Gracias al diputado Nicolás Petro, la memoria del país volvía a los tiempos del Hijo del Ejecutivo, pasaba por los escándalos de la Handel y Mamatoco y se recreaba con el Proceso 8.000. Mientras tanto, una delicadísima situación de orden público se desataba en la otrora Zona de Distensión.
En resumidas cuentas, el problema en mención es que la empresa petrolera Emerald Energy que venía haciendo operaciones de exploración y explotación fue blanco de una protesta, según el Ministro del Interior, por la “hermosa y maravillosa guardia indígena” que, según Prada, exigían tanto el cumplimiento de acuerdos previamente pactados como la pavimentación de una carretera de 42 kilómetros que cubre, según el jefe de la cartera, la ruta San Vicente del Caguán - Las Delicias.
Como era de esperarse, el Gobierno reaccionó solo después de ser notificado del secuestro de 78 policías y el asesinato de uno de ellos a manos de la “hermosa y maravillosa guardia indígena” tras haber sido sometidos a todo tipo de vejamen. Para tales efectos, recomiendo la entrevista de Caracol Radio: "No le importamos al Gobierno, nunca llegó apoyo”.
Ante tal estado de cosas, se conformó un equipo de negociación interministerial para ir al lugar de los hechos y gestionar una crisis que amenazaba convertirse en una tragedia y que pudo de manera anticipada evitarse. Pero Petro y sus estrategas andaban ocupados en montar una cortina de humo para desviar la atención de las andanzas de su hijo que solo se corresponden, al parecer, con las de su tío.
Ya en el marco de la negociación, dentro de lo acordado entre la “hermosa y maravillosa guardia indígena” y el Gobierno, el primer compromiso fue la desmovilización -palabra usada por el Ministro- de los aproximadamente 4.000 a 6.000 (léase bien la cifra) campesinos que proviniendo de los departamentos del Meta y Guaviare, se concentraron en el Caquetá más exactamente en Los Pozos, a 30 minutos del San Vicente del Caguán.
Quiero resaltar que estoy totalmente de acuerdo con otro punto de lo acordado que conduce a la creación de la Comisión Mixta de DD.HH que presidirán la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría a fin de garantizar las investigaciones judiciales para establecer la responsabilidad por la muerte del policía -Ricardo Arley Monroy-, los desmanes cometidos, la muerte de dos campesinos, la logística de dicha movilización y su respectivo financiamiento.
El país debe conocer quienes estuvieron detrás de esto porque el hastío del país democrático crece cada vez más frente a las expresiones antidemocráticas solapadas, financiadas con dineros del narcotráfico que cometen todo tipo de crímenes contra la humanidad y que después salen a posar como voceros de paz, líderes sociales, defensores de Derechos Humanos y (…)
A este respecto, obviamente Prada no quiso comprometerse en afirmar sí hubo, o no, financiación de las disidencias de las FARC; pero dejó la puerta abierta para seguir pensando en que la utilización de los movimiento sociales por grupos criminales es una realidad indiscutible en el país.
En medio de “la hermosa” situación, uno de los hechos más desafortunados fue su definición en términos de “cerco humanitario”, pues Prada pensó que repitiendo, según él, de buena fe lo que le dijeron antes de empezar la negociación iba a pasar de agache. ¡Pues no!
Personalmente, no me sorprende que un abogado como Prada, utilice un concepto que no existe en la doctrina del derecho internacional y, por lo tanto, intente relativizar las palabras a través de sofismas de distracción para subvertir la verdadera naturaleza de los hechos, tal como viene sucediendo desde los tiempos de Juan Manuel Santos.
Como tampoco me cabe la menor duda de que Prada intentó legitimar el secuestro de los policías apelando a sus vastos conocimientos en derecho internacional que, en efecto, contempla la creación de “corredores humanitarios” o “pasos seguros” en casos estrictamente de conflicto armado para que los civiles abandonen el teatro de operaciones y las organizaciones humanitarias entren para brindar asistencia a los heridos y evacuar a los muertos en combate. ¿Será que Prada confunde corredor humanitario con cerco humanitario?
Para concluir, mi apuesta es que esta crisis dejó en claro dos problemas que tiene Petro para construir gobernabilidad.
1. Producto del discurso de la transición energética, la “hermosa y maravillosa guardia indígena” que sitió la Emerald Energy cumplió lo que Petro y Vélez tímida y ambiguamente quieren pero no se atreven, por razones de mercado, y es que las empresas anuncien el fin de las operaciones de exploración y explotación de combustibles fósiles. Por si caso, esta empresa ya lo hizo.
2. El desmonte del ESMAD por “la Unidad de Diálogo y Acompañamiento” permitirá que puedan repetirse, a falta de liderazgo y autoridad, más “cercos humanitarios” y asistamos a escenas verdaderamente dantescas como las que vimos la semana pasada y que nos hizo recordar “El Borugo”, mejor conocido como el campo de concentración del Monito Jojoy.