Deportistas: Colombia no los merece

Mié, 10/08/2016 - 15:19
Dicen que el deporte autóctono colombiano es el tejo, el turmequé. ¡Falso! El deporte autóctono del colombiano es 'dar palo', 'rajar' y viralizar la estupidez. En eso, el colombiano promedio se ga
Dicen que el deporte autóctono colombiano es el tejo, el turmequé. ¡Falso! El deporte autóctono del colombiano es 'dar palo', 'rajar' y viralizar la estupidez. En eso, el colombiano promedio se gana la medalla de oro. Acomodados, así somos los nacidos en el país del sagrado corazón, y lo que ha pasado en los Juegos Olímpicos de Río, aunque no revela nada nuevo, sí demuestra lo desagradecida que puede ser la raza de una nación privilegiada geográficamente, pero ignorada por Tot, el dios de la sabiduría. Lea también: Fútbol: ¿Por qué ellas ganan centavos y ellos millones? Esos deportistas que están Rio, dizque representando a Colombia, no se imaginan lo que la gente vomita en redes sociales mientras ellos se balancean sobre las barras, tratan de derribar a un rival, intentan hacer un gol o levantar más de 100 kilogramos de peso, y no se lo imaginan porque están concentrados, una facultad de la que adolece el tuitero que desde su confort trina veneno puro. Hasta hace unas horas, pocos recordaban quién era Josimar Calvo, pero cuando el atleta cucuteño se volvió tendencia en Twitter y en radio hablaban que podía ganarse una medalla de oro, todos se volvieron expertos en gimnasia. Lo aplaudieron, lo animaron, lo adularon. Algo que por supuesto se merece. La medalla de oro no llegó, ni la de plata, ni la de bronce. Pero esos mismos que lo alentaron durante horas, empezaron a destruirlo cuando se enteraron que Calvo había quedado décimo en la competencia múltiple de la gimnasia artística. Vergüenza, vergüenza ajena y rabia producen los comentarios destructivos. Lo propio pasó con Jorge Luis Pinto, el técnico de la selección de fútbol de Honduras, de Colombia salió por la puerta de atrás. Echado a las patadas por una sociedad perversa, un periodismo venenoso y una dirigencia deportiva torpe, pero hoy, una vez más, demostró de lo que es capaz: Eliminó Argentina y clasificó a la modesta selección centro americana a los cuartos de final de las justas en Río 2016. Teo Y si de fútbol se trata, algo similar pasó con la Selección Colombia. Un sector del periodismo mete una presionó innecesaria, le cuelga al equipo un cartel de favoritismo que ... ni para qué. La Selección empata los dos primeros partidos, primero ante Suecia y después ante Japón. Los comentarios, los mismos en casi todo lado: Que es un equipo flojo, que la Selección Colombia se usa para promocionar jugadores, que no hubo preparación, que hay problemas internos. Cuentos, chismes, mentiras. Un partido después, el equipo gana. Esos comentarios venenosos, se convirtieron en melosos reconocimientos. En Colombia no hay puntos medios, eres el mejor o lo peor de lo peor. Pasó lo mismo con las integrantes del equipo femenino, pasó lo mismo con Yury Alvear, que aunque ganó plata, muchos, que no son capaces de tumbar ni las cubijas para tender la cama, le exigieron oro, pasó lo mismo con  el boxeador Juan Carlos Carrillo, pasó lo mismo con todos... y ninguno de los atletas se salvará de lo contrario. Por eso no los merecemos, mejor sería que ellos hubieran nacido en una nación que le dedique plata al deporte, no a la guerra, en un país que se preocupe por los debates importantes y que no pensara tanto en discutir frivolidades de cartilla. Pero ellos son así, pese al palo que les dan, siempre tendrán la sonrisa, ganen o pierdan dedicarán sus logros a Colombia. Y muchas gracias, pero no... no los merecemos.
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