La apoteósica entrega de Lula a las autoridades brasileras esta semana fue digna de película. Las calles atestadas de gente que protestaba, echaba fuegos pirotécnicos y gritaba “Yo soy Lula”.
Impidieron su primer intento de entrega y para preservar la paz, y evitar la imagen de un mártir, la Policía Federal prefirió esperar que detenerlo por la fuerza. Sus frases, discurso, y apoyo en las calles pronostican una campaña electoral tras las rejas, muy digna del líder populista, que salió del poder en 2010, con 87 por ciento de favorabilidad, y llevó a la presidencia, a través de su partido, el PT, a Dilma Rousseff, su sucesora.
https://twitter.com/evoespueblo/status/982719025892425729
Pero Rousseff fue destituida en 2016 por la misma razón que ahora tiene a Lula en el Complejo médico penal de Pinhais para después vestir el overol naranja para estar detenido, como reza su sentencia, durante 12 años.
El PT perdió fuerza en Brasil pero, con el 35 por ciento, seguía ubicando al candidato detenido en el primer lugar de las encuestas.
https://twitter.com/NicolasMaduro/status/982779430236979201
Dicen los analistas que hace décadas no se veía a un hombre tan popular llevado a prisión. "No les perdono que hayan sembrado la idea de que soy corrupto. Ninguno de ellos duerme con la conciencia tranquila de la verdad y la honestidad que yo tengo", declaró Lula en su discurso. “Saldré de esta más fuerte, más verdadero y más inocente, porque voy a probar que ellos cometieron el crimen de perseguir a un hombre sin culpas".
https://twitter.com/teleSURtv/status/983047070398296065
Pero eso no es lo que piensa el juez Sergio Moro, quien se ha convertido en el héroe de la lucha contra la corrupción en Brasil y ha puesto tras las rejas a políticos y empresarios a través de la Operación Lava Jato (o autolavado, en español).
Sin embargo, Lula y Rousseff no están solos en esta horda de presidentes, expresidentes, políticos y empresarios permeados por el fantasma de la corrupción que ahora tiene nombre propio y se llama Odebrecht.
“La confesión del fin del mundo”, como bautizaron las declaraciones de 70 empleados de la multinacional, incluido su CEO, Marcelo Odebrecht, nieto del fundador, tiene a los gobiernos de casi toda América Latina con los pelos de punta.
https://twitter.com/edufeiok/status/983054879647256576
Hace no menos de un mes, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski renunció a su cargo debido al escándalo suscitado por vínculos con la constructora brasilera que pagó millones de dólares en sobornos para ganar contratos.
En Perú están presos los expresidentes Ollanta Humala, y su esposa, Nadine Heredia; el exmandatario, Alejandro Toledo que tiene orden de captura pero está prófugo de la justicia en Estados Unidos; el ex presidente Alan García y la candidata Keiko Fujimori también están siendo investigados.
https://twitter.com/robertodeniz/status/982370157808029697
En Ecuador los tentáculos llegaron hasta el vicepresidente Jorge Glass y al presidente de la Corte Constitucional, Lenin Moreno. Hay ocho funcionarios detenidos.
https://twitter.com/PatricioMery/status/983053906291953664
Ricardo Martinelli, ex presidente de Panamá, fue arrestado el 12 de julio del año pasado en La Florida por la denuncia de la embajadora de Estados Unidos Barbara Stephenson, en un cable filtrado por Wikileaks.
Martinelli se encuentra bajo arresto en una cárcel de Miami, a la espera de su extradición.
https://twitter.com/deobaldia/status/982927673331781633
Según algunos medios, Nicolás Maduro habría recibido 35 millones de dólares para su campaña en 2013. El diario Estadao de Brasil publicó que el presidente venezolano comenzó a liberar los pagos extraordinarios para las obras de Odebrecht menos de un mes después de ser elegido en abril. De acuerdo con informaciones recabadas por la Asamblea Nacional venezolana, la compañía brasilera tiene 22.000 millones de dólares en obras en Venezuela.
https://twitter.com/coronilhartmann/status/982765705790676992
En Colombia es bien conocido el caso de Otto Bula, preso por haber recibido 4.6 millones de dólares en sobornos de Odebrecht que salpicaron la campaña del presidente Juan Manuel Santos en 2014.
Aunque no se han presentado pruebas documentales, Roberto Prieto, jefe de campaña, confirmó la entrada de dos millones de dólares para afiches de promoción.
https://twitter.com/jcpastrana/status/982215569876267008
Lo cierto, es que cada vez que cae un nuevo funcionario por este escándalo que llega a Angola y nació en Brasil, se prenden las alarmas de un flagelo que es viejo, pero ahora está en la mira de todo el mundo.
No será Odebrecht, pero por eso mismo cayó el francés Nicolás Sarkozy, a quien se le imputa por haber recibido dinero libio en la financiación de su campaña electoral.
Por eso en Colombia, en la actual contienda, cada vez que se toca el tema se caldean los ánimos y todos se echan puyas de asuntos pasados. Ojalá hubiera un Sergio Moro, y ojalá que no se filtre un nuevo fantasma del que tengamos que lamentarnos en unos años.
Y habrá que ver si Lula, desde la prisión, logra presidenciarse, o presidenciar al que él elija.
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Corrupción: el flagelo del fin del mundo
Dom, 08/04/2018 - 14:28
La apoteósica entrega de Lula a las autoridades brasileras esta semana fue digna de película. Las calles atestadas de gente que protestaba, echaba fuegos pirotécnicos y gritaba “Yo soy Lula”.