Ya hemos dicho que Hayek acuñó el concepto de sub-intelectual para señalar a quienes repitiendo las ideas de otros, salen a posar de intelectuales. A la usanza de un repetidor de señal, y haciendo un esfuerzo superlativo, Petro se limita a emular lo que Lula da Silva hace.
De ahí que se equivoquen al decir que es el canciller de Maduro; pues, si no logra liderar un concepto estratégico acorde a nuestros intereses geopolíticos, terminará siendo visto como una suerte de sub-canciller.
Lo anterior porque en su primer viaje, fuera de Suramérica, Lula se dirigió a Washington a insistir en la importancia del Fondo Amazonas y, de paso, a condenar la invasión rusa a Ucrania. Ya en China cuestionó seriamente el dólar como medio de cambio al interior de los BRICS y con ello el poder global de la divisa. En respaldo de ello está que Dilma Rousseff hoy presida el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).
Y aunque votando en contra de la invasión rusa en la ONU, Mauro Viera recibió en días pasados a Serguéi Lavrov en Brasilia con el objetivo de fortalecer los números de la balanza comercial, apartándose así de Occidente en cuanto a sanciones económicas contra el Kremlin se refiere; Lula añadió que tanto Europa como Estados Unidos promueven la guerra en Ucrania indicando, asimismo, que Putin no quiere poner fin a la conflagración. Lula reiteró su propuesta de mediación multilateral para superar la crisis.
De inmediato, La Casa Blanca respondió a través del almirante John Kirby -Coordinador para las comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional- diciendo que Lula repetía y repetía como lora lo que la propaganda china y rusa difundía sin atenerse a los hechos.
Ya en la península ibérica, Lula tuvo que afrontar una serie de protestas precisamente por ese tipo de ambigüedad estratégica que no fue de buen recibo en el flanco occidental europeo. Allí, se vio obligado a corregir y matizar una posición que fue entendida como un giño a Rusia toda vez que Brasil se ha negado igualmente a enviar armamento a Kiev.
Descifrando el concepto estratégico de Itamaraty, se puede inferir que el mayor desafío de la administración Lula-III será mantener una política independiente, fiel a sus intereses, equidistante de los polos de poder sin que ello afecte su aparente neutralidad y liderazgo incuestionable.
Ahora bien, por esos días, estuvo de gira Serguéi Lavrov por Nicaragua, Cuba, Venezuela, Brasil y Washington (Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas) donde apoyado por la tendencia de la CELAC, alineó a toda la América Latina bajo la lógica del multipolarismo o del no alineamiento activo.
Es de sobra conocido que, en el triángulo que se dibuja sobre las aguas del Caribe entre Caracas - Managua y La Habana, Moscú ha construido unas sólidas relaciones que históricamente comparten un legado ideológico marcadamente antidemocrático que los ubica en un bloque de parias con apuros económicos.
En el marco de estos movimientos, es que el régimen de Maduro utiliza a Petro para que Estados Unidos levante las sanciones económicas impuestas en su contra; medidas que son la reacción a los crímenes del chavismo.
Lógicamente, se debe resaltar que estas sanciones no son las causantes de la crisis económica venezolana tal como repiten y repiten personajes como el embajador Armando Benedetti quien faltando a la verdad, busca promover el mismo embuste histórico de las sanciones contra la dictadura castrista.
Esta falacia alimenta la ya conocida patraña de que los regímenes anti-democráticos y anti-mercado son paraísos truncados exclusivamente por externalidades como las sanciones y no por los resultados de su propia gestión macroeconómica. La culpa siempre será de otros.
Obsecuente, Petro sale para Washington como vocero de Caracas y a replicar, en gran medida, lo que Lula ya había dicho semanas atrás. A su regreso y ante el cuestionable resultado en la “Cumbre por Venezuela”, desata “una serie de crisis inducidas o explosiones controladas” al interior de la que ya se puede definir como administración por sobresaltos.
Y así, entre yerros históricos e innecesarios epítetos contra las monarquías, Petro volvió a salir rumbo a Portugal y a las casas reales de España e Inglaterra, donde asistió a la coronación de Carlos III. Entre tanto, la guardia indígena inspirada por las palabras lanzadas desde un balcón llegaba a las puertas del Congreso.
De los viajes de Petro no hay nada que decir puesto que todo lo presumido por su esposa en redes sociales resulta aún más elocuente que cualquier otra “coincidencia” con respecto de las giras de Lula. Es más, sin un concepto estratégico claro, ahora el turno es para Francia Márquez quien irá al África tal como ya lo ha hecho Kamala Harris.