Estoy segura de que pocas veces nos hemos detenido a pensar en todo lo que tiene que vivir a diario una mujer mientras se moviliza dentro de un Transmilenio. La violencia que muchas veces vemos e ignoramos está más latente que nunca.
A propósito de la reciente conmemoración del día internacional de la mujer, en los últimos días junto a mi equipo de trabajo del Concejo de Bogotá, salimos a diferentes estaciones de Transmilenio con el fin de realizar un experimento social que comprobaría las aterradoras cifras de abuso a mujeres en Transmilenio registradas por el Observatorio de Equidad de Género de la Secretaría de la Mujer de Bogotá, las cuales indican que 8 de cada 10 mujeres se sienten inseguras y vulneradas mientras usan el sistema de transporte masivo.
Para el experimento, una actriz se ubicó en las entradas de las estaciones sujetando un cartel que decía: “Toma una rosa si alguna vez has sido víctima de abuso en Transmilenio” y al frente se posaba un recipiente repleto de rosas. De inmediato decenas de personas se acercaron con curiosidad; muchas mujeres miraban de reojo y seguían de largo, otras, intentaban acercarse a tomar la rosa, pero por pena seguían derecho, y sin duda, un gran porcentaje de ellas se sentían aludidas, una que otra se acercaba y tomaba una rosa en medio de llanto; mujeres jóvenes, adultas, adultas mayores, sin importar su edad expresaban haber sido víctimas de algún tipo de abuso en el transporte público.
“Yo cogería el florero completo, pero no puedo” señaló una señora que ingresó de prisa al Transmilenio, entre tanto, varias adolescentes aseguraban que un factor recurrente por el cual se sentían vulneradas en el transporte público era el no poder vestirse como ellas quisieran por el miedo de ser acosadas, una de las chicas que decidió contarnos su historia nos comentó:
“Tenía una blusa un poco escotada, había un señor en frente mío que estaba que me miraba y me miraba, yo obviamente me cubrí y entonces me dijo: ¡ay qué pena no puedo evitar mirar si viene de mostrona! Quedé realmente desconcertada, luego de eso se me acercada cada vez más y yo lo que hacía era alejarme, lo peor es que todo esto lo hacía mientras tenía en llamada al parecer a su hija, pero por desgracia, no todo terminó allí, al llegar a una de las estaciones en las que iba hacer trasbordo, otro tipo se acercó más de lo debido, de la nada me pegó una nalgada y salió corriendo, te lo juro que es feo que uno no pueda andar tranquila sabiendo que te pueden pasar cosas de este tipo todos los días” concluía la chica aterrorizada al recordar por todo lo que tuvo que pasar.
Sin duda, uno de los testimonios que más me conmovió fue el de una chica que al tomar la rosa de inmediato rompió en llanto y desconsoladamente abrazó a la actriz, luego de unos minutos la alcancé y me contó una historia, me dejó estupefacta “Era muy pequeña, pero todavía tengo bastantes recuerdos del suceso, iba con el uniforme del colegio incluso, yo iba sentada y al lado había un señor, me iba a bajar del alimentador y el señor sencillamente lanzó su mano y me tocó por todas partes, tendría yo unos 14 o 15 años, lo recuerdo porque mi mamá aún estaba viva”. Ese testimonio me arrugó el corazón.
Una particularidad del experimento, es que algunas mujeres que trabajan en el mismo Sistema Masivo de Transmilenio se acercaron y nos mencionaron que pese a que trabajan allí, en muchas oportunidades también se han sentido vulneradas de diferentes maneras. Todos estos testimonios uno tras otro nos reveló un desesperanzador panorama que evidencia una vez más que el transporte público NO es un lugar seguro para las mujeres en Bogotá.
Pero lo más sorprendente de todo pasó con los hombres, pese a que muchos pasaban, se reían, miraban con indiferencia y seguían de largo, uno de ellos se detuvo y le dijo a la actriz “Yo he sido víctima de acoso en Transmilenio, pero como hombre me da pena agarrar una rosa, esto no solo lo viven las mujeres, hay que hacer algo contundente” puntualizó.
Según la Secretaría Distrital de la mujer, más del 80% de las mujeres usuarias del transporte perciben como inseguros o muy inseguros sus recorridos, pero lo más alarmante es que más del 70% han sido víctimas o han visto acoso sexual en los articulados de Transmilenio o sus alrededores. Nos preocupa mucho además que el delito de feminicidio vaya en aumento pues en el primer semestre de este año aumentó en un 7,1%, E incluso en el mes pasado aumentó en un 14, 3 % comparado con el mismo mes del año anterior
De acuerdo con un reciente informe de Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros, el problema sobre el acoso y la violencia sexual que ocurre contra mujeres y niñas en el espacio y el transporte público, radica principalmente en comportamientos relacionados con delitos discriminados de la siguiente manera; gestos obscenos y mal intencionados con una recurrencia del 60%, exhibicionismo 78%, manoseos y tocamientos 86,2%, rozamiento en cualquier parte del cuerpo sin consentimiento 84,9%, intimidación o agresión 92,8% y fotografías y grabaciones del cuerpo, no consentidas y con connotación sexual 91,8%.
Entre tanto, el 83,9% de las mujeres dice sentirse muy insegura o insegura usando Transmilenio. Un 38,4% de las mujeres ha resuelto no tomarlo por temor a sufrir algún tipo de violencia sexual, mientras que el 26% manifestaron haber sufrido acoso sexual en la última semana, usando el sistema Transmilenio.
Un factor que resulta bastante preocupante y centro de debate para muchos, tiene que ver con la indiferencia, es insólito que cerca de un 62,3% de las mujeres que utilizan a diario el transporte público en Bogotá aseguran que ante un hecho de acoso sexual las personas que se encuentran alrededor no reaccionan, esto debido a diferentes razones como por indiferencia un 29,5%, por temor un 26,2%, o les parece completamente normal el abuso un 6,6%.
Durante los últimos años el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá ha venido realizando acercamientos para identificar los puntos más inseguros de Transmilenio, siendo Banderas, Patio Bonito y Biblioteca El Tintal algunos de los sitios más críticos, sumados a Patio Bonito, Avenida Américas y las estaciones de Kennedy las más peligrosas para las mujeres en la noche.
Actualmente, el Distrito tiene un protocolo de prevención, sanción y atención de las violencias contra las mujeres en el espacio y transporte público, que claramente no funcionan con efectividad y tienen que mejorarse con urgencia, ya que el protocolo sugiere que, cuando exista un caso de acoso, la víctima solicite ayuda a las personas que están alrededor, situación que muchas veces se ve empañada por la indiferencia, luego tienen que acudir al personal de Transmilenio para posteriormente comunicarse con la Línea 123 de emergencias y la Línea Púrpura para atención psicológica.
Evidentemente hay mucho por lo cual debemos trabajar, no solo para reducir estas alarmantes cifras, sino para que cuando volvamos hacer estos experimentos sean mucho menos las mujeres las cuales hayan pasado por experiencias traumáticas que quieran o no dejan marcada de manera negativa sus vidas.