El sufismo es el sendero místico de la religión del Islam. En esencia, el sufismo trasciende los dogmas y creencias religiosas para invitarnos a una experiencia personal hacia el corazón como el “órgano espiritual”, con el fin de encontrar nuestro propio centro.
El origen del sufismo tienen su raíz en las revelaciones del Corán, pero sus métodos, están integrados por influencias de otros linajes ancestrales tales como el cristianismo antiguo, el hinduismo, el budismo e incluso el esoterismo.
En esta ocasión, he recopilado para los lectores y seguidores de la sección Konciencia de Kienyke.com, algunos cuentos sufís que abrirán misteriosas puertas hacia el infinito mundo de nuestras almas.
1. El maestro perfecto
Cuentan que cierto hombre decidió que tenía que buscar al Maestro Perfecto. Leyó muchos libros, visitó sabio tras sabio, escuchó, conversó y observó sus prácticas espirituales, pero siempre acababa dudando o sin estar seguro.
Transcurrieron veinte años hasta que encontró a un hombre del que cada palabra y cada acción correspondía a su idea del hombre totalmente realizado.
El viajero no perdió tiempo:
- Tú – le dijo – me pareces el Maestro Perfecto. Si lo eres, mi búsqueda ha terminado.
- Así es, se me describe con este nombre – replicó el Maestro.
- Entonces, te ruego que me aceptes como discípulo tuyo.
- No puedo hacer eso – contestó el Maestro – porque mientras que desees al Maestro Perfecto, él, a su vez, requiere sólo a aquel que es Discípulo Perfecto.
Lo que este cuento intenta decirnos, es que en esta vida lo importante es saber descubrir cómo somos y cuál es nuestra misión.
Lo importante es descubrir para qué servimos y disfrutar con ello, vivir la vida desde la plenitud total y absoluta de nuestro ser.
Todos tenemos defectos y virtudes. Podemos creer que los defectos son algo de lo que avergonzarnos, pero también podemos sacar algo bueno de ese pequeño defecto.
“Cuentos Sufís: la filosofía de lo simple”, en la voz del Terapeuta y Coach de Vida Armando Martí© (una adaptación del libro de Omar Kurdi y Pedro Palao Pons), para la sección Konciencia de KienyKe.com. Escúchalo, disfrútalo y compártelo:
2. La luz de la verdad
El cuento es la forma preferida de la pedagogía sufí para obtener un conocimiento no lineal o acumulativo. Un famoso cuento sufí que nos da una idea de ello, narra la historia de un hombre que se encuentra a su amigo en la calle (quien podría ser, sino Nasrudin), el cual parece haber perdido algo.
- Nasrudin, ¿qué buscas?
- He perdido mi llave.
- Oh, Mulá, qué cosa más terrible. Te ayudaré a encontrarla.
El hombre se arrodilla, comienza a buscar y, mientras tanto, pregunta:
- ¿Dónde las has perdido?
- En mi casa.
- Entonces, ¿por qué las buscas aquí fuera?
- Porque aquí hay más luz.
Aunque parezca cómico, ¡eso es lo que hacemos con nuestra vida! Creemos que todo lo que hay que buscar está ahí fuera, a la luz, donde es fácil encontrarlo, cuando las únicas respuestas están en el propio interior.
Si observamos atentamente la idea que trata de transmitir Nasrudin, nos encontraremos con un pensamiento absolutamente actual, a pesar de que esta historia se encuentra desde hace siglos entre los sufíes. El cuento intenta, sin dudas, que las personas aprendan a pensar la realidad de un modo no convencional, con una especie de lógica borrosa. Buscar las llaves aquí porque hay más luz, a pesar de saber que las llaves se perdieron en otro lugar, no es una simple extravagancia para hacernos reír, sino que nos induce a pensar varias cuestiones.
Por un lado, nos lleva a meditar que muchas veces la verdad no puede ser encontrada sino con el apoyo de la luz, y que poco importa saber dónde se encuentra, si esta verdad permanece a oscuras. Por otra parte, también nos dice que la posibilidad de que la llave se mueva es tan remota, como las posibilidad de encontrarla a oscuras. De modo que, siempre será mejor solución la búsqueda con luz, que la búsqueda a ciegas.
3. Las cosas no son lo que parecen
Esta narración sufí habla de cierto hombre devoto que, convencido de que era un sincero buscador de la verdad, emprendió un largo curso de disciplina y estudio. Tuvo numerosas experiencias bajo diversos maestros, tanto en su vida interna como en su vida externa durante un considerable período.
Un día un buscador de la verdad estaba meditando cuando, de repente, vio al Diablo sentado a su lado:
- ¡Lárgate, demonio! – exclamó -, no tienes poder para dañarme, ya que sigo el sendero de los elegidos.
La aparición se desvaneció, pero un hombre realmente sabio que pasaba a su lado le dijo tristemente:
- Ay, amigo mío, has cimentado el esfuerzo sobre bases tan inseguras como son tu temor, tu codicia y tu autoestima, que has llegado a la última experiencia posible.
- ¿Y cómo es eso? – preguntó el buscador, muy asustado.
- Ese diablo es, en realidad, un ángel. Diablo es únicamente como tú le viste. En adelante será mejor que recuerdes a menudo este proverbio: “Valiente es el ladrón que lleva una lámpara en su mano”.
Una y otra vez, a lo largo de nuestra vida, nos vemos balanceados de un lado para otro, ante dos evidencias que nos golpean sin ninguna piedad.
Desde que abrimos los ojos, como humanos, somos seres sociales. Al despertar cada mañana, debemos hacer un esfuerzo para asumir todo lo contrario y darnos cuenta de que lo anterior no podría ser cierto, sin que, además, seamos profundamente independientes y únicos.
Bibliografía:
- Omar Kurdi y Pedro Palao Pons. Cuentos Sufis, la filosofía de lo simple. Ediciones Karma.7