El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, tildó de “violencia criminal” los disturbios y saqueos que convirtieron a Países Bajos en un escenario de batalla campal entre policías y jóvenes amotinados contra el toque de queda, la primera restricción a la movilidad que se aplica contra la pandemia desde marzo y que llega a unas semanas de las elecciones legislativas.
Son grupos integrados por algunos cientos de jóvenes, pero que se repartieron a lo largo y ancho de Países Bajos, convocando protestas en redes sociales contra el toque de queda, vigente desde el sábado entre las 21:00 (hora local) y las 4:30.
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Aunque en la práctica no afecta a la rutina social de un país donde se cena temprano y en el que toda la actividad no esencial está cerrada, Rutte, primer ministro en funciones, no se había atrevido hasta ahora a restringir la movilidad sacando policías a la calle, y apostó siempre por apelar al sentido de la responsabilidad y "madurez social" de los ciudadanos, que haría que se confinaran por voluntad propia.
Sin embargo, este lunes el país amaneció con calles llenas de cristales rotos, comercios saqueados y un hospital apedreado por los manifestantes, que incendiaron un centro de prueba PCR, quemaron coches y contenedores; lanzaron piedras y fuegos artificiales a los agentes, destrozaron bicicletas, e interrumpieron el tráfico de vehículos y tranvías.
La Policía reaccionó para dispersar las protestas utilizando cañones de agua, caballos, perros, gases lacrimógenos y porras. Al menos 190 personas, entre ellas siete menores de edad, fueron detenidas en la capital neerlandesa Ámsterdam por protestar contra el confinamiento decretado por el Gobierno por el coronavirus, informó la Policía.
"Ciento noventa detenciones tras las movilizaciones en la Plaza del Museo", indicó la institución en su cuenta de Twitter.
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El director del sindicato de la Policía neerlandesa, Koen Simmers, teme que lo ocurrido solo sea un “presagio” de lo que vendrá si continúan en vigor las restricciones vigentes desde mediados de diciembre y cree que el malestar social podrá durar “días o semanas”.
Por su parte, Rutte condenó este lunes lo ocurrido como “inadmisible” y “violencia criminal”, y subrayó que “cualquier persona normal solo puede ver con horror” esos disturbios, preguntándose “qué se le podría estar pasando por la cabeza” a los alborotadores.
“Estamos luchando contra el virus para recuperar nuestra libertad. El toque de queda sigue siendo necesario. No estamos aplicando estas medidas por diversión. Es el virus el que nos quita la libertad”, enfatizó, advirtiendo de que el confinamiento seguirá vigente al menos hasta el 9 de febrero.
Todavía no hay un balance oficial de detenidos, pero Países Bajos no ha visto una violencia similar en espacios públicos en 40 años, desde los enfrentamientos entre la policía y los okupas en los ochenta. “En Eindhoven, la situación se fue tanto de las manos que los alborotadores han atacado con cuchillos”, añadió Simmers.
Los Países Bajos extendieron el 12 de enero las restricciones de bloqueo hasta el 10 de febrero debido a una nueva variante del virus más contagiosa y quizás más mortal. Las restricciones se endurecieron aún más el 23 de enero con la aplicación de un toque de queda nocturno en todo el país (entre las 9 pm y las 4.30 am hora local), una novedad que no ocurría desde la Segunda Guerra Mundial.
Se aconseja a las personas que se queden en casa y salgan solo a comprar lo esencial, para obtener atención médica para ir al trabajo o la escuela si no es posible trabajar o aprender de forma remota.
EFE