La rutina de belleza es algo que todas las personas deberían implementar en su día a día, sin importar la edad, el sexo, la raza, o cualquier otro aspecto. Esto con el objetivo de mantener la piel del rostro lo mejor cuidada posible y obtener un aspecto reluciente. Es importante tener un orden de cosméticos a usar, por ejemplo, el primer paso siempre debe ser lavar la cara pero aquí hay un detalle importante para prestar atención, la temperatura del agua.
Así como es importante lavar el pelo con cierta temperatura, tibia durante el proceso y fría para enjuagar, es necesario tener presente esta cuestión a la hora de limpiar el rostro. Principalmente, recuerde que es necesario lavar esta parte de su cuerpo en la mañana y en la noche antes de irse a la cama.
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La piel no responde de la misma manera ante el agua caliente, tibia o fría, y naturalmente, hay niveles que se deben evitar por el bienestar de su cara. Un consejo es que la temperatura es un tema que concierne sin importar la estación del año o el clima que suele presentarse en la ciudad que reside, por ejemplo, si vive en tierra fría no se debe lavar siempre la cara con agua caliente.
Marta Barrero, farmacéutica experta en dermocosmética, dijo a Vogue España: "la temperatura del agua, que puede parecer algo superfluo, no lo es en absoluto, puesto que influye directamente en el aspecto de nuestra piel".
La especialista recomienda, "lo ideal es lavarse el rostro con agua tibia tirando a fresquita pero, sobre todo, debemos evitar hacerlo con agua caliente. Si nos resulta demasiado 'radical' el agua fría, podemos empezar con agua tibia e ir reduciendo poco a poco los grados (como también se recomienda hacer en la ducha), ya que los contrastes de temperatura nos ayudan a relajar la musculatura del rostro y a estimular la circulación".
Según lo que dice Barrero, no se aconseja poner la cara directamente al chorro de la ducha con agua caliente, esto irrita la piel y la reseca, la piel del rostro no es igual a la del resto de su cuerpo.
Si bien no se recomienda el agua caliente, puede intentar cierta temperatura alta (no en extremo) cuando se trata de remover el maquillaje, "El agua calentita es lo ideal cuando nos desmaquillamos, ya que el agua fría endurece el maquillaje, dificultando su eliminación", explica la farmacéutica.
El agua caliente solo se debe usar cuando se necesita hacer una limpieza especial y profunda, "Podemos utilizar agua a mayor temperatura en determinados momentos, por ejemplo, si buscamos dilatar los poros obstruidos, para eliminar comedones y puntos negros (como hacemos en cabina) o antes de eliminar el vello facial, ya que abre el folículo y facilita la extracción de los pelitos".
Este consejo se puede aplicar también al poner una toalla húmeda y caliente sobre el rostro. Es decir, el agua caliente es solo para una ocasión puntual, ya que "deshidrata y elimina los aceites naturales que protegen nuestra piel, lo que causa sequedad y una mayor producción de sebo, además de favorecer la aparición de rojeces, irritaciones y eccemas".
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Por su lado, el agua fría tiene varios beneficios, aunque para la limpieza diaria es buena una temperatura tibia, lo que se aconseja es empezar con tibia y luego fría, "Nos ayuda a estimular la circulación y el metabolismo, a eliminar mejor las toxinas a través de los capilares, ayudando a prevenir acné y otros problemas de piel, a tonificar el rostro con un efecto reafirmante, a reducir la hinchazón del contorno de ojos y disminuir la inflamación general", menciona Barrero.
La especialista también habló sobre lo bueno de alternar temperaturas, "humedecer ligeramente la cara con agua tibia para aplicar el limpiador y trabajarlo para que penetre mejor. Después, habría que realizar el último aclarado con agua fría, pero no antes, para evitar que los poros se cierren antes de que la piel esté completamente limpia".
La temperatura del agua indicada para lavar el rostro
Lun, 18/11/2019 - 10:25
La rutina de belleza es algo que todas las personas deberían implementar en su día a día, sin importar la edad, el sexo, la raza, o cualquier otro aspecto. Esto con el objetivo de mantener la piel