No hay peor enemigo para un ser humano que su propio éxito. Cuando a la gente le va bien y se encauza por la vía de sus sueños, alcanzándolos uno a uno, esquivando y saltando obstáculos, y dejando en el camino a los mediocres que no pueden sortear su falta de capacidad, el hombre próspero y exitoso se convierte en objetivo de las bajas pasiones. Se trata, quizá, de la más abyecta condición de la raza humana: mortificarse con las cosas buenas que les pasan a otros. En Colombia se incrementa el odio. No en vano somos la capital mundial de la envidia.
German Vargas Lleras no es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo; sin embargo, tiene una aceptación y favorabilidad que la gran mayoría de políticos añoran. No es un delfín como podría pensarse: nació en cuna de oro, pero todo se lo ha ganado a pulso, con una fórmula infalible: inteligencia, cálculo político, capacidad de trabajo y una determinación a toda prueba. Gústenos o no, el vicepresidente es de los pocos funcionarios de este gobierno que ejecuta, resuelve y sabe para dónde va.
Yo mismo tuve muchas reservas sobre Vargas Lleras, pero el tiempo le ha dado la razón a él. Nunca es tarde para rectificar: con su meritoria labor, esfuerzo y visión, el vicepresidente ha demostrado, más allá de toda duda razonable, que está preparado para los más grandes desafíos. Si hay un colombiano que conoce la cosa pública, los problemas del país y cómo saldarlos, ese es Vargas Lleras, y tal realidad es innegable incluso para sus malquerientes.
Los miembros del partido Cambio Radical, que hacen parte del actual gobierno, han resultado ser muy competentes, preparados y cojonudos. Unos cuantos ejemplos: Luis Felipe Henao, Ministro de Vivienda, es una verdadera revelación: puso a funcionar el programa de las casas gratis y tiene en cintura a más de una rata atrincherada en las CAR, al igual que Jorge Enrique Vélez, Superintendente de Notariado, valiente y aguerrido, ha desmantelado las “mafias de la tierra” y el “cartel de los registros”; otro gallo de pelea, Pablo Felipe Robledo, Superintendente de Industria y Comercio, tiene cogiendo carretera a todos aquellos empresarios sin escrúpulos que se creían intocables. Todo este ejército, acompañado de otros efectivos que actúan bajo las directrices de Vargas Lleras, le ha dado vistosidad a un gobierno que no se caracteriza precisamente por su brillantez.
Paradójicamente, los enemigos del vicepresidente acechan en la coalición de gobierno, y en los círculos cercanos al Presidente Santos, se les olvida a esa manada de desagradecidos, que, de no ser por el concurso de Vargas Lleras, Santos hoy sería expresidente. De haberlo querido, Vargas Lleras hubiese sido candidato. En ese escenario, habría podido ser elegido y, en el peor de los casos, haber facilitado el triunfo de Oscar Iván Zuluaga; sin embargo, permaneció leal a Santos, una cualidad bastante exótica en la política.
El vicepresidente está en la mira, porque un combo de “pichones de políticos” o compañeros de gobierno creen que le pueden hacer competencia; porque los otros partidos se saben perdedores para las elecciones regionales de octubre, en las que Vargas Lleras y su partido arrasarán, y, en general, porque todos tienen claro que el único peso pesado que está en el partidor y que tiene como coronar la meta es Vargas Lleras. Por eso todos le disparan. Han llegado al extremo de señalarlo como enemigo de la paz, lo cual resulta absurdo y no merece mayor análisis. El senador Horacio Serpa, uno de los directores de esa orquesta, se convirtió en lo mismo que le reprochaba al dirigente gremial Hernán Echavarría Olózoga (QEPD): un viejo “gagá”.
La política se hace con ideas y ejecutorias, no con tramoyas para sacar del camino a aquellos que legítimamente se han ganado el derecho para estar donde están.
La ñapa: Silenciosa y estupenda labor la que viene haciendo el Senador Antonio Correa, como presidente de la Comisión Séptima, en procura del saneamiento de la red pública hospitalaria.
abdelaespriella@lawyersenterprise.com
Todos contra Vargas Lleras
Lun, 12/10/2015 - 01:41
No hay peor enemigo para un ser humano que su propio éxito. Cuando a la gente le va bien y se encauza por la vía de sus sueños, alcanzándolos uno a uno, esquivando y saltando obstáculos, y dejand