Juan Manuel Díaz

Empresario bogotano, Contador Público y Especialista en Gerencia de impuestos y entidades territoriales de la Universidad Externado de Colombia. Ha trabajado por más de 10 años en pro de la seguridad y la movilidad de la capital del país.

Juan Manuel Díaz

¿Transporte público fluvial por el Río Bogotá? Un Sueño que requiere compromiso ciudadano

Es el colmo que en recorridos recientes que he realizado por el río todavía existan ciudadanos que arrojan hasta colchones y televisores en la rivera del río. ¡Basta ya! Todos somos río, esta no es la cloaca de la capital del país. La navegabilidad del Río Bogotá puede llegar a ser una realidad, es importante que como ciudadanos adoptemos prácticas sostenibles, como el correcto reciclaje del aceite de cocina, y otras medidas,

Según el informe sobre la actualización del POMCA (Plan de Manejo y Ordenación de una Cuenca) del río Bogotá, el 73% de las subcuencas registra un alto grado de fragilidad al desabastecimiento hídrico, teniendo en cuenta que al finalizar su paso por Bogotá y Soacha existe un alto nivel de contaminación que supera 10 veces los valores de lo que debería tener un agua apta para el consumo humano o uso agrícola.

Como Concejal de Bogotá, he visto de primera mano el impacto devastador que la contaminación tiene en nuestro querido río Bogotá. Durante décadas, este cuerpo de agua ha sufrido a manos de la industrialización, el vertimiento de aguas residuales y, tristemente, la falta de conciencia ambiental de algunos de nuestros conciudadanos.

Actualmente se han invertido más de 6 billones de pesos en la descontaminación del río Bogotá con la Ptar salitre sumado a complejos procedimientos de limpieza, adecuación y dragado, sin embargo esto no es suficiente, es necesaria la pronta puesta en marcha de la PTAR Canoas y mejores prácticas medioambientales de los bogotanos, es el colmo que en recorridos recientes que he realizado por el río todavía existan ciudadanos que arrojan hasta colchones y televisores en la rivera del río. ¡Basta ya! Todos somos río y esta no es la cloaca de la capital del país.

Uno de los mayores contaminantes que enfrenta nuestro río es el aceite de cocina. Muchas personas no son conscientes de que al desechar el aceite por el desagüe, este termina en el río, lo que impide el intercambio de oxígeno y afecta gravemente a la fauna y flora acuáticas. Un solo litro de aceite puede contaminar hasta mil litros de agua, y cuando este aceite llega a nuestros cuerpos de agua, las consecuencias son catastróficas.

Pero el aceite no es el único problema. Otros contaminantes domésticos, como productos químicos de limpieza, medicamentos desechados incorrectamente y plásticos de un solo uso, también contribuyen a la degradación del río Bogotá. Cada vez que tiramos estos materiales por el inodoro o el desagüe, estamos contribuyendo a un problema mayor, puesto que la contaminación del río Bogotá también afecta la calidad y disponibilidad de agua potable.

En países que han logrado recuperar sus ríos y hacerlos navegables, como en algunos casos de Europa y Asia, el reciclaje del aceite de cocina es una práctica común y eficiente. Nosotros, en Bogotá, debemos seguir este ejemplo y fomentar una cultura de reciclaje responsable. Pero, ¿cómo podemos hacer esto?

Primero, es crucial que implementemos programas educativos que enseñen a nuestros ciudadanos sobre la importancia del reciclaje del aceite de cocina. Debemos establecer puntos de recolección accesibles en toda la ciudad, donde las personas puedan llevar su aceite usado para que sea reciclado adecuadamente. Además, debemos trabajar en estrecha colaboración con las empresas de reciclaje para asegurar que este aceite sea procesado de manera segura y eficiente.

Imaginemos por un momento el Río Bogotá limpio y navegable, donde las familias pueden disfrutar de recorridos por este, y un entorno natural revitalizado. Este no es un sueño inalcanzable, pero requiere de la colaboración y compromiso de todos. Cada pequeña acción cuenta, y el reciclaje del aceite de cocina es una de las maneras más efectivas y sencillas en las que podemos contribuir.

La navegabilidad del río Bogotá es un objetivo noble y alcanzable, pero depende de nuestras acciones colectivas. Como Concejal, pido a todos los bogotanos tomar conciencia de la importancia del reciclaje del aceite de cocina, y de los diferentes productos domésticos para empezar adoptar estas prácticas de reciclaje en sus hogares. Solo a través de un esfuerzo conjunto podemos garantizar un futuro más limpio y próspero para nuestro río y nuestra ciudad. Hagamos del río Bogotá un símbolo de nuestro compromiso con el medio ambiente y el bienestar de las futuras generaciones.

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