Somos un país sordo o un país de sordos. No se cual definición nos califica mejor. Lo cierto es que la incidencia de sordera en nuestro medio es muy alta. Según la Encuesta Nacional de Vida (2022) son cerca de 439.772 personas sordas y el 8% de la población tiene dificultades en la audición. Son peregrinos en su propia casa y extranjeros en su país. Se piensa que el 5% de la población mundial (430 millones de personas) tiene una discapacidad auditiva importante y en 20 años una de cada 10 personas tendrá dificultades en la audición.
En 1972 la Conferencia para el Medio Ambiente de Estocolmo, definió la contaminación acústica como la variable ambiental más complicada con repercusiones psicológicas y fisiológicas sobre el individuo. El ruido encabeza esta caprichosa situación y ha estado cerca de la evolución del ser humano desde siempre.
Para analizar los efectos del estímulo sonoro debemos diferenciar entre sonido y ruido. Para el primero, parámetro físico y para el segundo psicológico. El sonido es una modificación ambiental física, es una variación en la presión del aire detectada por el oído humano y que produce ondas acústicas. Se mide por un sonómetro y se describe en decibeles (dBa). Su percepción arranca desde el oído externo, la cóclea y el nervio acústico. Este lo lleva al cerebro donde lo analizamos y desciframos. El ruido es la variable ambiental no deseada que percibe el individuo. El sonido tiene armonía y tiempo, el ruido los niega. El sonido transmite información y sensaciones. El ruido interrumpe nuestro lenguaje y aleja nuestra comunicación.
Si miramos los altos efectos sonoros y sus secuelas, la más importante es la sordera. Sin embargo, hay otros que debemos mencionar: alteración en las funciones circulatorias y pulmonares. Se modifica las homeostasis endocrinas, cambia el patrón descanso y por supuesto la tensiona arterial. Hay efectos sobre el ciclo dinámico del oído que llevan necesariamente a la atrofia de esta función.
Acá anotamos el Síndrome de Adaptación General donde estímulos fuertes y sonoros acaban con la resistencia y tolerancia produciendo daños permanentes en el nervio acústico. Los problemas psicológicos son importantes: estrés, ansiedad, alteraciones en los patrones de descanso. Afecta los procesos cognitivos en el individuo. El desarrollo y crecimiento de los pueblos, su industrialización, el transporte y la construcción son elementos que han roto el equilibrio natural y generado ruido en las urbes. Entendemos las dos fuentes de ruido: altos niveles que dañan el órgano auditivo y, bajas y constantes que afectan la salud psicosomática del individuo. Debemos estar alertas pues estructuras vitales de nuestro oído interno que pueden ser lesionadas. Las pequeñas células sensoriales, células ciliadas, que transforman las señales en estímulos eléctricos. Cuando se dañan no es posible regenerarlas y la formación de estas nocivas moléculas lesiona en forma irreversible estas células (NIDCD)
La OMS ha fijado 60 dBa como el nivel máximo saludable para las personas. Un ruido constante de 90 dBA tiene alteraciones definitivas y en el hogar, el nivel recomendado está en 40 dBA. Difícil para una sociedad ruidosa. Nuestra sociedad civil ha estado ausente en las medidas de protección y debemos tener claros que se deben estimular controles con la fuente y protección contra el ruido.
Cuando se estudia contaminación auditiva la conclusión es clara: hay una mala planeación de nuestras cuidades y los elementos que las convierten en pueblos reducidos están presentes. Que tal, por ejemplo, cuando los aviones la recorren para aterrizar o despejar. Además de los trenes y automóviles aparece este factor. Donde quedaron las normas ambientales que hacen de los centros de las ciudades espacios sanos. ¿Las licencias de construcción contemplan normas estrictas y de investigación por contaminación ambiental? ¿Hay algo por el ruido? ¿Se ha prohibido la edificación ruidosa con elementos sonoros que afectan el equilibrio ambiental? Se nos ha olvidado las grandes ventajas de las ciudades caminables que brindan un sinnúmero de posibilidades a quien debe pasar por esos sitios. Ciudades verdes y ambientes sanos, lo que queremos.
Diptongo: el ruido es capaz de transformar el fin de semana de descanso en un verdadero tormento.