetas grandes haciéndole sexo oral al futuro marido. Al lado, otro invitado con una rubia platinada de 20 añitos. Bajé por preservativos y en el segundo piso, en un balcón contra la piscina, otro invitado dándole duro a una de estas chicas.
En menos de nada todos tenían sexo descontrolado. Las chicas se rotaban con el homenajeado y la que quedaba libre, era presa fácil de los demás invitados. La rumba seguía con descansos repentinos, pero el sexo fue ininterrumpido y en todas las locaciones.
Condones por todo lado, trajes de baño por todo el piso. Las escaleras, el cuarto de juegos, la cocina y el balcón eran escenarios perfectos para tríos, cuartetos, sexo suave y sexo salvaje.
Al final la reunión fue en la piscina, donde ilógicamente, todos recuperaron sus prendas de baño y jugamos stripvoley, ya que a cada caída del balón el equipo contrario se quitaba una prenda.
Era increíble ver tanto desorden, tanto placer. El juego fue corto y terminó en una habitación, donde el baño con una tina enorme sirvió de extensión. A los pocos minutos de retomar el descanso y que varios de ellos terminaran sus pilas, llegó la van que las regresaría a su destino.
Fue muy grato organizar esta orgía, que me llenó de ideas para mi cumpleaños. Por supuesto que esta oportunidad la recordaré por el resto de mis días.
En Twitter: @amicsvoyeurs
Les voy a describir el grupo: eran Sofía, una nenita de 21 años, que trabaja como auxiliar de enfermería, tiene una colita redonda y carita de seria. Pero le encanta el sexo. La mona, es una chica estilo suicide girls, tiene 22 años, vive con un actor porno que es su roommate y su pareja swinger. Es flaquita, pequeña, de sonrisa linda y muy juguetona. Mafe, la tatuada de senos grandes y boquita provocadora, también es conocida como “Pocahontas”, es delgada, con rasgos de india y mucho calibre sexual.
Sonia, preciosa. Es una modelito de 20 añitos, conocida por caliente y humeda. Tiene cara provocadora, es de cuerpo pequeño, pelo largo, hasta la cintura, colita parada y caderita chiquita. No se dejen engañar, es de amplio apetito sexual. Johanna, la estrella de la noche y la que dejó encantados a todos los hombres. Tiene senos muy lindos, tatuajes por todo lado, pircings y es muy caliente. Le encanta contonearse y disfruta ampliamente el sexo, aunque es una chiquilla de 19.
La otra espectacular y quien se robo todas las miradas fue Angie; una rubia de pelo crespo, con 94, 61, 93 de medidas. Absolutamente hermosa, muy sexy, de boquita provocadora y catadora de sexo fuerte. Ellas le pusieron nivel a este recorrido.
Finalmente, luego de un par de tragos y conversaciones amenas, una de las chicas me pidió que buscara un para empezar la verdadera fiesta. Yo había acomodado unos colchones en una terraza que quedaba en el tercer piso. Los subí, me asomé por el borde y vi que dos de los invitados se habían animado a iniciar junto al azadón. Una mona de tetas grandes haciéndole sexo oral al futuro marido. Al lado, otro invitado con una rubia platinada de 20 añitos. Bajé por preservativos y en el segundo piso, en un balcón contra la piscina, otro invitado dándole duro a una de estas chicas.
En menos de nada todos tenían sexo descontrolado. Las chicas se rotaban con el homenajeado y la que quedaba libre, era presa fácil de los demás invitados. La rumba seguía con descansos repentinos, pero el sexo fue ininterrumpido y en todas las locaciones.
Condones por todo lado, trajes de baño por todo el piso. Las escaleras, el cuarto de juegos, la cocina y el balcón eran escenarios perfectos para tríos, cuartetos, sexo suave y sexo salvaje.
Al final la reunión fue en la piscina, donde ilógicamente, todos recuperaron sus prendas de baño y jugamos stripvoley, ya que a cada caída del balón el equipo contrario se quitaba una prenda.
Era increíble ver tanto desorden, tanto placer. El juego fue corto y terminó en una habitación, donde el baño con una tina enorme sirvió de extensión. A los pocos minutos de retomar el descanso y que varios de ellos terminaran sus pilas, llegó la van que las regresaría a su destino.
Fue muy grato organizar esta orgía, que me llenó de ideas para mi cumpleaños. Por supuesto que esta oportunidad la recordaré por el resto de mis días.
En Twitter: @amicsvoyeurs
