El gobierno de Gustavo Petro enfrenta la que es quizá una de las crisis políticas más complicadas desde que inició hace ocho meses, luego de que el presidente repentinamente decidiera pedir la renuncia protocolaria a todo su gabinete ministerial, en medio del pulso político que vive con los partidos de la U, Liberal y Conservador por el debate de la reforma a la salud. Mismas colectividades que de forma oficial el mandatario dejó por fuera de la coalición de gobierno.
Un escenario político algo incierto en el que son numerosas las preguntas de cara al futuro de las reformas clave del gobierno Petro y del gabinete presidencial que estaría ad portas de vivir su segundo remezón en menos de ocho meses. Esta vez, se prevé, como una reacomodación de fuerzas y roles, dejando por fuera a los partidos que terminaron haciendo oposición al proyecto de la ministra Carolina Corcho.
Todo esto se dio luego de la candente jornada de debate que se vivió en la Comisión Séptima del Congreso el pasado martes 25 de abril, en la que fue aprobada con 10 votos frente a 8 la ponencia del proyecto de ley presentada por el Gobierno. Acto que abre las puertas a la votación de su articulado, que como se sabe no incluyó la mayoría de los acuerdos alcanzados con los partidos de la U, Liberal y Conservador.
Un escenario en el que se ve cuestionado el verdadero poder de las cabezas de estos partidos, los cuales tenían como directriz no apoyar la ponencia del gobierno. Sobre todo el Liberal que, en cabeza de César Gaviria, incluso había amenazado con sanciones para los congresistas que decidieran votar en contra de lo que se había decidido. Petición que causó tensión y sumó al debate una presunta violación de los derechos políticos de los parlamentarios de dicha colectividad.
Hasta el momento, lo cierto es que la casa política que peor ve la cosa de puertas para adentro es precisamente el Liberal, ya que los demás partidos lograron mayor impacto sobre sus representantes en la Comisión Séptima y tras el revuelo, por ejemplo, el Partido de la U planea convocar de nuevo bancadas para decidir democráticamente su posición frente a lo sucedido. Por ahora la mesura se impone y es muy pronto para que alguien hable de pasar a ser oposición.
De hecho, la posibilidad de que esto pueda llegar a ocurrir sin generar más caos es bastante difusa, incluso si los jefes de partido lo desean, teniendo en cuenta rebeliones internas como la que se vive en la casa de César Gaviria, quien recibió una carta firmada por 18 de sus 33 representantes que manifestaban su rechazo a que se imponga una decisión sobre la autonomía de los congresistas.
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Puja interna que se hizo más visible en la votación de la ponencia, durante la que resaltó el voto a favor de la representante liberal María Eugenia Lopera, quien a pesar de la amenazas de consecuencias políticas (incluso frente a la Corte Suprema de Justicia) decidió irse del lado del gobierno y alegar que lo hacía “pensando en las personas que tienen que arrodillarse frente a un sistema (de salud) para que lo atiendan”.
Eso, sin mencionar a los congresistas de otros partidos que fueron claves para el triunfo de la ponencia del Gobierno, ya que al salir del recinto terminaron rompiendo el quórum e inclinando la balanza en contra de sus partidos: Camilo Ávila, de la U; así como los conservadores Gerardo Yepes y José Quevedo. Algunos de ellos firmantes de la ponencia inicialmente presentada a pesar de las posiciones de su partido, hecho que fue polémico un día antes de Semana Santa.
Revolcón ministerial: ¿Quién se iría?
La petición de renuncia protocolaria de Gustavo Petro a sus ministros, que muchos han calificado como algo sin precedentes (por lo menos temprano en el gobierno), es en realidad la continuación del pulso político entre el presidente y las cabezas de los partidos tradicionales: César Gaviria en los liberales, Dilian Francisca Toro desde la U y Efraín Cepeda en los conservadores.
Se dice que en esta arena, mientras el presidente Petro se juega la viabilidad de sus reformas y el poder frente a los partidos, estos a sus vez se juegan sus cabezas ya que, en caso de ser derrotados, significaría que tienen poca o nula incidencia en las decisiones reales de su partido. El verdadero meollo del asunto es que para aplicar la ley de bancadas tiene que haber un proceso democrático de las mismas; proceso que según los representantes liberales no hubo en ningún momento.
Más allá de eso, es claro que efectivamente el presidente Petro ha logrado su objetivo de demostrar poder. Siendo importante destacar que la petición de renuncia protocolaria no es algo nuevo en los gobiernos, al ser una figura usada para brindar a los mandatarios la posibilidad de reorganizar su equipo de trabajo en caso de quererlo. Lo raro es el corto tiempo que demoró Petro en solicitarlas, en plena puja con partidos que de hecho tienen participación en el actual gabinete.
Por ahora, aunque la petición le llegó absolutamente a todos los ministros, se prevé que salgan de sus puestos la Ministra de las TIC, Sandra Urrutia (proveniente del Partido de la U y cercana a Dilian Francisca Toro); el de Transporte, Guillermo Reyes (de los Conservadores); y la de Vivienda, Catalina Velazco (del Liberal). También se presume la salida de Iván Velásquez, ministro de Defensa y la reubicación de Alfonso Prada en esta cartera; así como se sabe que Mauricio Lizcano saldrá del DAPRE.
De igual manera, desde hace semanas se cocina la salida del canciller Álvaro Leyva, puesto para el que han sonado nombres como el del embajador de Colombia en Washington, Luis Gilberto Murillo. Aunque hay que decir que por ahora todos son rumores, muchos de los cuales podrían ser aclarados tras la reunión extraordinaria de ministros convocada por Petro para el mediodía de este 26 de abril.
No hay que olvidar también que esto fue solo el segundo paso, mucho más drástico, del pulso de Petro con los partidos, luego de la petición de renuncia que ya le había hecho a distintos viceministros liberales, conservadores y de la U, que precisamente hacían parte de las carteras de las TIC, Transporte y Vivienda. De esta manera, el Gobierno termina atravesando su segundo gran remezón en ocho meses, luego de haber decidido la salida de Alejandro Gaviria (MinEducación), María Isabel Urrutia (Deportes) y Patricia Ariza (Cultura) en febrero de 2023.
Así las cosas, surgen varias preguntas sobre el equipo que rodeará ahora al presidente, sobre el cual se presume podría estar conformado por gente de trayectoria en el petrismo. Por otro lado, con respecto a las grandes reformas como la pensional, la laboral o la propia de Salud, queda el interrogante de cuál será la estrategia del gobierno para seguir adelante sin el apoyo mayoritario de los partidos. ¿Apostará por el territorio conocido de las calles o por el ajedrez del Congreso? Todavía más importante: ¿Jugarán legítimamente o caerán en el lentejismo, como pronostica la oposición?