Donald Trump lo ha vuelto a hacer, impone un arancel del 10% a las importaciones colombianas, asesta un golpe bajo a nuestra economía y deja en evidencia lo vulnerables que somos ante las decisiones arbitrarias de EE. UU. Casi el 30% de nuestras exportaciones a ese país están en riesgo y sectores clave como el agroindustrial y manufacturero que en 2024 superaron los 14.000 millones de dólares en ventas, podrían verse gravemente afectados pero el problema no es solo la pérdida de competitividad de nuestros productos, sino la sumisión con la que seguimos aceptando estas agresiones económicas.
Es inaudito que un solo arancel pueda poner en jaque casi un tercio de nuestras exportaciones, esto no es solo una medida comercial, es una demostración del precio de depender de un solo socio, especialmente de uno que no duda en torcer las reglas cuando le conviene, ignorando tratados como el TLC. Siendo aún más preocupante la respuesta de algunos sectores en Colombia que justifican el golpe con la excusa de que otros países también han sido afectados, pero desde cuando el conformismo es una estrategia de desarrollo.
Mientras Trump cierra su puño, otros países abren sus brazos. China, Japón y Corea del Sur han reaccionado de inmediato, reforzando sus alianzas comerciales para amortiguar el impacto de estas medidas proteccionistas. Mientras en Asia entienden que el comercio es poder, en Colombia seguimos esperando a que EE. UU. nos haga el favor de comprar nuestros productos como si fuéramos una economía sin opciones, ya es hora de dejar de mendigar y empezar a actuar.
Los BRICS representan una salida real y urgente. Este bloque económico no solo ofrece mercados alternativos para nuestros productos, sino que también proporciona mecanismos financieros que reducen la influencia del dólar y permiten transacciones en monedas locales. A esto se suma la posibilidad de acceder a inversiones en infraestructura, tecnología y energías renovables, sectores donde China, India, Brasil y Rusia han demostrado ser líderes.
Las cifras hablan por sí solas, actualmente el comercio exterior colombiano está excesivamente concentrado en EE. UU., que representa cerca del 30% de nuestras exportaciones. Mientras tanto, el bloque BRICS controla alrededor del 25% del PIB mundial y maneja el 18% del comercio global. Solo China, el mayor socio de los BRICS importa bienes por más de 2,7 billones de dólares al año y Colombia apenas representa una fracción mínima en ese mercado. Ampliar nuestra participación podría generar un incremento de al menos un 10% en nuestras exportaciones, lo que equivaldría a más de 5.000 millones de dólares anuales adicionales.
Por otro lado, la financiación internacional es otro punto clave. Actualmente, Colombia depende de préstamos del FMI y el Banco Mundial que imponen condiciones económicas restrictivas. En cambio, el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ha otorgado más de 30.000 millones de dólares en créditos sin exigir reformas fiscales draconianas, facilitando inversiones en infraestructura y desarrollo productivo.
En términos de inversión extranjera directa, los BRICS han incrementado su presencia en América Latina en los últimos años. China y Brasil, por ejemplo, han invertido más de 150.000 millones de dólares en la región en la última década. Si Colombia fortaleciera sus lazos con este bloque, podría captar un mayor flujo de inversiones en sectores estratégicos como energías renovables, manufactura y telecomunicaciones.
Dicho lo anterior, es claro que si seguimos dependiendo del comercio con EE. UU., cada elección presidencial en Washington será una ruleta rusa para nuestra economía, NO podemos seguir atados a un socio que nos ve como prescindibles y nos castiga cuando le conviene, más allá de la retórica política los hechos hablan por sí solos, Estados Unidos nos utiliza como un comodín comercial y nos abandona cuando su estrategia económica así lo requiere.
La adhesión de Colombia a los BRICS también sería un mensaje político claro. No estamos dispuestos a seguir siendo una economía dependiente de las decisiones de Washington, necesitamos diversificar nuestras relaciones y desarrollar nuevos mercados en Asia, África y Latinoamérica. Es más que evidente que la narrativa de que EE. UU. es nuestro socio "natural" ya no tiene cabida en un mundo multipolar donde la economía se mueve a un ritmo diferente.
Es hora de que Colombia piense en grande, unirse a los BRICS no es solo una opción, es una necesidad estratégica para nuestra supervivencia económica. Colombia debe tomar el control de su destino y romper las cadenas que la atan a una relación comercial desigual. Si no diversificamos nuestras relaciones, la próxima crisis será aún más devastadora. ¡Ya no podemos esperar, el cambio es ya! Colombia en los BRICS.