Con la renuncia de la gerente de Transmilenio, se hace urgente, para el Alcalde Peñalosa, nombrar un nuevo líder para esta empresa, que requiere una reingeniería en el corto plazo de modo que se recupere el rumbo de una entidad vital para la movilidad de la ciudad.
¿Cuáles deben ser las prioridades de la nueva gerencia? Si bien es cierto que el colapso y saturación de Transmilenio se debe a la no construcción de nuevas troncales en los últimos doce años, ya no pueden darse más excusas para lograr mejoras operacionales para los más de tres millones de ciudadanos que usan este sistema diariamente.
La principal prioridad debería ser las mejoras operativas y de eficiencia en el sistema, para que en las horas pico, los ciudadanos sientan que hay más frecuencias, menos congestiones y disminución de filas a la entrada de los portales, estaciones y a los mismos buses. Eso significa un rediseño a las rutas para que fluyan de mejor manera y un fortalecimiento de la infraestructura de estaciones en especial, al funcionamiento de las puertas y ampliaciones de algunas de estas que tiene su capacidad desbordada.
El nuevo gerente debería liderar una iniciativa para que en el 2018 todas las entidades del Distrito tengan como objetivo “Prioridad de Transmilenio”. La Secretaria de Seguridad garantizando el pie de fuerza para disminuir los delitos de hurtos y atracos dentro y cerca del sistema. El IDU para mejorar infraestructura de los puentes y accesos a estaciones. El IPES y la Secretaria de Gobierno para retirar a todos los vendedores ambulantes y la Secretaria de Cultura para realizar una campaña de conciencia ciudadana que logre el buen comportamiento y cuidado del sistema, incluyendo una campaña agresiva anti colados.
La segunda prioridad tiene que ser la renegociación de los contratos con los operadores del SITP. El nuevo gerente tiene que armonizar las visiones de una ciudad que tiene dos sistemas paralelos, uno con las troncales de Transmilenio y otro con las rutas zonales y locales de los operadores del SITP. Muchos de los operadores están en precarias condiciones financieras, por el no funcionamiento de un modelo operativo que no cumplió con los supuestos mínimos de demanda de pasajeros y tiempos de implementación. Estos operadores también fueron golpeados, por la no entrada en operación de dos empresas como Egobus y Ecobus de pequeños propietarios que afectaron, desde el inicio, la estabilidad de todo el sistema.
El Concejo de Bogotá aprobó los recursos a Transmilenio para lograr superar dichas condiciones operativas y financieras, pero no se ha logrado renegociarlo ni salvarlo.
La tercera prioridad del nuevo gerente debe ser acelerar la licitación de la compra y puesta en marcha de los nuevos buses de Transmilenio. Son más de 1500 buses a los cuales se les ha extendido su vida útil. Han debido ser reemplazados desde el 2011 y aún siguen rodando por todas las troncales presentando problemas de mantenimiento. Estos vehículos son viejos, se varan y algunos son chimeneas rodantes. Los bogotanos valorarían una nueva flota de buses con tecnologías limpias para que no tengan emisiones contaminantes. Que sean cómodos y modernos.
Qué talante y perfil debería tener el nuevo gerente? Los bogotanos reclaman un gerente de Transmilenio que se suba al bus y tome las riendas de un sistema que necesita mejoras y resultados urgentes.
Se requiere un gerente que tome decisiones firmes y prontas. Un ejecutivo que tenga la capacidad de movilizar a sus operadores y a sus empleados para que a diario se vean las mejoras operativas. Una gerencia que oiga, escuche y tenga una dialogo franco con los operadores de Transmilenio y el SITP para poder encontrar soluciones prácticas y realizables a los riesgos que enfrenta el sistema.
Queremos ver al gerente de Transmilenio todos los días montando en los buses, visitando estaciones y portales para dialogar con los usuarios. Un gerente que se remangue para encontrar soluciones prácticas y concretas a los problemas que le plantean usuarios, conductores y operarios. Se requiere un gerente que logré, a través de acciones concretas, volver a recuperar la confianza en un sistema que fue ejemplo pero que ahora requiere mejoras notorias.
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