Hay un hombre solo en un apartamento lleno de pinturas que tiene en la ventana un cartel de: “Se vende” . Hay un hombre que ha envejecido con la elegancia con la que llegaba a las primeras grabaciones de la televisión colombiana cuando no existía lo que él denomina “la dictadura del rating”. Hay un hombre que dirigió las escenas de 'Gaviota' en 'Café', de Héctor Ulloa en 'Don Chinche' y de Luis Eduardo Arango en 'Romeo y Buseta' al que de un tiempo para acá le cancelan algunos proyectos con los que quiere mantenerse vigente en lo que aprendió a hacer: dirigir escenas y actores.
Pepe Sánchez cumplirá 80 años y reconoce que busca nuevas alternativas para seguir haciendo lo que más le gusta: dirigir.
—Lo último que dirigí fue 'La maldición del paraíso', aunque no puedo decir que la dirigí porque ahora la dirección es compartida. La dirección se ha vuelto un poco anónima, hay una parte que dirige una persona y otra parte que dirige otra persona y eso lo pegan.Ya no tiene el sello de un director, yo no comparto esa visión. Yo quedé pegado a esa televisión donde el director imprimía un sello y un estilo. Ahora no es así.
Ya no va a bailar salsa o a escuchar los tangos de Gardel y Goyeneche porque cuando alguien lo reconoce en la calle lo obliga a hablar de su oficio. En su apartamento la luz que entra por la ventana del comedor ilumina los retratos de Federico, Magdalena, Verónica, Pablo y Gabriela, sus hijos de tres matrimonios. Al frente dos imágenes de sus padres le recuerdan que creció entre rollos fotográficos y el cuarto oscuro de impresión.
—Mi papá era fotógrafo de profesión y por afición. A él le encantaba meterse al cuarto oscuro y experimentar con las fotografías. Creo que su oficio tuvo que ver con mi vocación, a mí el cuarto oscuro me producía claustrofobia, por eso tal vez no me dediqué a la fotografía, pero lo veía encuadrar y desde ese momento nace en mí cierto gusto por el encuadre y el manejo de la imagen que es lo que me gusta hacer en televisión.
En su sofá color mostaza escribe todas las mañanas sin los apuros de la televisión “Me gusta escribir reposadamente y adelantar ideas que tenía colgadas”. Durante más de 50 años su estilo realista, su forma de contar las historias de colombianos del común viven ahora en su memoria y en repeticiones transmitidas en algunos canales públicos. Sacar las cámaras a exteriores, romper el plano y contraplano clásico de la telenovela y construir con los actores algunos de los personajes más memorables de la televisión hacen parte de su legado.
“La televisión la encuentro bastante gastada, se le gastaron las fórmulas”
Pepe, ¿siempre quiso ser director o actor?
La actuación no me llamó mucho la atención, veía mucho cine en el Cine Club de Colombia y me fascinaban la forma de contar las historias y descubrí mi pasión para contar las historias, no para actuarlas. Era la época de Vittorio De Sica, del nuevo realismo y eso me fascinó. La primera oportunidad que tuve de aplicar eso que me gustaba en la televisión fue con ‘Don Chinche’.
¿Hábleme de ese primer acercamiento a la televisión antes de ser director?
Antes de ‘Don Chinche’ llevaba muchos años en televisión. Entré año y medio después de fundada la televisión. Entré como locutor, entonces de ahí al 'Chinche' hubo un gran trayecto un poco frustrante al comienzo porque era una televisión muy limitada en recursos comparada con el cine. Ahora se ha unido. Recuerdo a Bernardo Romero Lozano, el papá de Bernardo Romero Pereiro, el primer director que hubo en Colombia, hizo una brillante adaptación de ‘El Proceso’ de Franz Kafka. Él sacó las cámaras al pasillo donde se estaban construyendo unos nuevos estudios y en esos escombros se producía toda la historia. Fue una cosa muy interesante, desafortunadamente no quedó testimonio porque en esa época no se podía guardar. Bernardo Romero Lozano me introdujo a la actuación, a la dramaturgia, pero no me consideraba especialmente apto, ni me moría por ser actor, siempre quise dirigir, hasta que se me dio la posibilidad.
Usted llega a la dirección de telenovelas con ‘Don Chinche’, ¿por qué se convierte en una obra clásica de la televisión en Colombia?
No quiero caer en el autoelogio, eso que lo digan otras personas, de mi parte fue una cosa muy experimental. Creo que la televisión y las artes en general deben ser experimentales siempre, ese es el grave problema que ha tenido la televisión que ha reducido esto a fórmulas y las fórmulas limitan la creación.
'El Chinche' fue una cosa muy experimental porque pedí que me lo dejaran hacer en exteriores con una sola cámara, como en el cine y la gente encontraba algo diferente por eso. Además de la gracia de los actores, la gente se identificó mucho con los personajes.
¿Cómo debe ser la sinergia del director con los actores? En su caso, ¿cómo es la relación con los actores?
Considero que el actor es un creador, no es una marioneta que uno puede mover a su antojo. El director no tiene la última palabra. Uno le da su propia lectura y el actor a lo mejor le da otra. Lo primero que le pido al actor es: ¿cómo ve su personaje?, eso ya nos introduce en un proceso creativo y de búsqueda. Siempre está el actor con su posibilidad creadora, entonces no dirijo con látigo en la mano, porque no soy el poseedor de la última verdad.
Cada director tiene su musa, Anna Karina con Jean Luc Godard, Liv Ullmann con Bergman ¿cuál fue su musa?
Indudablemente Margarita Rosa de Franciso, ella tiene un talento muy especial, es una artista integral, se pone a escribir y escribe divinamente, me gusta lo que escribe en Soho. Se pone a cantar y lo hace muy bien, aunque ella dice que fracasó en la música, no lo creo. Ella es una creadora, una mujer sensible y el personaje de la Gaviota es su creación, cuando llegamos a los primeros ensayos ella ya tenía construido ese personaje. Es un ejemplo, un paradigma de actuación Colombia.
¿Qué está pasando con la televisión colombiana hoy, el tema de cambio de horarios, de realities en el prime time?
Como se ha echado mano de las fórmulas y las fórmulas se están desgastando, la sociedad evoluciona y la televisión no se ha preocupado mucho de lo que pasa en el exterior. Hay una tendencia a imitar lo que esté de moda en Europa y Estados Unidos y entonces se deja a un lado un proceso creador. La televisión hoy no piensa en la gente, piensa en el rating. Se piensa en la gente como un consumidor de objetos, de crema de dientes, pero no de historias o mensajes. La actitud mercantilista está ahogando a la televisión.
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Estaba a punto de dirigir un proyecto, ¿qué pasó?
Esto se ha vuelto muy inestable, llevo varios meses tratando de buscar otras cosas. No sé si ha cambiado lo que quieren ver los televidentes. Veo una pequeña crisis en la televisión y se han suspendido muchos proyectos. No sé, eso es cuestión de los manejos que se dan allá, lo cierto es desde noviembre pasado se suponía que yo iba a hacer una serie pero no llegó nunca y me han dejado pedaleando en el aire. Entonces estoy tratando de hacer una versión para la web. Creo que la web puede ser un camino.
¿Cuando me dice que está buscando cosas es porque ya no lo llaman?
No sé quién escoge los directores hoy, lo cierto es que trabajo para un canal, no es que tenga exclusividad, pero eventualmente trabajo con ese canal y ese canal ha suspendido por ahora la producción y compra a productores independientes. La cruda realidad es esa y desde luego estoy buscando otras alternativas.
¿Tiene algún tipo de contrato con un canal?
No tengo contrato alguno. Los contratos se hacen por cada proyecto. Al final de las grabaciones de la novela cesa cualquier vínculo.
¿Está esperando una pensión?
No tengo ningún tipo de pensión. Tengo que trabajar necesariamente. En el momento hago trabajitos sueltos que no me garantizan estabilidad.
¿Y usted recibe dinero por la venta de novelas como ‘Café’ y ‘Don chinche’?
Nada. No estaría en la que estoy si me reconocieran algo. Siempre se ha tratado que el Congreso apruebe unas leyes en favor de los artistas en Colombia. Ahora volvieron a pasar ‘El Chinche’, se supone que en otras partes te pagan algo, aquí no.
¿Esta triste con lo que está pasando en la televisión de hoy?
La televisión siempre me ha dado tristeza, a excepción de aquella primera etapa, en la cual alcancé a participar, que era una televisión estatal, cuando había unos objetivos muy claros de divulgación cultural, de la transmisión de nuestros valores y de nuestra cultura. Era una televisión más libre, sin la dictadura del rating. Hoy Señal Colombia y Canal Capital están llenando ese vacío y hacen cosas muy interesantes, porque esta otra televisión la encuentro bastante gastada, se le gastaron las fórrmulas.
¿Usted se ha casado tres veces, es enamoradizo?
Ya no soy enamoradizo. Ahora estoy enamorado de mi pareja, Esther, ella está estudiando en Berkeley composición y producción. Trabaja allá y estamos con un poco de trabajo sosteniendo la carrera. Actualmente tengo dos niños que los tuve que mandar a Estados Unidos porque ya no pude mantenerlos acá, en Estados Unidos están con los abuelos. A estas alturas estoy tratando de reorganizarme.
¿No es difícil no tenerlos al lado?
Si, es terrible, ellos se fueron hace tres semanas, pero no se pudo más, no pude pagar más el colegio y allá están viviendo muy bien con sus abuelos. Estamos buscando la manera de reunirnos otra vez.
¿Por qué gente como usted no tiene cabida en la televisión hoy?
No sé que está pasando. Lo cierto es que hay que buscar nuevos campos y eso es lo que estoy tratando de hacer con la web, y eso es lo que no ha hecho la televisión, buscar alternativas, porque sigue pegada a las viejas fórmulas. Entonces hay que sacudirse a ver qué pasa en el mundo. No sé cuál sea el destino de esas grandes unidades móviles cuando ahora con un par de camaritas se hacen maravillas con la imagen. Pienso en la web como un camino pero creo que eso va a producir algo a futuro. Ahora estoy un poco amarrado.
¿Y cuántos años cumple este año, lo va a celebrar?
El 26 de octubre cumplo ochenta años, pero no soy de grandes fiestas. La única fiesta grande que recuerdo fue a los 60 años, una que me organizó una amiga.
¿Le teme a la muerte?
A la muerte no le temo. Le temo a una muerte dolorosa, pero si viene una muerte que lo agarre a uno dormido, descuidado, qué le vamos a hacer, se acabó, como dice el tango: 'La vida es una herida absurda’. Uno no se explica, uno se prepara para ser mejor persona y cuando ya casi lo ha logrado, se muere.
¿Cómo cree que la gente en Colombia lo va a recordar?
Mis amigos que me recuerden como una buena persona, como un tipo chévere. Ya hay una generación en Colombia que no sabe quién soy yo y es lógico. Alguna vez me encontré con un papá y su hija de 12 años y la regañaba porque no se acordaba de mí en el 'Yo y tú', pero la niña no tenía por qué recordarlo y del país no se puede esperar nunca mucho, Colombia olvida con frecuencia.
Pepe Sánchez entre el olvido y la bancarrota
Jue, 31/07/2014 - 14:51
Hay un hombre solo en un apartamento lleno de pinturas que tiene en la ventana un cartel de: “Se vende” . Hay un hombre que ha envejecido con la elegancia con la que llegaba a las prime