A mediados de 2020, Anna Ahronheim se preguntaba en el Jerusalm Post: What is the future of the Israeli Air Force? Fighter jets, helicopters, tankers, drones, lasers and precision weapons: What will the tip of the IDF’s spear look like in 10-20 years? Parte de la respuesta la hemos visto en estos últimos 48 días.
Adelantarse al futuro es fundamental para la gestión estratégica de los intereses geopolíticos; y en esto, Israel ha actuado excepcionalmente. Desde 2020, venía trabajando en la actualización de conceptos y métodos para contener y disuadir todo tipo de amenaza aérea que afectara su seguridad nacional.
Es sobre este plano estratégico, donde el diseño de operaciones ofensivas y defensivas ha estado condicionado, desde 1948, por un tablero geopolítico aéreo cuyo ambiente de entera hostilidad ha intentado lesionar la vitalidad del Estado israelí, en no pocas ocasiones.
Conscientes de estar anclados a un espacio aéreo hostil, los israelíes han tenido como parte de sus objetivos estratégicos alcanzar una superioridad aérea que garantice el control total del espacio y para ello han potenciado a su ejército de aire (Fuerza Aérea Israelí, FAI) de tal suerte que pueda ejecutar eficazmente operaciones aire-aire, aire-tierra y aire-mar.
La superioridad aérea se ha venido garantizando mediante un indiscutible avance tecnológico caracterizado por la fabricación de cuadricópteros, drones, láseres, satélites; entre otros, que subsidiados, con Inteligencia Artificial, afianza una seguridad aérea cuya base es la planeación y ejecución de operaciones de reconocimiento y combate en nuevos escenarios de guerra regular e irregular.
Todo este avance tecnológico ha buscado la precisión como objetivo táctico en función de reducir los daños colaterales contra el enemigo y minimizar, en la medida de lo posible, la pérdida de vidas de los no combatientes.
Esta sombrilla protectora levantada por Israel había impedido, hasta el pasado 07 de octubre, que se efectuaran en su contra operaciones con cohetes, drones suicidas y/o escuadrones de misiles antitanque que abrieran la oportunidad para un despliegue terrestre y aéreo como el que dio por saldo el secuestro de al menos 237 israelíes y 1.200 muertos.
En reciente publicación del Jerusalem Post, The Strategic Value of Israel’s Air Force (8 de agosto 2023), el Major General Amikam Norkin y Abraham Katsman dijeron que actualmente: “La inteligencia de calidad adaptada a los requisitos de la Fuerza Aérea es una condición previa para el éxito operativo. Con ese fin, Israel recopila datos con una variedad de sensores –incluidos los aéreos– y métodos. El valor de toda esta información dispar se ha visto amplificado por el desarrollo por parte de Israel de un potente procesamiento informático y de inteligencia artificial”.
No se equivocan Norkin y Katsman al sugerir que una acertada combinación de estos factores otorga a los líderes mayor espacio y libertad a la hora de tomar decisiones, evitando caer en trampas políticas y diplomáticas.
En efecto, un poder aéreo fuertemente comprometido con la precisión y la letalidad son activos fundamentales para una disuasión efectiva. Esto mitiga el derramamiento de sangre civil, mejora la capacidad para el logro de sus objetivos operativos, reduce la siempre injerencia de la comunidad internacional y otorga mayores niveles de seguridad.
Aparentemente, todo esto habría fallado. Las recientes imágenes en el hospital de Al-Shifa reproducidas una y otra vez por la cadena Al Jazeera y los 12.000 muertos en Gaza que la misma cadena busca posicionar, como cifra oficial, desmentirían todos los esfuerzos de Israel por buscar la precisión como objetivo táctico.
Sin embargo, no se puede desconocer que mientras Israel hace un esfuerzo por minimizar el costo humano en la guerra, es Hamás el que utiliza a la población civil como escudo. Así ha quedado demostrado tras la incursión de las tropas israelíes a dicho hospital, donde el pasado 15 de noviembre encontraron un centro de operaciones y de almacenamiento de armas bajo dicho centro hospitalario.
En el marco de los objetivos estratégicos es que, con la mediación catarí, el gobierno de Netanyahu ha decidido acordar un cese al fuego de cara a lograr la liberación de al menos 50 secuestrados por Hamás. Lo que no significa que Israel renuncie a su legítimo derecho a defenderse y a traer de vuelta (de ser posible) a todos los secuestrados con vida.