La bella y el narco

Mié, 18/05/2011 - 00:00
El misterioso señor de la gorra negra (tomado del libro La bella y el narco. ED. Mondadori).

Diego le había montado una agencia de modelaje más por el
corazón que con la esperanza de una viabi
El misterioso señor de la gorra negra (tomado del libro La bella y el narco. ED. Mondadori). Diego le había montado una agencia de modelaje más por el corazón que con la esperanza de una viabilidad financiera. Navacross era más un gusto para su novia que una vocación empresarial. Tan fue así, que la agencia en realidad era un instrumento que permitía a Yovanna hacer relaciones y conocer gente del medio, entre ellos a la “Avispa”, una conocida periodista cuyo apodo se debía al aguijón en que convertía su lengua a la hora de hablar de la gente de la farándula y de las candidatas a los reinados. Convenía llevarse bien con ella y evitar sus picotazos públicos que desinflaban a cualquiera. Los contactos de su novio en México le llevaron hasta un señor que organizaba con éxito un concurso en el país azteca bajo el nombre de Intermodel México, que aglutinaba a modelos llegadas de varias partes del mundo. Junto a otras cinco participantes, puso rumbo a México, Distrito Federal, para concursar, mientras él haría relaciones e intentaría adquirir la franquicia de dicho concurso para Colombia. Por otro lado, era la primera vez que la Flaca se subía en un avión para salir del país, y su felicidad soñadora no podía estar más colmada. El viaje fue un éxito rotundo, miles de concursantes, innumerables diseñadores con los que desfiló, calificación final entre las 30 mejores modelos y Diego logró la franquicia para Colombia. El 25 de noviembre de 1998 en el diario El Tiempo se podía leer la siguiente noticia. Bajo el título de “Intermodel Tolima rumbo a México, D.F.”, la información decía: “Hace apenas unos meses Jhoana Guzmán Cruz, ibaguereña, reconocida modelo, directora de la escuela y agencia Navacross con sede en Bogotá se trajo un importante título de la capital mexicana. Fue durante la realización del concurso Intermodel México 1998, al que asisten casas de modelaje de Estados Unidos, Venezuela, Nicaragua, Chile, Brasil, Costa Rica, Inglaterra, España, Japón y Francia, entre otras. Jhoana fue seleccionada entre las diez mejores modelos promocionales, de quinientas que se presentaron de dichos países. El reconocimiento hizo que su agencia recibiera la franquicia del concurso, que pretende escoger en los próximos días a las mejores modelos del país para que concursen en México en Intermodel México 1999. El evento que se llevará a cabo del primero al seis de agosto promete proyectar a las agencias nacionales y a las modelos independientes desde una plataforma sólida y profesional. El punto de partida son las elecciones regionales y departamentales. Las ganadoras serán convocadas los días ocho y nueve de mayo de 1999 en Santafé de Bogotá. De entre ellas saldrán los veinte mejores modelos de Intermodel Colombia, quienes viajarán a México con todos los gastos pagos, previa preparación Navacruz. En el caso de Intermodel Tolima las inscripciones se están llevando a cabo en Power Gym y en Sanandrexitos. El desfile oficial en vestido de baño se llevará a cabo el próximo 12 de diciembre y la elección final el 18 de diciembre en el Hotel Casa Morales de Ibagué. El show central estará a cargo de las personalidades del medio que han sido invitadas al evento. Como ya es costumbre, Intermodel México y Colombia, tienen una obra de beneficiencia que siempre sale adelante a la par del evento de modelaje. Intermodel Tolima, ha querido entregar parte de sus ganancias a un ancianato de la capital tolimense. Algunos de los patrocinadores son Power Gym, Sala de Belleza Hollywood, Sanandrexitos y Tolima 7 días, quienes invitan a todas las jóvenes tolimenses a aprovechar sus vacaciones de diciembre, incursionando en el mundo del modelaje con proyección internacional. ” Yovanna había pedido a su novio dirigir el evento en el Tolima. Todo el engranaje del concurso que el periódico anunciaba para diciembre de ese año, 1998, iba a estar en manos suyas. Su nombre crece dentro del medio, su ambición también, sus deseos de desfilar en Estados Unidos, París, Milán… también crecen; pero algo decrece, y es su relación con Diego, diez años mayor que ella, cuyos anhelos de formar un hogar y una familia numerosa con la ibaguereña no van a ser compartidos. El fin de aquella historia de amor estaba cerca. El vestíbulo del hotel Casa Morales de Ibagué desprende un aroma extraño y agradable a la vez, como si todas las lociones y perfumes de vanguardia que están usando los selectos invitados al evento se hubieran mezclado entre sí. La Flaca apenas concilió el sueño la noche anterior repasando los detalles de “su” evento. Estaba algo más tranquila sobre la rentabilidad del negocio después de lo que le había dicho Eva, a la que todos apodaban la “Muñeca” merced a lo que la naturaleza le había dado en forma de rostro angelical y cuerpo esbelto, de piel blanca y cabello dorado, lacio, asemejándola a aquellas siluetas pluscuamperfectas de plástico que servían de juguetes a millones de niñas. A pesar de su juventud, llamó la atención de Yovanna desde el día que la conoció, destacaba sobremanera del resto de chicas, se la veía muy curtida para su edad, con dotes de organización, segura de sí misma y con energía sobrada como para ser, amén de una candidata, un apoyo en la organización del Intermodel Tolima. De tal modo que se hicieron buenas amigas y trabajaron codo con codo en toda la infraestructura. La tal Eva destacaba en el modelaje no sólo por tan estética perfección o sorprendente precocidad, sino también porque decía tener un novio que estaba dispuesto a comprar toda la boletería que no se hubiera vendido para asistir a la gala, a fin de que todo saliera a pedir de boca y al final no apareciera un déficit pesado. Para aquel novio, las mujeres siguen siendo un pasatiempo con fecha de caducidad. Prepagos y amiguitas van sucediéndose en las parrandas y en el lecho de alias Jabón. Por esas fechas, efectivamente, Eva era la niña rubia con la que suele encontrase cuando va al Tolima a visitar a su socio, don Mauricio. Se portaba muy bien con él improvisando en la cama, mucho desparpajo. En la última conversación que habían tenido le invitó al evento y de paso le pidió una platica para ayudar en el patrocinio. “Hágale, mija. Listo, por allí le caigo. Cuente con esa platica pues, pero por ahí me tiene listas algunas de esas chimbitas del evento, mi amor, pa’ irnos después a la finca a celebrar… ¿sí o qué, mija?”, respondió él, del otro lado del celular. Esa misma tarde del 18 de diciembre el estrés de la bajísima venta de entradas seguía consumiendo a sus promotores. No le habían prestado demasiada credibilidad al cuento de la Muñeca con la presunta generosidad de su misterioso novio, pero cuando aquella mona teñida volvió a mencionarlo a pocas horas de comenzar, su amiga esbozó una sonrisa e hizo que se le abrieron los ojos como a un búho. —¿Cómo así, Eva? Ya no más con ese cuento, mira que quedan muchas por vender, yo no creo que el novio ese tuyo que dices vaya a correr con todo ese gasto… —le respondía con brazos abiertos y un asomo de desesperación en su voz y en su rostro. Pero Eva sabía que no era ningún alarde y se mostró convincente en su respuesta. —Amiga, fresca. No se preocupe que yo se las voy a vender todas, ya le dije. No hablemos más del asunto, gorda, antes de que comencemos, la plata está acá. Fresca. Pilas que tenemos trabajo. ¿Oyó? No tenía ni idea de quién sería aquel novio tan dadivoso, pero fue tan firme la respuesta que efectivamente zanjó el asunto. No pasarían muchas horas para darse cuenta que Eva no bromeaba. Por dentro Yovanna era un desastre, un manojo de nervios en la cuenta atrás del comienzo, pero estaba radiante, lozana, imponente, con sus veinte años recién estrenados. Llevaba un traje negro con una falda corta aterciopelada y una blusa brillante, zapato alto, medias a juego, cabello largo a los hombros, castaño, cepillado de manera impecable, y un maquillaje discreto que dejaba al antiguo patito feo en un lejano lugar del pasado. Con el estrés de la Flaca desbordado, su amiga Eva la requirió para presentarle a quien iba a convertir una ruinosa convocatoria en un negocio redondo. Vio que la llevaba hacia un grupo de hombres que iban entrando en el salón procedente de la entrada principal. Tipos de mediana edad que parecían mirar a todos lados como si inspeccionaran el terreno. En mitad de todos ellos uno no miraba sino hacia abajo, era un hombre de tez morena, estatura media, bigote frondoso y apariencia de no más de cuarenta años. Llamaba la atención por su aspecto desenfadado, con calzado tenis, unos jeans como gastados y un buzo. No es que fuera mal vestido para la ocasión, pensó ella, sino que iba todavía peor combinado y, desde luego, la enorme gorra negra que le tapaba la cabeza hacía más extravagante su aspecto en medio de un acto lleno de belleza y glamour en las mujeres y de trajes de alta costura en los hombres. Su aspecto se desmejoraba más todavía al lado de su despampanante novia, pues la Muñeca había elegido para ese día un vestido de color beige, ceñido a su escultural figura, que dejaba al tipo de la gorra negra muy lejos de ser su pareja ideal en foto alguna, fotos que por otro lado ella ya sabía no podía tomar bajo ningún pretexto. Nada de fotos, le advirtió desde el primer día que se acostaron juntos. Además de todo eso, llamaba la atención su permanente postura de cabeza gacha, como si fuese un avestruz, tímido o temeroso de poder ser observado. Por no levantar la cabeza, casi ni se dejó ver los ojos cuando le presentaron a la directora del evento. Cuando lo hizo, quedó como hipnotizado. “Mucho gusto, señor. Yovanna Guzmán, adelante, bienvenidos, vengan, ya les atienden. ¿Necesitan una mesa grande? Lo que se les ofrezca, me gustaría también poder presentarle a Diego, mi novio, él es el dueño de la franquicia, permítame”, cualquier amabilidad era poca con la persona que iba a salvar la rentabilidad de todo aquel montaje. Efectivamente, pensó debía tener mucha plata, no por el aparente altruismo hacia Intermodel, sino porque se dio cuenta que con él venía alguien a quien sí identificó pues era bien famoso en todo el Tolima. Se trataba de don Mauricio, probablemente el empresario más importante de Ibagué, al que ella había conocido tiempo atrás a través de su amigo Maximiliano, a quien, por supuesto, también saludó deshecha en atenciones, satisfecha por dentro antes de comenzar a presentar el concurso y de atender a los miembros del jurado una, vez que los dejó acomodados. En una de las mesas más grandes del salón, bien situada junto a la pasarela y el escenario, quedó ubicado el grupo del benefactor, alrededor de veinte personas que no pararían de consumir whisky y champaña en toda la noche. La cuenta sería estratosférica. Sería imposible para la presentadora y organizadora percibir, en medio de la agitación y frenesí del desarrollo del concurso, que el resto de la noche aquellos ojos, ocultos bajo esa gorra, no dejaban de observarla bajo el vestido corto negro, elegido para la ocasión. Entre trago y trago, no hacía sino clavar sus pupilas en aquella mujer. Comenzó a sentir una atracción para él desconocida, como si de repente un charco de ranas le estuviera agitando el estómago. En cuanto tuvo ocasión, le dijo a su socio que hiciera cuanto pudiera para llevar a esa morena a la finca: “Vení, vení… Esa negra flaca me lleva loco, mijo. Mirá pues si se nos une al combo después, pa’ seguir la rumbita allá en la finca…”. El alcohol y las hormonas desataron definitivamente sus deseos de poder conocer más a fondo a aquella conductora que lo tenía tan atontado. Acabó el concurso. A nadie sorprendió que Eva lo ganase, era la mejor, pero además de eso era la amiga íntima de la organizadora, artífice postrera de la financiación y beneficio del mismo. Para celebrar todo cuanto había que celebrar estaba organizada una gran fiesta en la discoteca del hotel Casa Morales, pero la Muñeca fue la primera en sorprender a Yovanna con otra propuesta. —Oye, gorda, me dice mi novio que se va con toda su gente para una finca que tienen ellos por aquí cerca, que van a hacer una superrumba allá y que tiene mucho interés en que tú vayas. —Pero, ¿cómo así, Eva? Yo no puedo irme, tengo que atender al jurado y a todas las personas, qué tal me vaya de aquí. A ver, qué les digo a Diego, y a toda mi familia que también está aquí, imagínate. Además hay que pararle bolas a La Avispa. Si no, nos descuera a todos en la televisión. Ve tú si quieres con ellos, yo me quedo. Al poco rato llegó la hermana de Eva con la misma razón, haciéndole saber el especial interés del misterioso señor de la gorra porque se uniera a ellos, e igualmente pidió que la disculpara debido a que no podía ausentarse del hotel en su condición de anfitriona. Sin embargo fue la tercera razón la que la puso a pensar. Al despedirse de don Mauricio, éste también le hizo saber, por tercera vez, del deseo de su amigo, y claro, a este reputado empresario no resultaba tan fácil decirle que no, máxime cuando insistía una y otra vez hasta llegar a proponer de que llevara con ella a su novio y familia. Aun así no tuvo más remedio que rechazar la invitación. ¿Qué tanto interés de aquel benefactor porque fuera ella, si además era el novio de su amiga Eva? ¿Por qué tanto mirarla de reojo durante toda la velada? ¿Sería que lo había flechado? Porque a ella la verdad el tipo nada que ver, lo único que le llamó la atención fue su aspecto desaliñado y su incuestionable poder adquisitivo. En esas elucubraciones estaba cuando su novio, Diego, la reclamó para despedir a uno de los miembros del jurado que se marchaba. Abandonó entonces aquellos pensamientos cuando le dijo que el dinero del señor de la gorra había llegado dentro de una bolsa. El concurso Intermodel Tolima, con no tanto público, fue un éxito mediático y financiero. Abandonó el hotel camino de la casa familiar de Ibagué plena de felicidad.
Más KienyKe
El presidente Gustavo Petro encabezó un Consejo de Seguridad en Cali para supervisar el plan de seguridad para la COP16, que se llevará a cabo del 21 de octubre al 1 de noviembre.
La defensa del hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, solicitó la declaración de más de 60 testigos, en el juicio que enfrenta por presunto lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
El comentarista deportivo se pronunció sobre la victoria de la Selección Colombia frente a Argentina. ¿Qué dijo?
Colombia derrotó 2-1 a Argentina en las Eliminatorias al Mundial 2026, poniendo fin a una racha de 31 años sin vencer a la Albiceleste en Barranquilla.