Así se llama: Festival de la leyenda Vallenata. Leyenda, esa es la palabra, ahí debía estar: entre ‘festival’ y ‘vallenata’. Puede que ese sea el calificativo preciso para describir el vallenato. Cada pueblo tiene sus propias leyendas ligadas a la música. En los Estados Unidos está el melancólico blues de Nueva Orleans o del Delta; en Inglaterra está el poderoso Rock and Roll; De Jamaica nos llagaron las sonidos espirituales del Reggae. Brasil se mueve al compás de esa zamba voluptuosa. De la Argentina nos vienen, convertidas en lágrimas, las notas del Tango. Y en Colombia tenemos al Vallenato. Historias legendarias; canciones legendarias; interpretes legendarios.
Las leyendas
Leyenda, porque así empezó todo. En 1576 había un combativo grupo indígena en lo que hoy es el César: los Tupis. La colonización española estaba en su apogeo. Una indígena, Francisca, era esclava de la familia de Ana de la Peña, española y aristócrata. Ana, celosa de la belleza exuberante de Francisca, decidió un día, sin más ni más, castigarle sin razón. Delante de toda su familia –de la de Ana–, la europea golpeó y humilló a Francisca. El cacique Coroponiaimo, líder de los Tupis, quiso vengar la afrenta, así que reunió a un nutrido grupo de indígenas de distintas tribus y atacó a los españoles. Eso pasó un 27 de abril. Acabaron con hombres, mujeres y niños. Luego la emprendieron contra la iglesia de Santo Domingo. Sin embargo, y así cuenta la leyenda, se les apareció la Virgen del Rosario, lo que causó la huida despavorida de los indios. Tropas españoles los persiguieron casi que hasta la Sierra Nevada. Conscientes de eso, los hombres de Coroponiaimo envenenaron el agua de ríos y lagunas, y cuando, sedientos, bebieron los españoles, murieron de inmediato. Pero se volvió a aparecer la Virgen y los revivió a todos. [single-related post_id="395577"] Espantados por la aparición y por su poder, los indígenas emprendieron una nueva huida pero ahora fueron sorprendidos por sus enemigos, que los acribillaron como moscas. Pero la Virgen apareció de nuevo y también les devolvió la vida. Conmovidos, Coroponiaimo y los suyos empiezan a creer en la Virgen. Y esa es la Leyenda. Cada 30 de abril, en el marco del Festival, esas escenas se recrean en la Plaza Alfonso López de Valledupar. Otra Leyenda dice que un día, muy feliz y muy campante, iba Francisco el hombre, después de una parranda monumental, cantando sobre su burra por los caminos de la costa. De pronto oyó otro acordeón y siguió el sonido que cada vez se hacía más claro. El intérprete era el mismísimo Satanás. De tal poder era su canto, las notas de su Acordeón, que logró que se apagaran la luna y las estrellas. Francisco, dueño también de un talento de otro mundo, cantó, con toda su fe, “Amor-amor” y volvió la luz. Aterrado, y puede que, incluso conmovido, el Diablo se perdió entre las montañas y no volvió a salir de su oscuridad nunca. En un vallenato de 350 páginas, Gabriel García Márquez escribió que “meses después volvió Francisco el Hombre, un anciano trotamundos de casi doscientos años que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas par él mismo. En ellas, Francisco el Hombre relataba con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario, desde Manaure hasta los confines de la ciénaga, de modo que si alguien tenía un recado que mandar a un acontecimiento que divulgar, le pagaba das centavos para que lo incluyera en su repertorio.Fue así como se enteró Úrsula de la muerte de su madre par pura casualidad, una noche que escuchaba las canciones con la esperanza de que dijeran algo de su hijo José Arcadio”.[caption id="attachment_684760" align="alignnone" width="1024"] Foto: Festival Vallenato[/caption]