A primera vista, los resultados reportados el viernes, después de una larga anticipación por la prueba de la vacuna contra el coronavirus de Johnson & Johnson, quizá hayan sido decepcionantes. Su eficacia —la habilidad de prevenir una enfermedad moderada y severa— se ubicó en 72 por ciento en Estados Unidos, 66 por ciento en países de Latinoamérica y 57 por ciento en Suráfrica.
Esas cifras son mucho más bajas que las establecidas por Pfizer-BioNTech y Moderna, las dos primeras vacunas autorizadas para usarse de emergencia en Estados Unidos, las cuales reportaron una eficacia situada entre el 94 y 95 por ciento.
Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del país y quien ahora es el jefe asesor médico del presidente Joe Biden en los temas sobre la pandemia de coronavirus, reconoció la notable diferencia el viernes en una rueda de prensa.
“Si despertaras y dices: ‘Bueno, si voy a la puerta de la izquierda obtengo 94 o 95 por ciento, si voy a la puerta de la derecha obtengo el 72 por ciento’. ¿Cuál puerta elegirías?”, preguntó.
Pero Fauci aseguró que el indicador más crucial era la habilidad de prevenir una enfermedad grave, lo que se traduce en mantener a las personas fuera del hospital y evitar decesos. Y en ese aspecto, la vacuna de Johnson & Johnson reportó 85 por ciento en todos los países donde fue probada, incluido Suráfrica, donde una variante del virus que se propaga rápidamente ha mostrado cierta habilidad para escapar de las vacunas.
Más importante que prevenir “algunos dolores y una garganta irritada”, explicó Fauci, es defenderse de enfermedades graves, especialmente en personas con afecciones subyacentes y adultos mayores, quienes tienen más probabilidades de enfermarse gravemente y morir a causa del COVID-19.
“Si puedes prevenir una enfermedad grave en un alto porcentaje de individuos, eso aliviará en gran medida el estrés del sufrimiento humano y la muerte de esta pandemia que estamos observando, particularmente en este momento”, añadió Fauci. “Como todos sabemos, en las últimas semanas, nuestro sistema sanitario se ha visto afectado por el número de personas que requieren hospitalización, así como también cuidados intensivos”.
Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud, comparó la habilidad de prevenir enfermedades graves a los efectos de las vacunas contra la gripe, las cuales no siempre previenen completamente la influenza pero sí la hacen menos severa.
“Lo misma cosa parece estar ocurriendo aquí, en una situación donde claramente esta variante del virus hace que sea un poco más difícil obtener la respuesta más fuerte que te gustaría obtener”, aseguró Collins. “Pero aun así, ante una enfermedad grave, se ve muy bien”.
La vacuna de Moderna también mostró alta eficacia, 100 por ciento, contra enfermedades graves. La de Pfizer-BioNTech también reportó cifras similares, pero el número total de casos severos en el estudio fue muy pequeño como para ser concluyente.
Pero los investigadores advierten que tratar de comparar la eficacia entre los nuevos estudios y los realizados antes puede ser engañoso, porque el virus está evolucionando rápidamente y hasta cierto punto las pruebas han estudiado diferentes patógenos.
“Tienes que reconocer que Pfizer y Moderna tienen una ventaja”, así lo expresó William Schaffner, un experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Vanderbilt. “Hicieron sus ensayos clínicos antes de que las variantes de las cepas se volvieran muy evidentes. Johnson & Johnson estaba probando su vacuna no solo contra la cepa estándar sino que también tenían las variantes”.
La mejor manera de detener la propagación de las mutaciones y de prevenir que surjan otras nuevas es vacunar a la mayor cantidad de personas lo antes posible, según explican Fauci y otros investigadores. Los virus no pueden mutar al menos que se estén replicando, y no se pueden replicar a no ser que puedan entrar en las células. Mantenerlos fuera inmunizando a las personas puede detener el proceso.
Además de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna que ya se están usando en Estados Unidos, pronto otras tres estarán disponibles: las fabricadas por Novavax, Johnson & Johnson y AstraZeneca. El uso de la vacuna de AstraZeneca ya fue autorizado en el Reino Unido y otros países.
Se espera que la vacuna de Johnson & Johnson desempeñe un papel importante en todo el mundo, pero sobre todo en países de bajos y medianos ingresos, porque funciona solo con una dosis, es más o menos barata y es más fácil de almacenar y distribuir que las vacunas hechas por Pfizer-BioNTech y Moderna porque no comparte sus estrictos requisitos de congelación y refrigeración.
La gente que espera ser vacunada tal vez se pregunte si tendrá la opción de elegir entre las vacunas, y si debe resistir y esperar hasta que esté disponible la que mejor le parezca.
Paul Offit, un experto en vacunas en el Hospital Infantil de Filadelfia, declaró a CNN que si existiese un suministro abundante de las vacunas de Pfizer-BioNtech y Moderna, esas serían su primera elección debido a la mayor eficacia en general de estas.
Pero por ahora, no hay suficiente de esas vacunas.
Si no puede obtener la vacuna de Pfizer-BioNTech o la de Moderna, elegiría la inyección de Johnson & Johnson, aseguró Offit, siempre y cuando los datos que la compañía presentará a la Administración de Medicamentos y Alimentos sean tan buenos como los que reportó el viernes.
Offit dijo que el reporte de Johnson & Johnson acerca de la reducción de enfermedades graves era una ventaja poderosa.
“Eso es lo que tú buscas”, añadió Offit. “Quieres estar alejado del hospital, alejado de la morgue”.
El médico señaló que la compañía también estaba estudiando un régimen de dos inyecciones, lo que podría aumentar la eficacia de la vacuna.
Las personas que elijan la vacuna de Johnson & Johnson deberían poder recibir de manera segura una vacuna Pfizer-BioNTech o Moderna más adelante si se necesita una inyección de refuerzo, agregó. Una enfermera administra una inyección como parte de los ensayos de la vacuna de Johnson & Johnson en Masiphumelele, cerca de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 5 de diciembre de 2020.
Por: Denise Grady:, The New York Times