El Congreso de la República aprobó el monto del proyecto de presupuesto para el año entrante y se apresta a discutir las partidas del mismo, las cuales nos traen algunas sorpresas e inconsistencias que hacen que las cifras no cuadren.
Como lo afirma el analista Eduardo Lora, “dos puntos porcentuales del PIB se necesitan para estabilizar la situación fiscal, antes de pensar en cualquier aumento del gasto”. De manera que el Gobierno tiene muy poco márgen de maniobra en materia fiscal. Con razón el investigador de FEDESARROLLO Mauricio Reina afirma que “si el ejecutivo no da señales claras de pretender un ajuste fiscal próximamente, que no ha dado hasta el momento…es muy probable que el próximo año Colombia pierda su grado de inversión”.
El Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla no explica cómo y qué va a hacer para lograr bajar el déficit fiscal hasta el - 1.9% el año entrante, a no ser que esté pensando en recortar el gasto, lo cual es prácticamente imposible, primero por el crecimiento inercial del mismo del 4% y segundo porque el Presupuesto nacional tiene una inflexibilidad de más del 85%.
El Ministro carrasquilla está conteniendo el gasto y maniobrando para tratar de cerrar este año con “recursos del balance” por valor de $12 billones, en contraste con los $3.2 billones con los que se contaron este año, que contribuirían al financiamiento del Presupuesto del próximo año, son los mismos recursos que le hicieron falta a muchas empresas que se fueron a la quiebra y a muchos trabajadores que perdieron el empleo, que se quedaron esperando la ayuda del Estado.
Bien dijo el Director de FEDESARROLLO Luis Fernando Mejía, al poner en duda la apuesta del Ministro Carrasquilla de un crecimiento del PIB en 2021 de 6.6% que dice “luce alto”, afirma también que el Plan de enajenaciones por $12 billones “luce muy ambicioso”. Y no es para menos, dado que su meta volante de crecimiento del PIB para el 2020 de – 5.5% también luce alta, pues para alcanzarla, después del mediocre registro del primer semestre de una contracción de – 7.4%, la del segundo semestre tendría que ser menor del – 3.5%.
Asaz difícil que pueda darse este escenario, habida cuenta que la recuperación de la economía será muy lenta, no “vamos a tener una buena y rápida recuperación”, como lo augura el Presidente de la República Iván Duque. Todo indica que, como lo sostienen las expertas María Camila González y María Camila Pérez, con el ritmo de la recuperación hasta el momento habrá que esperar hasta finales de 2022 para volver a los niveles que se registraron en la prepandemia. En ello habrá de influir “el cierre temprano de la economía para contrarrestar la pandemia, lo cual ha significado la prolongación de las medidas de aislamiento más allá de lo previsto inicialmente”.
Y obviamente un menor crecimiento se traduce en menor recaudo de impuesto, pues se calcula que por cada punto porcentual de crecimiento de la economía se recaudan $2 billones. Lo propio puede afirmarse con respecto al Plan de enajenaciones, pues no hay un ambiente propicio para que ello pueda adelantarse y menos con la celeridad con la que lo pretende el Ministro Carrasquilla.
En síntesis, las bases y los supuestos sobre los cuales descansa el proyecto de Presupuesto para el año entrante radicado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público para su trámite en el Congreso de la República están muy alejados de la realidad, puede decirse que no es realista, es aspiracional. Al fin y al cabo, como se dice coloquialmente, el papel puede con todo.
Huelga decir que se presenta una seria inconsistencia entre lo planteado en el Proyecto, lo expuesto en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) y en el Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022. Un ejemplo de ello es que, sin mediar explicaciones es notoria la diferencia en el monto del gasto y la inversión pública en el MFMP y en el proyecto de presupuesto. Mientras en el primero se prevé un gasto y la inversión pública equivalente al 20.7% y 1.7%, en el segundo se proyecta el 27.7% y el 4.3%, respectivamente.
Ello es tanto más incomprensible habida consideración de que se parte de las mismas bases. Y hablando de estas, tenemos que advertir que ellas están muy alejadas de la realidad, en la medida que no consulta la tendencia del comportamiento de la producción y de los precios de los dos renglones preponderantes de la economía y los que más ingresos generan a la Nación, el petróleo y el carbón, que vienen a la baja.
De un ritmo de producción de 865.000 barriles/día en 2019 el promedio en los primeros 8 meses de este año oscila alrededor de los 730.000 barriles/día, entre tanto el precio ha caido desde los US $67.45 el año anterior hasta los US $41 de este año. En cuanto al carbón se refiere, de una producción de 80.3 millones de toneladas en 2019 hasta un estimado de 65 millones de toneladas para este año y su precio pasó de los US $75 la tonelada en 2018 a los US $42 actual.