El embarazo psicológico o también llamado pseudogestación es un fenómeno bastante común en las perras. Sucede habitualmente luego de que la hembra hubiera tenido el celo, e igual que en los seres humanos, estos animales adoptan actitudes similares a la de la gestación real.
Los veterinarios lo explican como una reducción de la progesterona (Hormona responsable de la gestación) que el cuerpo interpreta como si se hubiera tenido un parto, haciendo que la prolactina (Hormona que produce la leche y la hinchazón de las glándulas mamarias), altere el organismo de la mascota.
- Lea también: Solovino, el perro que es viral por ayudar tortugas bebés para que lleguen al mar
- Además: Todo lo que debe saber sobre el microchip para mascotas
- Le puede interesar: El gato “boxeador” que es viral en redes sociales
No obstante, algunos estudios al respecto aseguran que el embarazo psicológico en perras no solo se da luego de que han tenido el celo. Se sospecha que, por distintos factores, una hembra puede tener un aumento de la prolactina que la haga pensar que está en gestación.
Otra hipótesis habla de que esta condición puede funcionar como un mecanismo de supervivencia que han logrado desarrollar dentro de su especie, para poder amamantar a cachorros que hayan perdido a su madre biológica.
La perra puede presentar diferentes síntomas físicos como, por ejemplo, inflamación del abdomen, aumento del tamaño de las mamás y producción de leche.
Además, también suelen tener sintomatología en la parte psicológica, es decir, mantienen comportamientos y actitudes propias de una madre. Entre ellos se encuentran, la preparación de un nido, sensibilidad, nerviosismo, tratan objetos como si fueran cachorros, quejidos, entre otros.
Estos síntomas no suelen presentarse todos a la vez, sin embargo, si se llega a notar varios de estos, es recomendable llevar al animal al veterinario.
Por otro lado, dependiendo del caso específico de cada perra que sufra de un embarazo psicológico, puede necesitar o no, un tratamiento que la ayude a volver a la normalidad.
Si no presenta comportamientos tan graves, basta con apoyar a la hembra desde casa, con rutinas distractoras. Se puede retirar los juguetes que utiliza o que esconde en su espacio y también es aconsejable sacarla a pasear seguido. Además, es importante evitar que se lama las ubres para que no estimule la producción de leche.
En caso contrario de que tenga actitudes intensas como la agresividad, es necesario ponerla en un tratamiento médico, que se basa en aplicar medicamentos que reduzcan la producción de prolactina.
El embarazo psicológico en esta especie se puede prevenir. La castración es el método más efectivo para que una perra no viva esta situación, sin embargo, el procedimiento debe realizarse cuando el animal no esté en celo y no tenga o haya superado todos los síntomas de un embarazo psicólogo.
De igual manera, es fundamental saber que, ante cualquier comportamiento o búsqueda de solución para este trastorno, la consulta a un profesional veterinario dará un diagnóstico certero al caso específico de cada perra, que puede también sufrir de otras patologías diferentes