Su finca de seis hectáreas en la Umbría, vecina del pueblito medieval de Narni, a una hora y media de Roma, tiene poco que ver con las grandes extensiones de tierra de los sembrados de caña de azúcar, como el de La Manuelita, en el Valle del Cauca, que inició su bisabuelo, don Santiago Eder, y que heredó su familia materna. El viñedo de Enrico Giovanelli Eder tiene la dimensión común de los cultivos de vid de esta zona y de la vecina región de la Toscana, por no decir de toda Italia, donde predominan las pequeñas propiedades manejadas por sus dueños de una manera tradicional, artesanal.
Eso hace que este sea uno de los más bellos paisajes agrícolas del mundo, rodeados de pueblos medievales perfectamente conservados como Orvieto, Todi, Spoleto y Asis.
La finca donde Enrique Giovanelli tiene el viñedo Calispone queda en el corazón de la Umbría.
La tierra y su pasión por el vino y la champaña, cultivada desde que llegó a Roma a estudiar en 1974, después de graduarse en el colegio Colombo Británico de Cali, aparecieron de manera consistente en su vida cuando en el 2004 Enrico renunció a su trabajo como directivo del banco Cofiri Sim, que después de su privatización pasó a ser Unicredit y le dio un cambio radical a su vida. Antonella, su esposa, lo acompañó desde el primer momento en su decisión. Dejó a un lado el sueldo, las prebendas, los viajes de negocios, las comisiones de éxito, pero también el estrés para volver a sus raíces, a la tranquilidad del campo en un pequeño terreno localizado entre Gualdo y de Otricoli, en un valle en medio de pueblitos medievales incrustados en los costados y cimas de colinas rocosas de la Umbría.
Una tranquilidad solitaria y exigente, donde cada agricultor tiene que ocuparse de los detalles del cuidado de la siembra, la vendimia y luego el trabajo en la bodega donde concluye el proceso que termina en un buen vino sobre la mesa. “La clave está en el trabajo en el campo”, dice Enrico, “en el cuidado manual, al detalle, que se le da a cada matica de uva: asegurar la calidad de los árboles que se siembran, garantizar el riego, el abono, las podas oportunas, el control de plagas de la manera más natural posible, con la menor cantidad de productos químicos que sumado a la calidad de la tierra y al clima producen la calidad que luego se pone a prueba en la bodega”.
Una bodega que maneja con la misma filosofía. Fue construida con materiales naturales y típicos de la región, principalmente el Tufo, una piedra suave de origen volcánico que se utilizaba desde los tiempos de los etruscos. Autosuficiente en términos de energéticos, el agua que se utiliza para la limpieza no tiene detergentes y es reciclada completamente. Allí llegan las uvas recogidas en la vendimia que este año empezará el 25 de Agosto para dar comienzo al proceso que termina en los toneles de roble francés y luego en las botellas con la etiqueta que se identifica la cosecha de cada año con la marca Calispone. Enrico tuvo la suerte de encontrar un nombre que identificaba la región de Umbría, pero que a la vez está asociada con Cali, su ciudad, la que lleva en el corazón y a donde viaja tres o cuatro veces al año para asistir a las juntas directivas del Grupo empresarial Manuelita.
En la vendimia participan amigos que vienen de Colombia. Luego empieza el proceso en la bodega.
Las etiquetas, como todo en esta bodega, también son cuidadas con esmero. Escogió amigas pintoras caleñas para que cada año ilustraran la etiqueta con un dibujo propio. Empezó la primera cosecha del 2006, con la ilustración de su hermana Sandra. La del 2007 la realizó Tata Navia y la del 2008 Flora Uribe.
Las etiquetas son ilustradas por artistas colombianas.
Las primeras tres hectáreas del viñedo fueron preparadas y sembradas en febrero de 2004 sobre terrenos pobres y arcillosos, en pendientes expuestas al sol del mediodía y rodeados de bosques nativos. Las otras tres hectáreas las trabajó durante el 2007 y 2008 para la siembra de cepas de uvas blancas. En la selección de variedades se le dio prevalencia a cepas tradicionales como las Sangiovese, Sagrantino y Montepulciano, junto a Merlot y Cabernet Sauvignon, mientras que el vino blanco proviene de cepas Verdicchio y Trebbiano d’abruzzo, las dos típicas del centro de Italia. Todas las referencias con el sello Calispone aparecen en la conocida revista The uncorked cellar.
Enrico habla con entusiasmo y orgullo de sus vinos y en especial de la cosecha del 2007, que aspira que tenga la mayor calidad de la región, pero sobre todo quiere que en Colombia se empiecen a apreciar los vinos italianos. El suyo, el Calispone, empezará a venderse en Cali, en la Bodega del Rio, con lo que aspira a mantener vivo ese rincón de Cali en la Umbría.
Un caleño con viñedo en Italia
Dom, 08/07/2012 - 14:00
Su finca de seis hectáreas en la Umbría, vecina del pueblito medieval de Narni, a una hora y media de Roma, tiene poco que ver con las grandes extensiones de tierra de los sembrados de caña de azú