Históricamente siempre se ha mostrado que los perros y los gatos no se llevan muy bien, por alguna razón que todavía no está muy clara. Pero el problema es cuando usted es una persona que no es exclusivamente dada solamente a una especie animal, sino que ama tener la compañía tanto de un perro como de un gato, lo que se puede convertir en una fantasía dado el comportamiento de ambos.
KienyKe.com conversó con el etólogo Juan Camilo González, que dice, “lo primero que uno debe tener en cuenta es ver qué tan sociable es el perro y qué tan sociable es el gato. Si son animales muy tranquilos, que han tenido trato previamente con animales de otra especie y han sido experiencias positivas, seguramente las cosas saldrán bien”.
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Aparte de la personalidad otro elemento a tener en cuenta es, según González, la edad, entre más cachorros es más fácil lograr la integración, porque toleran de mejor manera la presencia de otro animal.
En dado caso que usted no cuente con ninguno de los panoramas anteriores, se debe seguir el siguiente protocolo. “Lo primero que hay que hacer es que si llega el gato a la casa, ponerlo en un cuarto aparte, ahí le vas a poner su caja de arena, su comida, su agua, sus rascaderos, su zona para descansar, y esperar a que se adapte. Esto va a tardar varios días, cuando ya esté adaptado se debe buscar la forma de que se encuentren (el perro y el gato) para que se huelan o se reconozcan, entrando el perro al cuarto de gato o de forma contraria, o ponerles las cobijas o demás cosas del otro animal” dice el especialista.
Hay una segunda fase que es el contacto visual entre el gato y el perro, puede ser con ayuda de ventanas o de poner una malla en la entrada del cuarto del minino para que se observen desde lo lejos. Según el etólogo, existe una tercera fase, en la que se genera un contacto físico, algo más directo, es decir, que estén en el mismo cuarto, que el felino esté en un lugar alto, que son lugares de refugio para ellos en caso de que el can se asuste o empiece a perseguirlo.
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Lo que se debe tener en este tipo de situaciones es paciencia, porque esto no es una tarea fácil, después de haber llevado a cabo este protocolo de introducción, lo natural es empezar a integrar ambos animales en las vidas cotidianas del otro, poco a poco, empezarán a acostumbrarse y podrá tener dos mascotas que no solo se toleren sino que hasta puedan comenzar a jugar juntas.
