En 1960, en pleno corazón de la selva Chocoana, el municipio de Andagoya fue testigo de cómo llegaba al mundo una hermosa niña afrodescendiente, a quien su familia nombraría Emilia Eneyda Valencia Murrain.
A esta mujer, aun hoy con el corazón de niña, siempre la han enamorado los juegos tradicionales, un buen plato de comida casera, la enseñanza, los peinados, y por supuesto, el pelo afro, ese pajón “pasudo” (suave), brillante y en muchas ocasiones trenzado, le ha cambiado la vida.
Emilia Valencia es docente, fundadora de la Asociación de Mujeres Afrocolombianas (AMAFROCOL), creadora del Concurso de Peinados Afro ‘Tejiendo Esperanzas’, y activista. Trabaja por la reconstrucción del tejido social en Cali, Valle del Cauca, resaltando y preservando la tradición de los peinados como una forma de resistencia cultural, afirmación de la identidad u de generación de ingresos.
Esta mujer chocoana empezó a viajar desde los tres años, cuando una tía que la “adoptó como hija del alma, del corazón” – como lo expresa Emilia- decidió apoyar a su madre y llevarla a vivir a Cali.
En aquellos tiempos, la estadía de Emilia por la ciudad fue corta, pues, aunque a sabía leer desde los cinco años, en los 60’s a los niños y niñas solo se les permitía entrar en el colegio a partir de cumplir los 7 años de edad. Situación que la hizo retornar a su pueblo natal para cursar su primer ciclo educativo.
“Yo de mi pueblo tengo muy bonitos recuerdos, en mi casa, con mi mama. De mis amigas, que todavía tengo, mis mejores amigas de esa época, me llenaba mucho todos los juegos, todo lo que hacíamos en el río, los cuento… todo eso me llenaba, entonces no sentía tanto las carencias y dificultades económicas – sociales que teníamos en el territorio.”
En esa época de su infancia, la relación con su pelo afro siempre fue buena, fue divertida, de descubrimientos, innovación y mucho orgullo…
“¡Ah nooo! Mi relación con el pelo en la infancia fue bien, yo no tenía problemas con eso, es más, yo misma me aprendí a peinar como a los ocho, pero no las trenzas que se conocen ahora… Eran peinados que nosotras nos inventábamos, que las 3 puntas, los enrollados, todos los que quisiéramos.”
Sin embargo, este proceso de libertad de expresión, innovación y amor por la estética afro durante su vida, se vio opacado por algunos momentos de discriminación, ignorancia y racismo… A continuación, nos cuenta:
“Si me llamo la atención una vez porque a una compañerita estábamos en 2° de primaria y fue a la escuela con churimas o como le dicen ahora, trenzas sueltas con el mismo pelo, y la maestra dizque la mandó a peinar y yo tenía como ocho años, y yo dije – ve esta porque la mandó a peinar si ella está bien peinada-.”
“A los 3 años, cuando vine a parar al Bordo Cauca con unas tías, ellas me cortaron el cabello, porque ellas no sabían peinar… ¡Yo estrene afro, yo estrene afro! Antes de que se pusiera de moda en los EE. UU con el movimiento del Black Power.”
Ese orgullo por su identidad, su etnia y lo que representa la estética afrodescendiente, la llevaron a ser pionera en el movimiento de cabello afro natural en el Valle del Cauca, con replicas de su labor en el Chocó.
Hoy en día, con AMAFROCOL, Asociación que lleva más de 20 años en funcionamiento, Emilia se ha propuesto por el mejoramiento de la calidad de vida del pueblo afrocolombiano, a través de acciones afirmativas y proyectos sociales comunitarios; con perspectiva étnica, cultural, de género y generacional.
Emilia Eneyda Valencia Murrain es aliada, referente étnica y vocera desde la estética afrodescendiente como apuesta de reafirmación de identidad para el Programa Inclusión para la Paz de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).