Con la dulzura propia de las mujeres antioqueñas pero con el temple heredado de su padre, el empresario, periodista y político, Guillermo Gaviria Echeverri; la senadora liberal, Sofía Gaviria Correa se ha convertido en una de las congresistas más sobresalientes en su lucha diaria porque el Estado ponga sus ojos sobre aquellos a los que el abandono y la desnutrición les sigue arrebatando vidas.
Es muy atractiva y por eso ha tenido que lidiar con el machismo que rodea la política de nuestro país. Sólo 22 de las 102 curules que hay en el Senado de la República están ocupadas por mujeres. “Hay muchas formas de expresión del machismo. La más sutil de todas es la inclinación clara a que crean que te van a seducir, piensan que fácilmente una mujer es vulnerable con piropos o con un tratamiento ‘especial’. También se da la negación de los viejos varones electorales que llevan años en el ejercicio y marginan a las mujeres, y si son jóvenes más”, afirma la senadora.
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Más allá de que sea un tema coyuntural en Colombia, para la congresista paisa la afectación que ha causado el conflicto armado en la población civil ha motivado su trabajo en los últimos años. “Vi una deficiencia en la representación de las víctimas y en particular las de las FARC, con respecto al proceso de paz. Se ha dicho mucho que el proceso ha tenido en el centro a las víctimas y no ha sido así”, señala.
Tras lograr reunir unas 1.500 víctimas de distintas regiones en una jornada impulsada por varios congresistas, nació la Federación de Víctimas de las Farc de la que Sofía Gaviria hace parte activa.
“Pedimos la construcción de la paz a través de los cuatro postulados de verdad, justicia, reparación y no repetición, que no se han cumplido. Estamos comprometidos con la paz, pero con una paz que sea de verdad y no otra ilusión”, explica la senadora liberal.
Y es que ante sus ojos ocurrieron varios episodios que han marcado no solo a su familia sino la historia de Colombia. Su madre, Adela Correa Uribe, fue víctima de secuestro extorsivo de parte de miembros del desmovilizado EPL en 1.986. “Hasta ese momento tuve una niñez maravillosa, había mucho dolor por el deterioro del orden público. De mi adolescencia, los recuerdos son que cada día secuestraban o mataban a alguien, quemaron la finca, ponían bombas. A mi mejor amiga la asesinaron a los 13 años por robarle el carro a un amigo”, afirma.
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La senadora cuenta su historia como si con cada palabra repasara las impactantes escenas que dieron finalmente con el secuestro de su hermano Guillermo, en el 2001, quien para aquel entonces era el gobernador de Antioquia y lideraba una marcha por la paz. Las Farc lo asesinó en el 2003.
Siendo una mujer tan fuerte, Sofía Gaviria parece temerle a pocas cosas, entre ellas a las montañas: “Soy más bien enemiga de ellas. Me quedó la sensación y el miedo de que ya venía la guerrilla por la montaña. Por eso no me gustan”.
Estuvo en Sarajevo, justo después de las Guerras Yugoslavas, trabajando como voluntaria en la ONG Samaritan Purse. También viajó a Ruanda y Burundi donde hizo trabajos de voluntaria con la Cruz Roja y Medecins Sans Frontieres; por eso, el espectro de la senadora antioqueña es mucho más amplio que el de otros congresistas a la hora de hablar de la crudeza del conflicto armado que ha azotado a Colombia en más de 50 años.
“Cada conflicto es muy particular, pero lo que nos diferencia con otros países es que los colombianos compatibilizamos el máximo de frivolidad con el máximo de drama. Tantos años con actores violentos han hecho que los colombianos compensemos lo que vemos de horror en los noticieros con comportamientos frívolos. Pasamos de una masacre a hablar del cuerpo de las concursantes de un reinado o de otras situaciones que sean superficiales que nos pasan por encima de la piel, porque la piel la tenemos quemada con las otras noticias”, señala.
Las intervenciones de Sofia Gaviria durante los debates del Senado vienen cargadas de la fuerza que le imprime a una batalla que parece interminable. Ha denunciado en distintos escenarios cómo la ausencia del Estado es casi cómplice del fallecimiento de cientos de niños en regiones deprimidas de Colombia.
“Este es un país de contrastes inaceptables y la pobreza que se ve en Ruanda que es el país más pobre del mundo lo he visto en otros sitios de La Guajira y el Chocó”, dice la congresista que hace poco dio conocer la muerte de 51 niños en Bojayá, Chocó, por inanición.
Estos hechos motivaron que presentara nuevamente ante la secretaría general de la Cámara de Representantes, el proyecto de ley de Seguridad Alimentaria que se hundió por falta de tiempo la legislatura pasada.
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La senadora Sofia Gaviria asegura que no defiende personas ni grupos, sino ideas; por eso, a pesar de que su partido hace parte de la denominada ‘Unidad Nacional’ que respalda en la mayoría de las ocasiones al Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, ella considera que es mejor responder positivamente a la ilusión que tienen los colombianos sobre un Congreso independiente. “La independencia nos da seguridad, fortaleza y una ruta clara para saber qué estas defendiendo. Me casé con esas ideas cuando me presenté para que me eligieran y continuaré defendiéndolas.”
Sofía Gaviria: "Lo que se ve en Ruanda no es distinto a lo que vive el Chocó"
Mar, 23/08/2016 - 04:29
Con la dulzura propia de las mujeres antioqueñas pero con el temple heredado de su padre, el empresario, periodista y político, Guillermo Gaviria Echeverri; la senadora liberal, Sofía Gaviria Corre