Hace siete años la relación entre Íngrid Betancourt y Clara Rojas sufrió una ruptura. Compañeros de cautiverio durante el secuestro que duró seis años revelaron que entre ellas hubo tensiones. Las protagonistas poco hablan de eso.
Este jueves, ambas se volvieron a encontrar durante un evento cuyo objetivo principal fue precisamente ese, la reconciliación.
En el evento, "La reconciliación, más que realismo mágico", organizado por la Fundación Buen Gobierno estuvieron presentes varios de los exsecuestrados, que por las tensiones propias del cautiverio, según se supo años después, respaldaron a Clara o a Íngrid. Fueron momentos tensos.
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En el libro 'No hay silencio que no termine', escrito por Betancourt dos años después de la liberación, se revelaron algunas de las razones por las que se distanciaron. "Clara Rojas planeó el embarazo durante su secuestro", dijo la excandidata presidencial en su momento.
Según narró, las tensiones empezaron cuando Rojas perdió el interés de fugarse de las Farc, "porque quería tener hijos".
"Hablaba de su reloj biológico y dice que no le queda mucho tiempo para convertirse en madre" y le exigió a alías Joaquín Gómez respetar su derecho de ser mamá.
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Betancourt contó en el libro que intentó convencer a Rojas para que desistiera de esa idea haciéndole ver que "lo que sería la vida de un bebé recién nacido en condiciones de precariedad tan grandes, y sin saber si las Farc accederían a liberar al niño".
Las revelaciones que Íngrid y otros secuestrados tras el secuestro, hicieron más fuertes las tensiones entre ambas.
Las partes quieren dejar atrás las diferencias y su presencia en el foro "La reconciliación, más que realismo mágico", es una muestra de ello.
Cuando fueron liberadas, Clara en enero de 2008 e Íngrid en junio del mismo año, la opinión pública esperaba que ambas hicieron eco de una amistad en cautiverio. No fue así.
Este jueves, los presentes en la Cámara de Comercio de Chapinero en Bogotá, esperaban un saludo efusivo entre ambas. Tampoco fue así. Más bien hubo frialdad.
El saludo, que tardó siete años en producirse, tuvo dos momentos. Primero, después del discurso en el que Íngrid Betancourt recordó duros momentos de su secuestro.
Al bajar del escenario, la excandidata saludó efusivamente, entre otros, a Martín Santos, María Clemencia Rodríguez (la Primera Dama), Alan Jara, Sigifredo López, Carlos Holmes Trujillo y Óscar Tulio Lizcano, pero al momento del saludo con Clara Rojas, hubo timidez, frialdad y exceso de protocolo. Solo se dieron la mano.
No se sentó una al lado de la otra, dejaron una silla de distancia pese a que ésta estaba vacía.Pesaron los recuerdos del cautiverio pero se notaron las ganas de reconciliación.
El saludo tuvo segunda parte, se dio cuando todos los exsecuestrados subieron a la tarima para tomarse la foto oficial del evento. La presentadora del mismo, María Lucía Fernández, pidió romper el protocolo y sugirió un abrazo entre ambas.
"Todos estamos aquí presentes para ver el abrazo entre Clara Rojas e Íngrid Betancourt", dijo 'Malu' y sí, se lo dieron, pero fue seco, frío, soso. Betancourt fue más efusiva con sus excompañeros de cautiverio que con su antigua formula presidencial.
La frialdad se entiende. Tras la liberación, ambas siguieron con sus vidas. Íngrid Betancourt se fue a Francia a recuperar el tiempo perdido con sus hijos y Clara Rojas se quedó en Colombia cuidando de Emmanuel y de su carrera política.
Antes de que Íngrid viajara a Francia vivió un momento tenso. Fue cuestionada tras demandar al Estado por los prejuicios ocasionados en su secuestro. Betancourt y su familia pretendían $ 15 mil millones. El tema generó indignación.
Seis años después, Clara Rojas se refirió a esa polémica: “Ella tenía su derecho de pedir esa indemnización como todos los secuestrados, ella lo pidió y todo el mundo se le vino encima, lo que fue injusto".
Carlos Holmes Trujillo, excandidato a la vicepresidencia opina diferente: "Fue un error haber hecho lo que hizo, y me parece bien que haya expresado públicamente su arrepentimiento”.
Por su parte, Alan Jara considera: "Yo creo que ella ya ha dado explicación de lo que sucedió, pienso que es un tema muy sensible, porque cada víctima en Colombia sabe lo que pasó en cautiverio, lo que sufrió, lo que padeció, ni siquiera otra víctima puede entender lo que otro secuestrado padeció, respeto las decisiones de cada víctima”.
El general Mendieta, por su parte, también defendió a Íngrid pero advirtió que el dinero de la reparación de las víctimas lo tienen que dar la guerrilla: “De acuerdo al derecho internacional, el estado tiene que intervenir para incautar los bienes de las Farc, y ellos tienen que entregar los bienes para reparar a todas las victimas afectadas".
También se habló de la posibilidad de otra reconciliación: Un cara a cara entre Íngrid Betancourt y el máximo jefe de las Farc, alias Timochenko.
“Es buena opción siempre y cuando las Farc se sienten a dialogar de paz porque hasta al momento siguen con el tema de que ellos son las víctimas y que el estado es el victimario, cuando ellos se reconozcan como victimarios, hagan una reflexión, y le pidan perdón a toda la humanidad por lo que cometieron, ya son criterio personales", dijo el Mayor General retirado Luis Mendieta, quien también estuvo en poder de las Farc.
La idea la respalda el senador del Partido Liberal Horacio Sepa: “Pues estamos en un proceso de entendimiento, de reconciliación, de buscar la paz, seria muy importante que se diera ese encuentro entre Íngrid y Timochenko”
“Eso tiene que darse, el encuentro de víctimas y victimarios, solamente la petición de perdón público de un persona puede sanar heridas”, puntualizó Sigifredo López.
KIEN OPINA
Abrazo forzado entre Íngrid Betancourt y Clara Rojas
Jue, 05/05/2016 - 12:18
Hace siete años la relación entre Íngrid Betancourt y Clara Rojas sufrió una ruptura. Compañeros de cautiverio durante el secuestro que duró seis años revelaro