El Gobierno del Cambio enfrenta una vez más el golpe blando. El pasado 27 de agosto, Terpel, una empresa privada líder en la distribución y comercialización de combustibles líquidos y lubricantes en el país, emitió un comunicado informando a los clientes del sector aeronáutico sobre la disminución en las entregas de gasolina y sugirió el racionamiento en el consumo, afirmando que se podría restringir hasta el 85% de las aerolíneas.
Según los comunicados emitidos por Terpel, durante los meses de junio, julio y agosto, Ecopetrol ha enviado un 26,3% menos de la cantidad de combustible JET A1 que había solicitado previamente para cubrir el 100% de sus necesidades, viéndose obligada a recurrir a inventarios de seguridad para solventar la demanda. No obstante, Ecopetrol desmintió estas afirmaciones, asegurando que, en lo que va del año, ha cumplido con el 99% de sus compromisos contractuales.
Lo irónico de esta situación es que Terpel no solo justificó su falla en la distribución de combustible a las aerolíneas con acusaciones infundadas contra Ecopetrol, sino que también intentó agravar la situación al señalar que el supuesto incumplimiento obedeció a las fallas en las instalaciones de Raficar debido a un apagón ocurrido el 16 de agosto. Sin embargo, este evento no guarda relación alguna con los incumplimientos de Terpel hacia las aerolíneas, ya que, hasta la fecha, dichas instalaciones continúan operando con normalidad. No existe ninguna razón válida para justificar un desabastecimiento en el mercado, Raficar ha cumplido con la entrega de gasolina.
Además, el Gobierno nacional ha logrado aumentar el turismo en el país, lo que ha impulsado una mayor demanda de gasolina para aviones. Históricamente, se han requerido alrededor de 35.000 mil barriles diarios para satisfacer la demanda nacional de las aerolíneas, distribuidos a través de las mayoristas de combustible, tema en el que continúa trabajando nuestro Presidente de la República pues se estima que en enero empiecen a funcionar plantas de combustibles sostenibles para avión.
Es claro que Terpel con sus acusaciones infundadas presuntamente pretendía generar un pánico económico en los colombianos, ocasionando que más de 13 aeropuertos como el Internacional Rafael Nuñez en Cartagena, el Aeropuerto el Dorado en Bogotá o el José María Córdoba en Medellín resultaran afectados con múaltiples vuelos cancelados, retrasados por la falta de combustible y que aerolíneas como Latam y Avianca de forma unilateral decidieran cancelar vuelos sin seguir los protocolos dispuesto para superar la contingencia.
Esta situación se suma a las diversas manipulaciones de las que ha sido víctima el gobierno y que parecen formar parte de una serie de golpes blandos planificados por el descontento de quienes han gobernado durante años. La oposición ha intensificado su campaña para denigrar al gobierno con titulares sensacionalistas y sin fundamento, un ejemplo de esto es el escándalo generado en torno al gravamen de movimientos financieros, donde se inventó que el proyecto de financiamiento implicaría un aumento en el 4x1000. De manera similar, la prensa y algunos medios de comunicación se han encargado de difundir noticias calumniosas afirmando quiebra de empresas colombianas o el robo de las pensiones a adultos mayores.
En medio de estas actuaciones, hago un llamado a la ciudadanía: las pruebas y los avances del Gobierno del Cambio en áreas clave como la economía y el turismo son evidentes. En cuanto a lo ocurrido con Terpel, la empresa debe responder ante las Superintendencias y explicar por qué, habiendo recibido suficiente gasolina, no la entregó a las aerolíneas. Un servicio esencial no puede convertirse en un instrumento para la manipulación política.
