Sin Marulanda: ¡Ni ton, ni son!

Mié, 29/08/2012 - 00:33
Una década y seis meses después de que terminara el frustrado proceso de paz entre las Farc y el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana, el grupo ilegal, como novio enamorado, da sutiles
Una década y seis meses después de que terminara el frustrado proceso de paz entre las Farc y el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana, el grupo ilegal, como novio enamorado, da sutiles pasitos hacia su nueva conquista; en este caso,  Juan Manuel Santos. En esta nueva oportunidad, quiere hacer los nuevos coqueteos, sin su jefe supremo, quien yace en su tumba. Manuel Marulanda el fundador  y  negociador número uno de las Farc, ya no estará presente, su silla quedó  vacía definitivamente. Es cierto que los colombianos tenemos que optar por el camino de la paz, ese es el indicado para dar término a un absurdo conflicto de 50 años que solamente ha dejado destrucción y subdesarrollo a su paso. Los esfuerzos hechos en gobiernos anteriores, no han dado el resultado esperado, pese a las buenas intenciones. Más inversión para la guerra, más dinero para quienes lucran sus bolsillos con dineros sucios del narcotráfico y mantienen su poderío con grupos ilegales,  y cada vez menos opciones de inversión social para los ciudadanos. Venimos hablando de paz desde hace 20 años consecutivamente, desde el gobierno del expresidente César Gaviria. Los hechos hablan por sí solos, parece ser que el grupo criminal, las Farc, no quieren  ceder y voluntad plena, no han mostrado. Gaviria, Samper, Pastrana e incluso el mismo Uribe, cuatro presidentes en diferentes circunstancias, antes y después del fenómeno paramilitar, dejaron la propuesta en la mesa al secretariado general de las Farc, conformado por dos alas: una netamente campesina, "sabia" y recia, al mejor estilo de Manuel Marulanda con su poncho o toalla en el hombro y el ala intelectual, de cabecillas universitarios y decididos a ingresar a la política. Esta última se ha ido desdibujando por los cultivos ilícitos y laboratorios que rondan en los sitios en los que funcionan sus estructuras. Las Farc ya no son las mismas, han distorsionado su realidad política con el paso de los días, quieren ser  merecedores de un estatus político, que se aleja cada vez más de ser real y de ser palpable para sus mandos, por culpa de sus propias acciones. Muchas dudas surgen alrededor de estas primeras aproximaciones en búsqueda de la paz. ¿Le creerán las Farc al Ministro que bajo la dirección de Uribe arreció la guerra en su contra? ¿Creeremos los colombianos en otro intento de paz? ¿Los amos del narcotráfico permitirán que sus estructurales ilegales se desmovilicen para que no se les termine su negocio? Sin Marulanda, el campesino bravo, pero con quien por lo menos se podía hablar, realmente será más difícil creer en que habrá paz con las Farc. Menos aún, mientras aumentan sus acciones criminales y siguen muriendo colombianos inocentes. Sin ton, ni son, quedó ese grupo ilegal, desde la ausencia de Marulanda, su creador. Sí antes fue difícil hablar de paz con una guerrilla unida, hoy será más complicado hacerlo con unas posibles ruedas sueltas. Eso lo demuestran los recientes hechos terroristas, carros bomba, bombas lapa, y el regreso de las mal llamadas pescas milagrosas; es que el país no aguanta más. Pero, ¿es este el mejor momento para dialogar y pretender negociar el Estado con los violentos? Hablar de paz, es hablar de desarme y cese de hostilidades. Todos queremos eso y sabemos que es deber del Ejecutivo, como reza en la Constitución, velar por la paz. Pero ya que no es un secreto el inicio de esas conversaciones, los colombianos tenemos el derecho a saber qué es lo que quieren y piden las Farc. Twitter: @g_rodriguezm
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