Hoy se celebra el Día del Periodista en Colombia, la profesión que García Márquez definió como el mejor oficio del mundo. Quizá lo sea, pero ejercerlo no es tan fácil. Esa es la conclusión que dejan dos informes sobre la situación de los periodistas en el país, señalan que es el Estado el principal opresor de la prensa nacional.
Con motivo de la festividad, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y la Federación Colombiana de Periodistas (FECOLPER) presentaron los resultados de la evaluación del ejercicio del periodismo durante el año 2017. Allí se presenta que la mayor cantidad de agresiones fueron atribuidas a empleados públicos.
"Hoy, quien está al acecho del periodismo libre son los políticos, el presidente, el congresista, el juez, el alcalde, la personera, los diputados, el concejal", señala la FLIP, que denuncia a los funcionarios públicos de querer amedrentar sus críticos. "Entre 2015 y 2017 los empleados públicos y los particulares fueron los principales agresores", dice la FLIP, que agrega que el 47% de los ataques señalan a los mencionados como los autores.
La FLIP y FECOLPER difieren en la cifra de ataques, mientras la primera encontró 310 la segunda arrojó una cifra mayor de 326, un incremento del 43% respecto a 2016. La Federación de Periodistas dijo que entre el Estado y la Fuerza Pública cometieron 83 agresiones; es decir, el 25% de los casos registrados. El tipo de ataque que más cometen los funcionarios es el desprestigio hacia los comunicadores, 76% de los casos.
Pero las agresiones que ejercen los funcionarios desde sus posiciones de poder no son siempre directas. La FLIP señala que la Corte Constitucional tomó decisiones problemáticas para la prensa durante el año pasado.
Entre esas acciones está que Google debía responder por lo que apareciera publicado de forma anónima en sus buscadores. Así que la seguridad que implicaba el anonimato en redes recibió un duro golpe. Otra es que la persona puede apelar a una publicación cuando quiera, antes debía hacerlo sin que pasara mucho tiempo. La última -y que preocupa, no puntualmente a la prensa, pero sí a la libertad de expresión- es la decisión que trata las publicaciones de Facebook o Twitter como medios de comunicación y el hecho de que se deben rectificar las fuentes. Además, la Corte prohibió las denuncias publicadas en redes sociales que no sean de interés general.
Ese panorama es el que exponen los resultados de las fundaciones periodísticas; no se evidencia un buen panorama. Mientras el peligro lo representaban, en años pasados, los grupos armados; ahora es el Estado a través del Legislativo y los pronunciamientos públicos los que representan uno de los mayores peligros a la libertad de prensa.
De igual forma preocupa la situación de las regiones que no cuentan con medios de comunicación propios o que puedan ejercer su labor en los municipios. Según las cifras de la FLIP, la cantidad de población que no tiene acceso a medios suficientes son Caquetá: 44%, Nariño: 37%, Cauca: 40%, Sucre 33%, Vichada: 78% y Antioquia: 31%.
Uno de los casos más alarmantes fue el de la periodista Efigenia Vásquez de la emisora del Cauca Renacer Kokonuko. Ella trabajaba para las comunidades indígenas y, al parecer, fue asesinada por miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) durante una protesta por reclamación de tierras en octubre. De los 33 ataques llevados a cabo por la Fuerza Pública, el ESMAD es el que más ha cometido. La emisora Renacer Kokonuko ya había sido amedrentada por miembros del ESMAD en junio, antes del asesinato de la periodista Vásquez.
Las principales acciones más recurrentes, según FELCOPER, son amenazas (30,4%), agresiones físicas (10,7%) y obstrucciones al trabajo periodístico (9%). La FLIP hizo un llamado a los candidatos presidenciales y a Congreso para que entre sus propuestas se establezcan soluciones para mejorar el panorama de la libertad de prensa.
Funcionarios, mayores agresores de la prensa
Vie, 09/02/2018 - 07:29
Hoy se celebra el Día del Periodista en Colombia, la profesión que García Márquez definió como el mejor oficio del mundo. Quizá lo sea, pero ejercerlo no es tan fácil. Esa es la conclusión que