La muerte del disidente de las Farc Walter Arízala, más conocido conocido como 'Guacho' fue anunciada por el gobierno nacional como una gran victoria frente a los grupos armados ilegales y una muestra de la “mano dura” del Estado contra los excombatientes de las Farc que no se adhieran al Acuerdo de Paz.
Sin embargo, informes de organizaciones no gubernamentales dan cuenta de un escenario de violencia mucho más intrincado que cambia poco con la muerte del disidente. Pocos días después de la muerte de Guacho se conoció el nombre de su posible sucesor en la cadena de mando: Carlos Arturo Landázuri Cortés, alias Comandante Gringo, un joven de 24 años que es jefe de un grupo de la estructura ilegal.
El contexto de la violencia en Colombia está integrado por grupos narcoparamilitares, la guerrilla del ELN, residuos de la exguerrilla de las Farc y hasta carteles internacionales de droga que se enfrentan por diferentes territorios geoestratégicos para el contrabando, los cultivos de drogas ilícitas y el narcotráfico.Un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) indica que unas 7750 personas estarían vinculadas a grupos armados ilegales en Colombia. [single-related post_id="1004862"] El documento titulado “Conflictos armados focalizados”, publicado a mediados de diciembre de 2018, especifica que los grupos narcoparamilitares estarían integrados por unas 3.000 personas; las disidencias de las Farc tendrían 2.500 miembros; la guerrilla del ELN, cuyo proceso de paz fue suspendido por el presidente Iván Duque, contaría con 2.000 reclutas; y el EPL, también conocido como “Los Pelusos”, tendría unos 250 integrantes. De los 2.500 miembros de los grupos disidentes de la otrora guerrilla de las Farc, se estima que 300 no realizaron el proceso de desarme, 900 iniciaron el proceso de reintegración a la vida civil pero lo abandonaron y 1.300 serían nuevos reclutamientos. Indepaz aclara que las cifras son estimaciones y están sujetas a altos niveles de subjetividad, pero se pueden tomar como una guía para vislumbrar la magnitud y complejidad de la violencia en Colombia. Al escenario de violencia se suma un nuevo factor: organizaciones que solían profesar fuertes creencias políticas y alineaciones ideológicas se han empezado a alejar de éstas creando grupos armados más violentos e impredecibles. "Los grupos armados se transforman", indica el estudio. “Están comandados por mandos medios y jóvenes que en su mayoría no actúan bajo alguna convicción política o un ideal, condición que ha agudizado las formas de violencia en los territorios”, explica. [single-related post_id="860792"] El documento de 77 páginas da cuenta de operaciones de pequeños grupos de armados, entre cinco y quince personas, y la “tercerización de las acciones criminales” bajo la subcontratación de oficinas de cobro o combos delincuenciales. Otro factor a considerar es la influencia de carteles internacionales en Colombia. InSight Crime, un centro de investigación sobre crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, señaló que el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) estarían respaldando a organizaciones narcotraficantes en el país.
“Los mexicanos están además supervisando la producción de cocaína en laboratorios clandestinos en Colombia para verificar su calidad”, añadió el centro en un análisis sobre la mutación de las organizaciones narcotraficantes.