Para entender las dinámicas familiares y la adaptación durante el confinamiento por la pandemia por COVID-19, se debe tener plena conciencia de que cada persona es distinta a su núcleo familiar y que cada una asimila las situaciones de forma particular, debido a que todo ha cambiado.
En el proceso de introspección es importante para asimilar cuáles son esos cambios y qué debe hacer cada miembro de la familia por su propia cuenta, para luego hablar y socializar con el otro.
“Toda esta complejidad en las relaciones familiares tiene que ver con los sentimientos y emociones frente a la pandemia, como por ejemplo miedo, ansiedad, agotamiento mental, cambios de intereses, frustraciones, deseo de evitar mi propio núcleo familiar y a los otros. Por este tipo de situaciones, se tienen que crear rutinas que incorporen actividades que nos gusten, pero también reconocer las que no son de nuestro agrado y ser sinceros entre sí”.
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Así lo detalló Naydu Camelo Valencia, terapeuta ocupacional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en la charla “Promoción de la salud mental en familia”, del Programa #SaludUNALContigo, de la Facultad de Medicina.
Para la terapeuta, es necesario reestablecer rutinas en familia para regenerar lazos y “cambiar el chip” de que si se comparte el mismo espacio con la familia no es porque algo nos está “condenando”, sino, pensar que lo estamos haciendo por nuestro bienestar, que es temporal y transitorio, y que esas nuevas rutinas establecidas tienen que ver con el cuidado individual y de los seres más cercanos.
Estrategias para asimilar los cambios
Durante la pandemia se han dado distintas rupturas y cambios culturales, políticos, económicos, sanitarios, sociales y emocionales que demandan procesos de readaptación y disminución de la carga mental.
En este sentido, se recomienda entender las formas y los espacios en que se convive en casa, aceptar lo que puede y no se puede hacer en el hogar y evaluar las formas cómo se puede convivir con el otro, para lo cual se plantean algunas estrategias útiles.
En primer lugar, es prioritario establecer acuerdos de convivencia y sobre actividades y responsabilidades dentro del hogar.
También es conveniente determinar espacios de charla y dinámica de los espacios, respetar la confianza entre familiares para expresar lo que se siente, y en caso de no sentirse en confianza, escribir los sentimientos, emociones y pensamientos recurrentes de forma individual o colectiva.
Además, se deben establecer actividades de tiempo libre y buscar espacios que permitan hablar asuntos del pasado con otros (recordar épocas de la infancia o espacios amenos).
Es saludable pensar en estrategias que no generen más caos del necesario, por ejemplo, que no haya sobrecarga de responsabilidades en una sola persona.
Recuerde buscar información que no esté relacionada con la pandemia o con temas que generen estrés, para cambiar de pensamiento, disminuir la carga mental y mejorar los hábitos y ciclos de sueños.
Se recomienda buscar la desconexión diaria por lo menos durante 5 o 10 minutos para generar una descarga mental, lo cual se puede hacer escuchando música a alto volumen, que genere una desconexión de impacto. Otra opción es realizar caminatas cortas o dibujar formas cíclicas y circulares.
Por último, siempre hay que manejar y considerar las líneas de atención en caso de tener un problema o una dificultad, que puedan desencadenar en ideas y acciones negativas.