Por @Lauquiceno
En la vida de Claudia todo ha sido intenso. Antes de los 25 fue mamá, una reconocida periodista y se había radicado en Bogotá. Muchos la recuerdan por sus transmisiones en vivo en CNN con la liberación de Ingrid Betancourt y en sus entrevistas con personajes como Rafael Correa y Mario Vargas Llosa. Hoy es la voz dulce de las mañanas en W Radio.
Claudia nació en Palmira, es nieta de un policía conservador que se desempeñó en la época de la violencia partidista, y es la mayor de cuatro hermanos:
- Yo viví hasta los 14 años en Palmira- Valle del Cauca, en el barrio Colombia y cuando mis papás se separaron nos fuimos a vivir todos a la Buitrera, de ahí provienen mis mejores recuerdos del Valle. Como era una zona rural la carretera no estaba pavimentada, sólo subían Jeeps Willys y no había teléfonos, sólo había un Telecom que abría de 7 a 9 de la noche.
Los libros de Germán Castro Caycedo y Javier Moro fueron su primera inspiración para convertirse en periodista, y por eso a los 15 años decidió mudarse a Bogotá para perseguir su sueño de contar historias.
- Yo estaba convencida de que si uno quería estudiar periodismo en Colombia, tenía que ser en Bogotá. Mi mamá quería que yo me quedara estudiando en la Universidad del Valle porque yo era su mano derecha, la hija mayor. Ella no quería que me fuera lejos, quería ese apoyo sobre todo con mis hermanos. Entonces yo a escondidas le pedí ayuda a mi papá para conseguir los formularios de la Javeriana, el Externado y la Tadeo, y él me los mandaba al Colegio Bethlemitas.
En Bogotá su primera experiencia en televisión fue en CM& con Yamid Amat, o como ella lo llama, su “papá en el periodismo” y desde ese momento la vida la llevaría delante de las cámaras y a aplazar por más de 15 años su pasión por escribir.
“Me preocupa mucho que la gente que quiere ser periodista, asuma que la mejor manera de serlo es ser presentador.”
Hay pinturas de colores, hay un disco de Billy Joel, hay muchas fotos en Atlanta con su hijo Pablo pero ninguna de las maratones que corría con el equipo Team in training para recoger fondos para la sociedad de leucemia y linfoma. Hay un balcón con vista a la carrera séptima y un ejemplar en la sala contigua de su libro ¿Te vas o te quedas?, treinta Crónicas sobre migrantes en Estados Unidos.
En el sofá hay una mujer de pelo abundante y negro que habla de su edad sin tapujos, “ayer cumplí 36”. Ignora algunas llamadas en el celular mientras contesta las preguntas, confiesa que su actual ritmo de vida no le permite correr grandes maratones o sentarse a leer muchos libros, habla del periodismo en televisión con certezas, y de la escritura y la radio con expectativas y preguntas.
- He pensado mucho en eso de ser presentadora, a mí siempre me dicen muchos estudiantes, gente recién egresada: “yo quiero ser periodista para ser presentador”, antes tenía un poco de paciencia para hablar acerca de eso, pero después no pude, porque a mí me preocupa mucho que la gente que quiere ser periodista asuma que la mejor manera de serlo es ser presentador. El set es un sitio sagrado donde deben estar los grandes reporteros, las personas que tienen un dominio de la información, una capacidad de análisis, de entendimiento de los temas de la sociedad, ellos son los que merecen estar ahí.
“Yo siempre he dicho que el periodismo debe ser un servicio social y que si no cumple ese objetivo no tiene razón de ser, porque la gente tiene que saber lo que sucede en el mundo con lo que ve en las noticias, con lo que lee en los periódicos, tiene que saber eso para elegir líderes en la política, para invertir el dinero o para cuidar su salud”.
Claudia Palacios cree que todavía está aprendiendo en la radio y que sigue descubriendo cosas desde que empacó ocho años de vida en un contenedor para volver a Colombia motivada por su hijo de 12 años que quería estar cerca de su familia.
- ¿Por qué volver a Colombia a hacer radio?
- Después de algunos años en CNN empecé a sentir que ya estaba repitiendo el trabajo, que ya sabía hacerlo muy bien y que si no tomaba la decisión de diversificarlo iba a empezar a marchitarme, porque el set no lo alimenta uno, lo que lo alimenta a uno es la calle, las historias de la gente. Yo quería tener el contacto con las personas y volver a estar aquí. A mí me parece que en Colombia la radio es ama y señora, la influencia que tienen los programas matinales de radio no la tienen hoy los noticieros de televisión.
-¿Y qué ha aprendido de Julio Sánchez Cristo?
-Julio es fascinante, porque él tiene esa capacidad de informar, pero entretener al mismo tiempo y por los trabajos que había desempeñado siempre sentía que esas dos cosas no podían ir juntas. La radio permite pasar de los ataques en Siria al Premio Nobel y después hablar de sexo. De él he aprendido que la información no choca con el entretenimiento, y que uno por ser periodista no tiene que ser un acartonado.
-¿Y qué piensa de Luis Carlos Vélez?
Yo trabaje con él en Caracol antes de que ambos nos fuéramos para CNN y siempre tuve claro que Luis Carlos era una persona muy innovadora, que le da una importancia muy especial a los temas de la forma, la televisión es la herramienta para innovar con la forma, para que se acaben esos formatos planos: intro, presentador, nota, que era lo que teníamos hasta hace poco.
Terminó de escribir su primer libro en octubre de 2012. El punto de partida del texto fue el cubrimiento del voto hispano en las elecciones que llevaron a Obama a la Casa Blanca. El de llegada, una conversación con Sergio Vilela, director de la editorial Planeta, que le sugirió escribir sobre una experiencia de la que podía hablar en carne propia: ser migrante.
Empieza a reunir historias, desde las más comunes, de los que se casan en Estados unidos para conseguir papeles, hasta las más dramáticas, de padres guatemaltecos y colombianos que pierden a sus hijos y que pasan a ser custodiados por el Estado norteamericano.
- Cuando hablé con el director de Planeta y el editor me hicieron caer en cuenta de una cosa que no había racionalizado y era que yo no quería decirle a la gente que no migrara, porque para mí la migración es algo muy positivo, si se sabe hacer. Es positivo para el país de origen, para el país de destino, para el migrante. Lo que pasa es que la gran mayoría de la gente no la sabe hacer. Cuando uno está como migrante no está en el top de la sociedad, de manera que hice este libro como algo útil, como un manual.
Prepara un nuevo libro para el segundo semestre del 2014 sobre dos temas que desarrolla en W Radio: Perdón y reconciliación, escribe para el periódico El Pueblo de Cali y presenta dos programas con CNN, Los Influyentes y Destinos. Está feliz en Bogotá a pesar del smog que respira cada vez que corre y porque visita con frecuencia a su mamá en el Valle.
-¿Por qué no hay que tener miedo a reinventarse en el periodismo?
- Hay que tenerle miedo a marchitarse y si uno no se reinventa, se marchita, entonces el periodismo nos desafía por la llegadas de los medios digitales, si uno se queda en esa posición cómoda de escribir en un periódico o trabajar en un noticiero, en cinco años no habrá trabajo. El periodismo es una herramienta de tanta importancia para la sociedad que uno tiene que estarse actualizando. Por eso hay que oxigenarse y ponerse retos.
@claudiapcnn
“El set no lo alimenta a uno, lo que lo alimenta a uno es la calle”
Mié, 09/10/2013 - 16:01
Por @Lauquiceno
En la vida de Claudia todo ha sido intenso. Antes de los 25 fue mamá, una reconocida periodista y se había radicado e
En la vida de Claudia todo ha sido intenso. Antes de los 25 fue mamá, una reconocida periodista y se había radicado e