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La enigmática belleza que esconde Villa de Leyva

Más allá de su arquitectura colonial y gastronomía de alto nivel, hay diversas historias por conocer en Villa de Leyva.
Villa de Leyva

ProColombia presenta el ‘Despertar de los Sentidos’, un programa con el que invita a resaltar el valor sociocultural de las seis regiones de nuestro país. La primera parada es Villa de Leyva, un destino predilecto para muchos bogotanos por su cercanía, pero que cualquier colombiano, sin importar la latitud en la que se encuentre, debería conocer.

Al visitar este municipio boyacense, lo más reconocible es su impactante plaza, pero la verdad es que hay mucho más allá de sus cuatro esquinas, mucho más allá de lo que se conoce popularmente. Por ejemplo, en KienyKe.com conversamos con la guía turística Camila Sánchez, que nos habló de cómo fue que gracias a la ayuda del Gobierno se puso el ojo en esta joya andina: “Estuvo mucho tiempo quieta y gracias a ese tiempo que estuvo tan quieta el pueblo conservó su esencia, estuvo gran parte quieta hacia finales de 1800 y principios de 1900, cuando toma más fuerza es a partir de 1984, gracias a ese tiempo que estuvo tan quieta pudo preservar su arquitectura, ya después vinieron normas y legislaciones para ayudar a que se quede así”.

Asimismo, un detalle la pena que vale ser mencionado es que, si bien Villa de Leyva es conocida por sus múltiples festivales, hay uno que paraliza al pueblo y que no todos tienen tan presente, se trata de las fiestas de la Virgen del Carmen.

Del pueblo para el pueblo

“Es como el evento del año a nivel local, esa fiesta es muy linda porque es una fiesta de la gente del pueblo para la gente del pueblo, es una feria muy religiosa, sabemos que la virgen del Carmen está muy relacionada a los transportadores. Esta feria es en julio, puede durar una semana, sabemos que muchas de las ferias en Villa de Leyva es para los extranjeros, pero esta es para la gente de acá, hay juegos en la plaza principal, hay música, y es lindísima porque los transportadores vienen y bendicen sus carros, es bien intensa, no pasa desapercibida, los colegios cierran, es muy importante”, mencionó Sánchez.

Video: Conozca toda la magia que Villa de Leyva tiene por mostrar

En contacto con la naturaleza

Además de los atractivos arquitectónicos y su oferta gastronómica que no tiene nada que envidiarle a la mismísima capital colombiana, un plan que no puede faltar, especialmente para quienes quieren conocer los alrededores del municipio, es visitar las Cascadas de la Periquera, algo que realmente le pondrá en contacto con la estoica riqueza natural de la zona.

Conversamos con David Vargas, guía turístico, que reveló el detalle curioso detrás del nombre de este escenario: “Nos encontramos a 12 kilómetros del casco urbano de Villa de Leyva y encontramos un río llamado La Cebada, allí se encuentran siete cascadas, nosotros hacemos una caminata hasta la tercera cascada. Cuando visiten estos lugares se van a dar cuenta que son cañones, es como un río entre paredes, hace más o menos 150 o 200 años todo esto era habitado por pericos y por guacamayas, que son el mismo tipo de aves, ellos no recogen palitos para tejer nidos, sino que buscan lugares como estos con cuevas para sus nidos, entonces estas cascadas reciben su nombre por los periquitos que venían, lo que pasó fue que el tema de los cultivos de cebada, hace 120 o 140 años hizo que los pericos decayeran, probablemente por lo pesticidas, o porque se comían los cultivos y los envenenaban, y se acabaron”.

Asimismo, Vargas mencionó que hay especies endémicas en la Periquera, por ejemplo: “El más importante es el roble, es el árbol insignia de Boyacá y vamos a encontrar otra especie de árbol nativo que es totalmente originario de acá, lo mismo el nombre, que proviene de los indígenas, del idioma chibcha, se llama gaque, la florecita tiene un aroma muy parecido al de las guayabas”.

Un arte subestimado

Por otro lado, a menos de 45 minutos se encuentra otro pueblo insignia de Boyacá, abiertamente reconocido por su elaboración artesana en cerámica, allí se encuentra el taller de Lady Villamil y su esposo, reconocidos por su curiosa forma trabajar este material ancestral, la innovación es su sello diferencial.

 

Pero al ser un pueblo que principalmente se dedica a este oficio, la competencia es drásticamente fuerte, por lo que los precios que pagan los foráneos por estas piezas dignas de exposición suelen ser injustos, por debajo del trabajo que realmente hay detrás. La artesana nos habló más de esta cruda problemática:

“En todas las áreas comerciales que existen en el mundo siempre va a haber una competencia desleal, y eso hace que sea muy difícil trabajar. De hecho, hemos hecho algunas reuniones y decimos: ‘pongámosle un valor real al producto’, pero lo que pasa es que muchas veces como artesanos, o como familias, no entendemos que todo tiene un valor, un costo, y eso lo aprovechan los comerciantes”.

Villamil agregó: “Tenemos una sociedad en la que hicimos unas capacitaciones, se convocaron 29 miembros de una asociación que tenemos, se decía: ‘¿cuánto cuesta producir una pieza como esta?’, la gente llegó con su tarea muy juiciosa, ‘¿y el manejo quién lo hace?’, ‘no, es que mi hijo lo lleva’, ‘es que mi mujer lleva el barro’, ‘¿y cuánto vale eso?’, ‘a mí no me vale nada porque es mi mujer’, entonces ahí es donde la gente no ha tenido esa formación, que es algo que también vale, no es porque como no me cuesta eso no tiene valor, eso hace que no se permita saber el valor real de un producto y la ganancia real, esto desmejora la calidad de vida”.

“Ahora la gente es más consciente gracias a las actividades que hemos realizado, creo que una de las formas más importantes es conocer los costos de la producción para saber el valor de comercialización, porque si no vamos a trabajar solo ‘pa’ que me vean’, y eso lo que hace es restarle calidad de vida a nuestras familias”, concluyó la artista.