Nunca ocupó cargos políticos; fue un científico que se dedicó por completo a las ciencias. Fue asesor científico del Consejo de Estado de Cuba, vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba, secretario ejecutivo de la Comisión de Energía Atómica de Cuba, secretario de Asuntos Nucleares y asesor en el Ministerio de Industria Básica. Desarrolló la Planta Nuclear de Juraguá (al oeste de la bahía de Cienfuegos), una ciudad nuclear que no llegó a ser completada por el colapso de la Unión Soviética. El final de aquel enorme proyecto, la inversión más ambiciosa de la Cuba socialista comandada por su progenitor, fue la gran frustración de su carrera. En 1992 fue destituido de su cargo como jefe de la Secretaría de Asuntos Nucleares y al tiempo su padre dijo que el despido se debía a que no había sido eficiente en el desempeño de sus funciones. Sin embargo, en 1999 fue nombrado como asesor en el Ministerio de la Industria Básica. En los últimos años había centrado sus intereses científicos en el campo de la nanociencia.
Al momento de su fallecimiento se desempeñaba como asesor científico del Consejo de Estado y vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba.
En unas declaraciones a Russia Today, Fidelito contó que había tenido poco contacto cuando era pequeño con su padre: “No es un secreto que en los años de mi adolescencia y primera juventud en Cuba había una situación muy compleja (...), e indudablemente tanto él como los otros principales líderes tenían poco contacto. No tenían la posibilidad que tiene un ser humano normal de llegar a la casa tranquilo". Finalmente, citó a Ortega y Gasset: "Había un filósofo español, Ortega y Gasset, que decía: ‘Yo soy yo y mis circunstancias’. Eso puede decirlo cualquiera", sonrió, vestido de traje y con su barba idéntica a la del padre. "Y eso lo puedo repetir yo también".