No es por imbecilidad que los detractores del Alcalde de Bogotá le exigen resultados mágicos y lo fustigan por cuanta bobería se les ocurre; lo hacen de mala fe: con una saña y sadismo que solo son posibles de cosechar en estas tierras del Sagrado Corazón. Pretender que en 100 días Enrique Peñalosa saque a la capital de la República del foso profundo en el que la encontró y está sumida es un discurso vil y mezquino, incubado en el protervo corazón del petrismo radical.
Tras 12 años de improvisaciones, desgobierno, corrupción, negligencia, polarización y odio, es mayúscula la tarea que tienen el burgomaestre Peñalosa y su equipo por delante. La década perdida de Bogotá significó un retroceso en todos los sentidos para la ciudad. Los fracasos disfrazados de populismo son derrotas dobles, porque, a la par del atraso y el caos, va el engaño al pueblo, que, a la postre, termina por percatarse de la manipulación del político sin escrúpulos.
Así les duela a muchos, Peñalosa es el colombiano que más conoce a Bogotá y sabe lo que hay que hacer para rescatarla. Es un técnico. Por eso es tan mal político. Bogotá no necesita de buenos oradores o discurseros baratos: el desastre se resuelve ejecutando los correctivos necesarios, amparados en la ciencia y la experiencia, y no en la demagogia que busca dividir. La nueva Bogotá no solo será cemento, como dicen los malquerientes del Alcalde: el tema social es de superlativa importancia, y Peñalosa lo tiene claro. No en vano hizo lo que hizo por los menos favorecidos en su primera alcaldía.
Está visto que los que atacan a Peñalosa lo hacen por cálculo político: poco o nada les importa la ciudad; lo que buscan es mostrar a Gustavo Petro como un estadista, para catapultar la aspiración presidencial del “caudillo” cundi-cordobés sobre las ruinas y la desgracia inducida de Peñalosa. Pues “tacan burro”: los resultados hablarán por sí solos y tendrán que tragarse todo su veneno, cuando haya cesado la horrible noche para Bogotá. ¡Ah, y eso de que Petro será presidente, está por verse!: falta mucha tela que cortar y otras tantas verdades por revelar, en cuanto a los manejos irregulares en algunas secretarías del Distrito, entre los años 2012 y 2015.
Por el error de un periodista que escribió el perfil del Alcalde y confundió un título DESS con un Doctorado, Peñalosa, a juicio de sus enemigos, merece el fusilamiento; porque un secretario del Distrito tiene un terreno ínfimo en la reserva Van Der Hammem, es inevitable lanzarlo a la hoguera. Un poco de coherencia les pido a esos dueños de la moral, que fungen de jueces implacables: analicen qué es más grave: las acusaciones contra Peñalosa, o las manos untadas de sangre de algunos, por la toma del Palacio de Justicia.
La ñapa I: Se le cierra el cerco al bandido de Franco Castellanos, exalcalde de Soledad. La Procuraduría acaba de sancionarlo, ojalá la justicia caiga pronto sobre otra hierba del pantano: Gustavo Salcedo.
La ñapa II: El Ministro de Defensa debe concentrase en la seguridad perdida, en vez de proponer sandeces que conllevan la censura.
abdelaespriella@lawyersenterprise.com
Dejen gobernar a Peñalosa
Dom, 17/04/2016 - 14:28
No es por imbecilidad que los detractores del Alcalde de Bogotá le exigen resultados mágicos y lo fustigan por cuanta bobería se les ocurre; lo hacen de mala fe: con una saña y sadismo que solo so