La semana pasada abrí mi cuenta en Tiktok, la red social de videos cortos, en su mayoría cómicos o graciosos, que ha sido el “florero de Llorente” en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y que diariamente crece a un ritmo exponencial, con más de 500 millones de usuarios activos en el mundo, dejando atrás a todas las redes sociales que conocemos.
El primer video que publiqué fue una sátira sobre el discurso del Presidente Iván Duque ante las Naciones Unidas, donde pretendió presentarse como el más ambientalista de los líderes colombianos, y con una impresionante desvergüenza, sin pudor alguno, fue capaz de esconder y maquillar cada una de las apuestas de su gobierno en temas ambientales, desde la omisión para frenar la deforestación amazónica, pasando por las modificación de los límites de páramos para permitir proyectos de mega-minería, y su decisión de avanzar en proyectos de fracking a pesar de su celebre promesa de campaña “En Colombia no se hará fracking bajo mi Gobierno”. Pero ese no es el tema de esta columna (mejor entren a TikTok y vean mi video con las cifras y noticias que desvirtúan el descarado discurso de Duque).
El video fue un éxito, en las humildes cifras de un congresista novato en política. Sin embargo, muchos amigos y cercanos me llamaron escandalizados, argumentando que un congresista no podía hacer el ridículo haciendo videos en TikTok. Desde sus nobles intenciones, insistieron que le restaba dignidad a mi cargo, y banalizaba la discusión política. A todos les agradecí con enorme cariño, pero hice caso omiso a sus comentarios.
Las redes sociales hoy en día son la forma en que los jóvenes y una enorme parte de la población se informan sobre la actualidad y lo que pasa en el mundo. Muchos de ellos no ven noticieros, no oyen radio y no compran periódicos. En breves tweets, en cortos videos de humor, y en millones de chats, los jóvenes reciben toda la información que necesitan para estar actualizados y tener una opinión. Entonces yo respondo a mis preocupados amigos: son ustedes quienes deben recapacitar.
La decisión de abrir mi cuenta en Tiktok no es casualidad. Detrás hay un profundo convencimiento que tengo de que los jóvenes, cuando sean consientes del enorme poder que tiene el voto, van a ser capaces de transformar radicalmente la realidad de este país. El gran reto que hay para lograr que los jóvenes lo entiendan, es la apatía y el repudio que muchos de ellos sienten hacia la política. Superar esa barrera fue el principal reto en mi campaña y ha sido el principal reto que he tenido desde que llegué al Congreso.
Innovar en la forma de comunicar los asuntos de la política es la clave fundamental para transformar y modernizar el mundo político. Para llegar a los jóvenes debemos usar su lenguaje y sus formas de comunicarse, y claramente las redes sociales son el mecanismo más eficiente para lograrlo. El gran reto de quienes creemos que sí es posible transformar la política con la voluntad ciudadana, es tener la habilidad de transmitir nuestros ideales y propuestas en 280 caracteres de un tweet, o en 60 segundos de un video de TikTok. No hay más tiempo y no hay más caracteres.
Los discursos de antaño y el tradicional volante de campaña política son insignificantes ante el poder de un video que se vuelva viral o un meme compartido entre miles de seguidores. Y el mejor ejemplo que tengo es precisamente mi primer video en TikTok. En cuestión de 24 horas, fuimos capaces de poner a más de cinco mil personas a entender lo grave que fue el discurso de Ivan Duque ante las Naciones Unidas. En un video irónico de 60 segundos, muchas personas entendieron la profunda preocupación que tenemos por las erráticas decisiones que este gobierno esta tomando en materia ambiental.
Usar el tono irónico y gracioso de los videos de TikTok no es una burla al Presidente, ni un desprestigio a mi dignidad de congresista. Usar un video de TikTok es innovar en la forma de comunicar la política, es una apuesta personal, fundada en mi convencimiento de que si queremos resultados diferentes, debemos hacer las cosas de formas diferentes.
Así que a quienes criticaron mi decisión les digo que ahí están los votantes del mañana, viendo videos y leyendo tweets, avanzando al ritmo del mundo y la tecnología, mientras la política tradicional y nefasta pierde cada día más espectadores. No sean ingenuos, el mundo cambió hace rato, y la política tiene que cambiar. Y lo mejor de todo es que es gratis, solo necesitan un poco de creatividad y de innovación. Como dice una entrañable amiga, #ElCambioEsImparable. Y por cierto, no se les olvide entrar a mi cuenta de TikTok @MauroToroO
Mauricio Toro Orjuela. Septiembre 27 de 2020