Sobre el final de la mañana de este jueves,
el expresidente Juan Manuel Santos (Nobel de Paz 2016), llegó al recinto en el que los nueve magistrados de la Corte Constitucional escucharon voces, políticos, instituciones y dignatarios a favor y en contra del retorno al glifosato como estrategia para combatir los cultivos ilícitos.
A su sucesor en el máximo cargo del país, Iván Duque, lo escucharon sobre las 8:30 am, solicitando modificar la sentencia T-236 de 2017, en el sentido de, como argumentó, "dotar al Estado de más herramientas para combatir el narcotráfico".
No obstante, Santos replicó centrándose en la vida y la dignidad de los campesinos colombianos. "El único camino para obtener resultados permanentes es ofrecerles a los campesinos cocaleros alternativas viables, no envenenarlos, ni meterlos a la cárcel", explicó.
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Ahí está la solución: darle a campesinos cocaleros alternativas viables, no envenenarlos o encarcelarlos. Por eso resulta paradójico que Estados Unidos reclame por el aumento de cultivos pero no financie ese tipo de programas integrales", agregó el mandatario ante la mirada atenta de togados, medios de comunicación y políticos.
Una guerra fallida
Esto es, Santos argumentó que el meollo del asunto es que los habitantes de las zonas afectadas por los cultivos ilícitos no tienen alternativas a la siembra de coca, si bien no son los verdaderos narcos, y todo por la escasa presencia estatal y la falta de oportunidades económicas legales.
"El único camino para lograr soluciones permanentes es ofrecerle a los campesinos alternativas para que dejen de sembrar coca. Ese camino quedó abierto con la firma de los Acuerdos de Paz con las Farc", dijo. Frente a ello, es claro para él que el glifosato no es, en mucho, una solución real al problema.
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Se dice que el aumento de los cultivos ilícitos se debe al fin de la aspersión. No es cierto. Se debe a una suma de factores como la falta de oportunidades. Entre ellos está el estímulo perverso que supuso el anuncio de que habría un incentivo económico a la sustitución de cultivos", dijo, no sin hacer un mea culpa ante los colombianos.
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FOTO: Daniel Eduardo Rojas Sánchez[/caption]
Siguiendo esa línea, aseguró que entre 2006 y 2007, cuando fungía como ministro de Defensa, el uso de glifosato para aspersión fue generalizado e incremental pero, aún así, los cultivos ilícitos aumentaron.
"En Colombia se ha ensayado todo para combatir el flagelo del narcotráfico. Personalmente, como ministro de Defensa supervisé el tema de la aspersión aérea, que aumentó durante mi gestión. Pero en esos dos años la producción se incrementó",afirmó.
"A pesar de todos los esfuerzos del Estado, el narcotráfico ha seguido financiando el conflicto y abasteciendo los mercados mundiales. Eso se compara con el esfuerzo de montar en una bicicleta estática, no se avanza nada.
Una guerra que no se ha podido ganar en medio siglo es una guerra fracasada o, por lo menos, destinada al fracaso. Mientras haya consumo y prohibición, habrá mafias que se lucren de las rentas ilícitas", sentenció.
Colombia no es culpable del narco
Fue contundente en su mensaje a la política exterior estadounidense respecto al tema, dado que argumentó a los colombianos que el país no es el culpable de este nefasto negocio y, lejos de la oferta, el factor determinante del poder corruptor del narcotráfico está en su inmensa demanda.
"Hay que recordar siempre, por aquello de las responsabilidades, que hay producción porque hay consumo. Es necesario educar y prevenir, más que reprimir. La guerra debe ser contra las drogas, no contra la gente", señaló.
"Entretanto,
son nuestros soldados y policías los que más se han sacrificado en esta guerra contra las drogas, los que han puesto el mayor número de muertos", recordó.
"Esta es una guerra de contención, no de absolutos.
Pretender un país libre de drogas suena muy bonito, pero es irreal. Y se debe recordar siempre que hay producción porque hay consumo y que Colombia no es responsable por la crisis de los opioides", concluyó.
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Santos saludó a los líderes sociales chocoanos que asistieron a dar argumentos contra el glifosato, entre ellos al personero de Nóvita, Járrison Gómez. FOTO: Daniel Rojas Sánchez[/caption]
Hay jurisprudencia sobre el veneno
Por último, celebró que ya el máximo tribunal del país, mismo al que ahora acude el gobierno para que modifique sus decisiones, ya haya hecho jurisprudencia sobre este delicado tema, y esta haya ido en contra del glifosato.
"Finalmente un fallo de esta Corte Constitucional, nos decía que si había evidencia de efectos nocivos, su aspersión aérea debía suspenderse. Dichas evidencias no tardaron en aparecer", recalcó.
Y no se fue sin darle un apelativo al glifosato, sencillamente en su opinión, un veneno. "La concentración de glifosato requerida para matar la hoja de coca, que puede ser 10 veces más alta que la que se usa normalmente, es veneno", finalizó.