Tradicionalmente en nuestro país la Semana Santa ha sido un tiempo de escape, más que de recogimiento. Era el momento ideal para salir de la cotidianidad e irse a pasar unos cuantos días en Margarita, Mérida, Morrocoy, Los Roques o la Gran Sabana o a algún lugar foráneo.
Hoy, en una Venezuela atribulada, la Semana Santa luce desdibujada por los pesares cotidianos que adolece nuestra realidad a lo ancho y largo del país. Ya no se trata de escoger el mejor lugar para vacacionar, porque se sabe, de antemano, que se vaya a donde se vaya, enfrentaremos las mismas calamidades de falta de luz y de agua; y la opción del exterior queda solo para pocos afortunados.
Siendo estas las circunstancias reales de nuestro existir ¿por qué no aprovecharlas para reflexionar y meditar cómo avanzar, de manera incruenta, en la búsqueda de una solución pacífica a la dramática situación actual? Tal vez podríamos superar esquemas trillados que no han logrado sus objetivos , entender que es necesario transitar otras opciones, profundizar en caminos que quizás hemos visto con poco interés y podrían resultar más eficientes de lo que parecen.
En todo caso, ya sea que sigamos las 7 estaciones del Via Crucis o las etapas que vamos viviendo, es hora de serenidad, reflexión, pero sobre todo de preparación para las acciones que son varias, tales como, las del Grupo de Contacto Internacional o las eventuales reuniones bilaterales entre Rusia, China y EEUU, todas destinadas a promover fórmulas para alcanzar escenarios de convivencia en Venezuela.
Semana Santa: tiempo de reflexión
Mar, 16/04/2019 - 05:10
Tradicionalmente en nuestro país la Semana Santa ha sido un tiempo de escape, más que de recogimiento. Era el momento ideal para salir de la cotidianidad e irse a pasar unos cuantos días en Margari