La izquierda internacional se dio cita en Santiago de Chile para homenajear y alimentar el mito de
un hombre que enterró una de las democracias más estables del continente por la “vía chilena al
socialismo”. Allende y la Unión Popular (UP) empujaron a los chilenos a la disyuntiva de elegir
entre dos opciones, igualmente perversas, dictadura socialista o dictadura militar.
Recordemos que Salvador Allende Gossens fue electo, para el período constitucional 1970-1976,
con una mayoría relativa del 36.2%, seguido de Jorge Alessandri Rodríguez que logró un 34,9%.
Posteriormente, la elección presidencial fue perfeccionada por el Congreso toda vez que ningún
candidato obtuvo la mayoría absoluta. Así, la coalición de la UP se hacía al poder para gobernar
desde el palacio de La Moneda.
Cinco décadas después, los apóstoles de la izquierda y un puñado de violentos que salieron a
destruir todo lo que a su alcance encontraron, confluyeron para honrar la memoria de Allende.
Lo cual es motivo más que suficiente para recordar algunos episodios de estos años y preguntarse si
la conmemoración refleja la añoranza por unos sucesos que tuvieron lugar en los convulsos años
de la UP y del “compañero presidente”. Reitero, allende del homenaje a Salvador y del mito
revolucionario, quedan los hechos. Empecemos:
1.Nacionalizaciones. En casi cuatros años de mandato, el cobre estaba totalmente nacionalizado.
Señalando negativamente a las “ganancias excesivas”, el gobierno de la UP decidió nacionalizar
este sector económico sin indemnizar a las subsidiarias Kennecot y Anaconda, las dos mayores
transnacionales que detentaban parte de la operación económica del cobre. Igual suerte corrieron
empresas relacionadas con el hierro, el salitre y el carbón. Por medio de la política minera, Allende
le dio el primer zarpazo a la economía, dirigida más por criterios ideológicos que propiamente por
criterios técnicos o, como dicen algunos, de sentido común.
No contento con ello, Allende fue más allá y decidió replicar el modelo contra la Compañía
Manufacturera de Papeles y Cartones con el objeto de afectar la libre circulación del periódico “El
Mercurio”, desencadenando de inmediato la reacción de la Sociedad Interamericana de Prensa
(SIP) que no vaciló en defender la libertad de prensa. Obviamente, la respuesta del inquilino de La
Moneda fue que todo era una “campaña difamatoria” tanto de la SIP como del diario en mención.
2.Orden público. La confianza en Allende se fue resquebrajando por cuenta de los asesinatos del
comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider, y del ex Vicepresidente de la República-y
ministro del Interior del gobierno de Frei Montalva- Edmundo Pérez Zujovic a manos del comando
ultraizquierdista VOP (Vanguardia Organizada del Pueblo).
Esto hizo ver a Allende, cada vez más, como tolerante y débil frente al terrorismo izquierdista;
sepultando de esta manera, toda opción de encontrar un entendimiento con la Democracia
Cristiana de Frei Montalva.
3.Crisis económica y movilizaciones. La gestión económica de Allende produjo una inflación
acumulada del 600%. En efecto, se organizó la “marcha de las cacerolas vacías” so pena del
racionamiento alimentario al que fueron sometidos millones de hogares chilenos mientras se
estimulaba paralelamente el famoso “mercado negro”. Dos años después, hubo otra gran
movilización minera contra Allende que serviría como prolegómeno al golpe del 73.
Para 1972, Allende tuvo que afrontar “el paro de octubre” que no era más que una manifestación
natural contra las medidas socio-económicas de su gobierno y que no tardó en descalificar como
“una conspiración fascista”.
4.Cuba. En 1971 llegó a la capital chilena Fidel Castro cuyo viaje estaba programado para una
semana; sin embargo, su estadía se prolongó por un mes, elevando aún más los niveles de
desconfianza de los chilenos que veían cómo su régimen hacia tránsito de la democracia a la
dictadura socialista. Eran los días en que se recordaba que “Chile libre no olvida el paredón.”
(Haciendo clara alusión a los fusilamientos que dejaba a su paso la Revolución Cubana).
5.Bultos cubanos. Después de la visita de Fidel, un cargamento proveniente de Cuba fue llevado a
La Moneda sin pasar por los debidos controles aduaneros, abriendo paso a una serie de
interrogantes acerca del contenido de las misteriosas cajas y que después llevaron a especular si
con una de esas armas, el mismo Allende se habría quitado la vida.
6.Conminación. Días antes de las elecciones parlamentarias de 1973, Allende amenazaba a la
oposición diciendo: “El pueblo, llegado el momento, usará la violencia revolucionaria. Usaremos la
gran marea del pueblo organizado, disciplinado, consciente, dispuesto a defender el porvenir de
Chile”.
Irresponsablemente, repetía y repetía que terminaría igual que el presidente José Manuel
Balmaceda, con el cual se identificaba plenamente, y quien sumió a Chile en una profunda crisis
institucional tras su suicidio en 1891.
7.Relaciones cívico-militares. Alterado el orden público y decretado el estado de excepción,
Allende nombró algunos militares en altos cargos de la Administración Pública. Tal fue el caso del
comandante en Jefe del Ejército, general Carlos Prats, quien asumió como ministro del Interior.
Poco después, el general Prats presentaba su renuncia el 23 de agosto de 1973 en virtud de que
parte del generalato del Ejército le había retirado la confianza. En su reemplazo, Allende nombró
al general Augusto Pinochet Ugarte. Hasta acá algo de historia, el resto del mito ya lo han
sostenido sub-intelectuales como Gustavo Petro que confunde a la senadora Allende Bussi con la
escritora Isabel Allende.