El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable que, al igual que los humanos, pueden experimentar los perros, llegando a sufrir un dolor agudo, que se presenta en forma repentina e intensa; o crónico, que se manifiesta de forma progresiva.
Algunas veces puede ser difícil determinar si nuestras mascotas están experimentando algún dolor como lo puede ser un dolor de muela, de cabeza, de articulaciones, de abdomen, entre otros. Es por esto que se debe estar atentos a cambios sutiles en su comportamiento.
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Carlos Cifuentes, médico veterinario y vocero de Pet Food Institute, recomienda estar alerta a los signos más comunes que puede presentar un perro con dolor:
- Se tornan agresivos o irritables.
- Disminuye su apetito o dejan de comer completamente.
- Se levantan con dificultad después de estar acostados o sentados.
- Tiemblan y sus pupilas pueden estar dilatadas.
- Se les dificulta orinar o defecar.
- Dejan de acicalarse, (esto evidentemente también aplica a los gatos).
- Gritan al realizar algún movimiento o cuando reciben caricias.
- Evitan el movimiento.
- Se esconden y se mantienen alejados.
- Se lamen o muerden la zona de dolor.
- Cambian su expresión facial.
Asimismo, hace énfasis en que el manejo del dolor puede ser multimodal, con opciones que pueden ser desde antiinflamatorios y analgésicos por vía oral o inyectables, hasta anestésicos locales, sistémicos, homeopatía, homeopatía inyectable, acupuntura, fitoterapia, fisioterapia, reiki, yoga, entre muchos otros.
Sin embargo, no es recomendable automedicar a nuestras mascotas ya que existen muchos medicamentos tóxicos que pueden generarles insuficiencia renal, hepática, ulceras gástricas e inclusive la muerte.
También existen alimentos concentrados que pueden ser parte del tratamiento para enfermedades que les generan dolor como la artrosis, la obesidad, enfermedad periodontal, gastritis y muchas otras.
Consulte siempre al médico veterinario sobre el tipo de tratamiento o alimento ideal para tratar a perros o gatos con dolor de acuerdo con su examen clínico y diagnóstico, y no olvide estar atento a los primeros signos de alerta.