La Fiscalía General de la Nación logró que un juez de control de garantías impusiera medida de aseguramiento en centro carcelario contra ocho mujeres trans que habrían conformado una banda delincuencial para, supuestamente, cometer hurtos, especialmente a extranjeros.
Los hechos se presentaron en el barrio El Poblado de Medellín y estarían implicadas Sofía Vargas (Isaías Vargas Ramírez), Vanesa Vélez (Dilan Estiuar Vélez Álvarez), Nicol Guaca (Víctor Alberto Guaca Vargas), Estefanía Suaza (Jonatan Suaza Gutiérrez), Estefanía Cabrera (Anderson Cabrera Díaz), Yuliana Palacios (Osneyder David Palacios Castillo) y Sara Cardona (Diego Alejandro Cardona).
A las procesadas, con identidad de género femenino, la Fiscalía les imputó cargos por uso de menores para la comisión de delitos de hurto calificado y agravado; y concierto para delinquir. Lo propio sucedió con María Valentina Velásquez (mujer cisgénero).
De acuerdo con la investigación, adelantada por un fiscal de la Estructura de Apoyo (EDA), entre el 4 de octubre de 2020 y el 9 de mayo pasado las procesadas habrían hurtado a, al menos, 19 transeúntes de la zona rosa del barrio El Poblado, sur de Medellín.
Labores de policía judicial evidenciaron que las procesadas, al parecer, abordaban a las víctimas para, supuestamente, ofrecerles servicios sexuales. En ese momento les obstruían el paso y mediante distintas distracciones se apoderaban de sus celulares y demás pertenencias con las que poco a poco desaparecían. Se presume que en dos hechos participaron menores de edad.
Entre las víctimas, todas de sexo masculino, figuran ciudadanos de Estados Unidos, México, Israel, Turquía, Alemania; además de colombianos. Las investigadas fueron capturadas por servidores del grupo contra atracos de la Sijín de la Policía Nacional. Ninguna de las procesadas aceptó su responsabilidad en los hechos.
El lucrativo negocio del sexo que tiene en jaque al Parque Lleras en Medellín
Lo que anteriormente era una de las zonas más exclusivas de Medellín en El Poblado, hoy muestra una cara muy diferente. En el Parque Lleras, Provenza y Manila, están ubicados los mejores bares, discotecas y restaurantes de la ciudad, por lo que es muy apetecido por propios y visitantes de la capital de Antioquia.
De domingo a domingo es una zona donde el comercio está activo, pues es uno de los lugares predilectos para cientos de extranjeros y personas de otras ciudades que vienen a vacacionar en todas las temporadas del año. La zona cuenta con comerciantes muy unidos y que llevan años consolidando los alrededores del Parque Lleras como centro turístico, gastronómico y de entretenimiento nocturno.
Luis Guillermo Orjuela, quien lleva 14 años trabajando en el Parque Lleras y es actualmente el Director Ejecutivo de la Corporación Zona Rosa de El Poblado, es uno de los que más lamenta lo que ocurre en el Parque Lleras y asegura que en su momento se pudo evitar.
Orjuela contó en entrevista a KienyKe.com que la realidad del parque Lleras hace 14 años era otra: “Era un sitio agradable, muy bonito, donde no había lo que estamos viendo hoy. Era una zona de moda, la zona más ‘in’, dónde apenas se estaba comenzando el gran referente de ciudad en el que se convirtió. Allí iban los modelos, los políticos, la gente de la farándula, las familias. Era un sitio de mucha actividad y posicionado como un punto de referencia muy poderoso”.
El empresario, dueño de varios locales del Parque Lleras, explica que hace aproximadamente 6 años comenzaron a ver con preocupación la llegada de otros actores al Lleras: “el espacio público se empezó a degradar con la llegada de vendedores ambulantes y después la prostitución”.
La prostitución empezó a migrar poco a poco del centro de Medellín hacia diferentes sectores de El Poblado como Provenza, la calle 10, el parque de El Poblado. Orjuela explica que entre 2016 y 2017, con el boom de Medellín como destino turístico para extranjeros, “las mujeres en situación de prostitución del centro se empezaron a dar cuenta que con lo que se ganaban 30 mil pesos en el centro, en el parque Lleras les daban 100 dólares”.
Poco a poco la prostitución se apoderó de este sector en búsqueda del mal llamado turismo sexual, donde las autoridades han detectado que grupos de extranjeros vienen exclusivamente a rentar apartamentos en la zona, donde llevan mujeres ‘prepago’ y consumen estupefacientes.
Por esta situación, Medellín comenzó a tener una visión negativa a nivel internacional como un destino de turismo sexual. “Empezaron muy pocas, pusimos la respectiva queja ante las autoridades. Pero a los dos meses eran más de 100, hasta que la situación se salió de control”.
Para él y muchos comerciantes, no se reaccionó a tiempo para frenar estas problemáticas: “la situación se ha vuelto insostenible, se salió de control. Nosotros hicimos varios llamados de atención a las autoridades para que se interviniera el Lleras, tengo documentos que lo demuestran”, dijo Orjuela.
El Director de la Corporación Zona Rosa de El Poblado lamenta que “la degradación que ha tenido el Parque Lleras y El Poblado para la imagen de la ciudad es astronómica. Federico Gutiérrez no prestó la suficiente atención a la problemática, no hubo una reacción a tiempo y ya se convirtió en un gran problema de ciudad, El Poblado necesita un plan integral de trabajo”.
Una trabajadora sexual, quien dijo ser una de las primeras en llegar a la zona, cuenta: “Yo tengo mi pareja y mis hijos, normalmente los extranjeros me contrataban como dama de compañía. Uno los acompañaba a las discotecas, pasaba el rato con ellos, salíamos a comer. Ya si querían sexo tenían que pagar mucho más”.
Sin embargo, cuenta que sus ingresos se han visto disminuidos por la pandemia y por la gran competencia que llegó al Parque Lleras: “Esto ya no es lo que era antes, las mismas prostitutas están dañando el mercado. Hay un acuerdo de que aquí cobramos cien dólares por el rato, pero llegaron las del centro y las venezolanas y hasta por 70 mil pesos entregan su cuerpo”, comentó la trabajadora sexual que pidió reservar su nombre.
Los comerciantes se quejan de que el parque Lleras se ha vuelto una zona de tolerancia con la prostitución. Ya no se ven jóvenes tomando cerveza o charlando en el parque, pues todas las bancas, muros y jardineras están ocupados por mujeres en situación de prostitución, algunos vendedores ambulantes y sujetos que al parecer, se quedan allí parados vigilando y coordinando la zona e incluso cobran vacuna a mujeres y vendedoras para poder estar allí.
En el Parque Lleras ocurre de todo: hay explotación de menores de edad a través de la mendicidad y el trabajo ambulante, hay expendio de estupefacientes, prostitución e incluso otros delitos como el hurto. Por esta razón, comerciantes, sector hotelero y habitantes del sector lanzaron un S.O.S a la administración municipal para que el Lleras no se vuelva “la nueva Veracruz de Medellín”.