Es sábado en la mañana. Una voz muy joven navega por los 103.9 FM de Todelar. Es una voz entusiasta. Al escucharla es difícil ignorarla. Cuando habla, el oyente no tiene derecho a estar triste. La voz alegre contagia energía.
Mientras habla recibe decenas de mensajes de gente que quiere escuchar una canción. La mujer atiende las sugerencias y arma el programa con la ayuda de quienes conocen su voz, su foto de Twitter, con quienes se ha tomado alguna foto en un evento de La X, la emisora donde trabaja. Tal vez ella les ha entregado un CD en otro momento.
La mujer que habla se llama Heisel Mora, pero se le conoce más por su seudónimo: 'Gengibre', 'Gengibrito', un apodo que es más famoso que ella misma y que ahora está tratando de dejar atrás.
Lo que tal vez no saben de 'Gengibre', de Heisel Mora, es que tiene mañas raras, eso que hoy todo el mundo llama TOC (trastorno obsesivo compulsivo). No saben que le da miedo cruzar una calle con demasiado tráfico. No saben que prefiere salir por la misma puerta por donde entró, cambiar ese orden le cuesta. Tal vez ignoran que ordena su ropa según un estricto orden cromático, lo mismo que los billetes, que dispone según el valor en su billetera. Antes de desconectar un cable cuenta hasta tres. Ignoran, algunos de quienes la escuchan, que en su casa le dicen 'Negra'.
Acaso tampoco saben que también es actriz. Aunque se dedica a la radio casi todos los días de la semana (menos los domingos) le da más miedo la radio que la televisión. Esos micrófonos le inspiran un respeto casi religioso; algo parecido le ocurre con el teatro.
"Si hoy alguien escucha radio es porque le gusta la radio, tiene muchas más opciones: Youtube, el playlist del Iphone, Spotify, Deezer...", opina de la radio. Y cuando habla del teatro lo hace con más reverencia: Pararse frente a tanta gente, no es como en la televisión que te equivocas, dices corte y ya está. En teatro tienes a otro actor que depende de lo que estás haciendo, y luego la memoria, memorizar lo que pasa en más de una hora".
Hay algo que su audiencia no sabe, pero tal vez intuye: Heisel Mora habla con muecas, gestos, chistes e imitaciones. La misma energía de su voz está en su rostro: no se queda quieto. Siempre habrá un movimiento de la nariz, un rápido giro de los ojos (que son muy negros), una risa que va más rápido que el chiste que está contando.
Histriónica siempre ha sido. De niña, en el colegio, imitaba a los profesores, los dibujaba en el tablero. "Como siempre he sido la más bajita era el payasito del salón", recuerda.
La ingeniera DJ
Cuando hacía las tareas del colegio Heisel Mora escuchaba La X. Cuando sus futuros compañeros de trabajo estaban al aire ella llamaba y reportaba sintonía. Si había una rifa para unos CD ella se los ganaba. Más tarde, cuando la conocieron, simplemente le dijeron: "¡Ah! Tú eres la intensa".
Antes de entrar a la radio trabajaba en un call center. Había empezado a estudiar ingeniería de sistemas, descartó comunicación social porque sus papás le aconsejaron que estudiara algo que diera plata. Lo de la comunicación lo resolvieron rápido: "Si quiere estudiar eso, págueselo usted". Heisel, de 15 años, cedió. Además, se había ganado en el colegio una beca de Cisco, una de las empresas de tecnología más importantes del mundo, lo que la acercó a la tecnología.
Después del call center grabó una telenovela para México y ahí coincidió con los de La X. La reconocieron. Se hicieron amigos. Se ofreció para trabajar en la emisora pero la única vacante era para hacer remotos. Heisel se le midió aunque le dijeron que el trabajo consistía en hacer cosas como hablar sobre productos cárnicos desde Makro u otro almacén. A ella no le importó. "Voy a hablar de carne, pero en La X", pensó.
Un día Juanita Kremer se incapacitó por una cirugía. Llamaron a Heisel Mora para que la reemplazara. La ausencia se hizo mayor y la volvieron a llamar. Luego hubo una vacante y a quien en el futuro llamarían Gengibre la ocupó. "Al principio -cuenta- me daba terror hasta dar la hora. Hablaba súper gomelo -error en el que le hizo caer en cuenta su mamá- y hablaba rapidísimo. Comencé a escucharme y me corregí. Me daban muy duro, decían esta niña de dónde salió, tan chistocita... Le dije a mi mamá: no sigo, me devuelvo a contestar teléfonos, literalmente me destruían."
Heisel Mora habla con mucho respeto de sus jefes. Alejandro Marín y Julio César Escovar, quienes le aconsejaron en ese entonces que no se concentrara en las críticas infundadas y pusiera atención a las correcciones que le hacían ellos. Es sensible a los comentarios mal intencionados. "Es fácil sentarse a 'troliar' sin saber uno qué ha hecho, sin saber si uno ha estudiado o no, a qué hora se levanta uno" -ella lo hace a las 3.50, alista a su hija y llega a La X a las seis de la mañana de lunes a viernes para conducir Mañanas X al lado de Julio César Escovar. Heisel Mora odia madrugar, pero lleva cuatro años haciéndolo por una pasión vital: hacer radio.
Cambió la ingeniería de sistemas por la industrial. Esta carrera ofrece un panorama más amplio y le permite tener herramientas para fundar una empresa, que es a largo plazo su objetivo.
Se sorprende que hoy en día la gente se dedique a una sola cosa cuando antes - en el Renacimiento, por ejemplo - una sola persona podía ser ingeniera, arquitecta y artista. A su modo, ella es DJ, ingeniera y actriz. En las cabinas de radio hay unos armatostes con lucecitas y cables; los llaman armarios, son una suerte de androides en coma, con apariencia de importantes, que duermen parados en un rincón. Heisel dice que puede armar uno de esos y también hacer una red.
No alcanzó a estar en la época en que los DJ se comunicaban por teléfono fijo con sus oyentes. Pertenece a la generación de las redes sociales, tiene más de 23 mil seguidores en Twitter, canal en el que usa mensajes abiertos para estar en contacto con sus escuchas. Le gusta el formato de La X donde los disc jockeys cultivan cercanía con la audiencia, se coloca, sobre todo, música en inglés y se habla de varios temas. En Mañanas X, programa que se planea desde el día anterior a su emisión, hablan de "lo que ocurre en el mundo 'geek'", de cine, cómics y más música. "Creo que la curva de la emisora funciona para que usted tenga un estado de ánimo chévere", explica Heisel.
Hubo un momento en que fue más ingeniera que DJ o que actriz. "Antes de nacer mi hija yo no lloraba con nada. Ni en el 'Rey León', después de Valentina lloro hasta con los comerciales y me da miedo salir a la calle".
De izquierda a derecha el equipo de Mañanas X: Stefy Guerrero, Julio César Escovar y Heisel Mora.
La actriz que vive de la música
Entre ir a cine y escuchar música no sabe qué escoger. El cine y el teatro la cautivan. De hecho, cuando sale con alguien no perdona que esa persona no guste de esas dos artes. Le gusta la interpretación. Estudió en Crea, la escuela de actores de RCN. Participó en la telenovela 'Corazón Abierto', ha hecho varios casting pero ha rechazado papeles porque los guiones no le gustan o de entrada le exigen que debe mostrar mucha piel. "No tengo nada en contra de eso, simplemente no es la imagen que quiero darle a Valentina. Me interesa más el prestigio que la fama". Tal vez por eso rechaza las historias que no la convencen.
Creció en una casa donde se escuchaba de todo. Vallenato (porque le gustaba a sus tías), José José (el cantante de su mamá); ahora, gracias a su hija, escucha Mike Bahía, el único reguetonero que Heisel le permite a Valentina porque "no es tan grosero". Cuando no está trabajando pone Deezer en versión libre, a la caza de nuevos cantantes.
¿La canción de su vida? 'Hope of Deliverance', de Paul McCartney. La presentación del exbeatle el 19 de abril de 2012 en Bogotá es el concierto de su vida. Cuando era niña, y esclava de la televisión, vio el video de la canción: Paul toca la guitarra en medio de un bosque y un grupo de personas. Quedó impactada. En ese entonces sus padres vivían juntos, ahora la canción la devuelve al calor de su hogar. Con el tiempo descubrió que ese cantante había sido miembro de la banda de Liverpool y con ellos comenzó el romance musical más importante que ha tenido.
Le gustan las películas de Woody Allen. 'Annie Hall' y 'Medianoche en París' son sus favoritas. Dice de sí misma que puede ser un personaje salido de uno de los guiones del autor de 'Hannah y sus Hermanas'.
En una de las clases de Crea le pidieron interpretar a un personaje con la ropa de otro diferente. Ella se vistió de Annie Hall e interpretó a la contraparte masculina del filme: Alvy Singer. Hasta ahora su vida en la radio ha sido algo parecido. Heisel Mora y Gengibrito son dos personajes en una sola mujer. Pero hay un inconveniente: el seudónimo es más popular que su autora. Cuando llega a algún evento se presenta por su nombre de pila. La ignoran. Luego le preguntan por qué no ha venido Gengibre. "No, es que yo soy Gengibre", responde, y entonces recibe las sonrisas y el cariño que percibe en la radio.
El apodo no tuvo un inicio memorable, según ella misma dice. Un productor español de paso por La X la conoció y pensó, por una razón desconocida, que su nombre era Ginger. Preguntaba aquí y allá: ¿dónde está Ginger?, ¡hola Ginger!, dile a Ginger que... Alguna vez, al aire, preguntó por Ginger y rebautizó a Heisel. Sus compañeros tradujeron el nombre a Gengibre (ambas con g) y con el tiempo le aplicaron el diminutivo, e incluso cuando pierde los estribos (especialmente cuando cambian de puesto los elementos de su escritorio) le dicen Genhitler.
Pero en La X decidieron que Heisel deje a un lado su seudónimo. Creen que no es conveniente que el apodo le tome ventaja a la persona. "Es una decisión de marca", explica Heisel Mora. Respeta la decisión, pero confiesa que le dolió porque le tenía cariño al nombre con el que todos la conocen.
Entonces ya no será Annie Hall y Alvy Singer por separado. Si habla demasiado, si su trastorno obsesivo compulsivo se hace severo, si come montones como le gusta, si hace una o mil películas, cuando crezca más en La X (que es por ahora lo que quiere), cuando haga demasiados chistes y se dedique a hacer reír a la gente en una conversación (una de las cosas que más disfruta en la vida) será una, será una mujer llamada Heisel Mora.