Luego de seis meses de investigación, un tribunal de Bangladesh logró hacer justicia por el atroz crimen de Nusrat Jahan Rafi, una joven de 19 años que fue quemada viva tras denunciar acoso sexual por parte del director de su escuela.
16 personas fueron condenadas a muerte por su participación en el asesinato. Entre los declarados culpables se encuentran algunos miembros de la administración del colegio, maestros y alumnos.
La muerte de Nusrat causó indignación entre la comunidad de ese país, que entre protestas y manifestaciones, clamó para que su caso no quedara en la impunidad.
Los hechos ocurrieron en abril de este 2019.
Su peor pesadilla
La muerte de Nusrat fue lenta y dolorosa. Su único error fue denunciar que había sido víctima de acoso sexual en un país en el que las mujeres todavía no pueden ejercer sus derechos a plenitud. Muchas prefieren callar este tipo de abusos. El miedo las arropa y el silencio es, para ellas, su mejor opción. Temen ser discriminadas o criticadas.Nusrat prefirió el camino de la valentía. Alzó su voz y denunció los abusos de su director.Según medios internacionales, el pasado 27 de marzo el hombre llamó a Nusrat a su oficina y le realizó tocamientos indebidos. Ella decidió apartarse y salir del lugar para que la situación no fuera más grave. Ese día comenzó su pesadilla. No lo dudó dos veces y presentó la denuncia ante las autoridades, pero la reacción no fue la esperada. En vez de ofrecerle seguridad, un agente la grabó con su teléfono celular mientras ella contaba la desgarradora experiencia. El policía dijo que la denuncia “no era gran cosa” y la obligó a mostrar su rostro ante la cámara.
El director de la escuela fue detenido y un grupo de personas, en la mayoría hombres, se manifestaron en su favor: pedían su inmediata libertad y culpaban a la joven de haber hecho acusaciones falsas en su contra.De acuerdo a una entrevista que le hizo la BBC al hermano de Nusrat, el pasado 6 de abril ella se dirigió a la escuela para hacer unos exámenes escolares. Al llegar, la joven fue interceptada por una estudiante que la llevó hacia el tejado, con la excusa de que había una pelea en la cual estaba involucrado uno de sus amigos. Nada de eso era cierto. Ya en el tejado, Nusrat fue rodeada por varias personas con burkas que la obligaron a retirar la denuncia en contra del director. Al negarse, la rociaron con queroseno y le prendieron fuego, dejándola gravemente herida. Mal herida y tirada en el suelo, Nusrat fue auxiliada y llevada a un centro asistencial. Tenía graves quemaduras en el 80% de su cuerpo y aún así alcanzó a dar sus últimas declaraciones. Manifestó que los atacantes eran estudiantes del colegio y que “combatiría ese crimen hasta el último momento”. Cinco días después, falleció.