Bañarse todos los días es común en América Latina, debido a la herencia de la cultura occidental. Sin embargo, se ha demostrado que hacerlo ha sido más un constructo social que una finalidad de salud.
Expertos han asegurado que es válido el baño constante después de situaciones que impliquen exceso de sudoración, empezar el día con más energía o solo para oler bien, pero también puede ser contraproducente para la salud de la piel.
Según la Academia Española de Dermatología y Venereología es importante hidratar todos los días la piel, pero sobrelimpiarla puede acabar con microorganismos necesarios para el órgano más extenso del ser humano.
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Utilizar jabones antibacteriales en todo el cuerpo puede matar las bacterias que el cuerpo necesite, sobre todo bañarse con agua caliente, esto genera más resecamiento y eso abre el paso a alérgenos u organismos resistentes a antibióticos.
Diferentes personalidades han probado no bañarse a diario para comprobar qué tan necesario es, James Hamblin, científico en medicina preventiva, aplicó este método y aseguró que hacerlo diariamente no evita infecciones. También afirmó que los malos olores son el resultado del uso continúo de productos de belleza que dejan en la piel el escenario perfecto para la proliferación de bacterias que los producen.
Como pasa con algunos animales, la piel tiene propiedades especiales para que ella misma se regenere y se hidrate, lavarse seguido puede acabar con esos aceites o grasas naturales que apoyan el sistema inmune de las personas con las bacterias buenas, así lo sostuvo Brandon Mitchell, profesor de dermatología de la Universidad George Washington.
Lo ideal para el cuerpo es que la bioflora o microflora de la piel esté intacta para asegurar el estado saludable de la barrera biológica. El manto lipídico es el encargado de humectar la piel y evitar irritaciones con las fibras sintéticas de la ropa y el ambiente, ducharse muchas veces acaba con este factor del cuerpo.
Así que lo más recomendable es ducharse cada dos días, empero, hacerlo diariamente no implicará una situación grave de salud pública, no hay una frecuencia establecida ideal y lo que sí recomienda la postura científica, es que no se enjuague con jabón todo el cuerpo, solo hacerlo de manera rigurosa el área de las axilas, la zona de la ingle y los pies, ya que son las que más segregan sudor y su cuidado asegurará el buen aseo.
Algunas recomendaciones para quienes no pueden evitar hacerlo todos los días son que el agua no esté demasiado fría ni caliente; quitar muy bien los restos de jabón; secarse sin frotar o restregar con una toalla suave para no dañar la piel y posterior al baño, es fundamental aplicar una crema, aceite o loción hidratante para mantener saludable el manto lipídico.