La sangre olvidada del asistente de Pekerman

Jue, 05/09/2013 - 18:38
El día más importante de su vida, Néstor Lorenzo lloró de tristeza. Cuando el árbitro mexicano Edgardo Codesal marcó el final del partido, mientras los alemanes saltaban de alegría, el argentin
El día más importante de su vida, Néstor Lorenzo lloró de tristeza. Cuando el árbitro mexicano Edgardo Codesal marcó el final del partido, mientras los alemanes saltaban de alegría, el argentino caminaba sin rumbo sobre el césped del estadio Olímpico de Roma. Había batallado durante 95 minutos en la línea de cinco defensores que formó el técnico Carlos Bilardo para afrontar a Alemania. Tenía la camiseta empapada en sudor y de sus labios brotaba un hilo de sangre. Había luchado como nunca y había perdido. A sus 24 años acababa de jugar el que sería su último partido con la selección Argentina: la final de Italia 90. “Como jugador, Néstor Lorenzo fue una gran promesa que nunca se concretó”, dice el periodista Adrián Maladesky. Después del mundial de Italia 90 la carrera del central bonaerense jamás despegó como se esperaba. Entre 1985 y 1997 jugó en Argentinos Juniors, Bari, Swindon Town, San Lorenzo, Boca, Ferrocarril Oeste y Banfield, donde terminó su carrera. Todo comenzó en una cancha de la sede de Argentinos Juniors, el club donde se formaron jugadores de la talla de Diego Maradona, Fernando Redondo y Sergio Batista, entre otros. Por entonces, hacia 1984, el entrenador de las divisiones menores era José Pekerman. Fue él quien notó las condiciones del defensor y se lo presentó a  José ‘el Piojo’ Yudica, el técnico que logró la Copa libertadores de 1985 con Argentinos Juniors. Hoy, a los 77 años, Yudica recuerda el paso de Lorenzo por el club. “Era muy alto y fuerte. Salía bien con la pelota en los pies. Un gran cabeceador –dice–. Fue uno de los tantos jugadores que descubrió Pekerman”. Néstor Lorenzo, Kienyke En los Juegps Olímpicos de Seúl 88 Lorenzo jugó con el número once.  Argentina fue eliminada por Brasil, que contaba con jugadores de la talla de Bebeto y Romario (foto). Las opiniones sobre las cualidades futbolísticas de Lorenzo son divididas. Algunos lo recuerdan como un aguerrido defensor y otros como un torpe central que daba pocas garantías y cuya llegada al profesionalismo se debió a la suerte. Uno de sus compañeros en San Lorenzo, el legendario delantero Alberto ‘el Beto’ Acosta, cuenta que jugar un partido contra él era pelear una guerra a muerte. “No daba un balón por perdido y chocaba todo el tiempo. Yo lo compararía con el colombiano Jorge Bermúdez. Hablaba mucho. Alentaba y alentaba a los jugadores. Era un líder en la cancha y un caballero fuera de ella”. El hoy técnico Pedro Troglio fue su compañero desde las divisiones juveniles hasta el Mundial de Italia. Troglio guarda el mejor recuerdo de Lorenzo: “Era un defensor muy fuerte, que no le temía a chocar. Ojalá yo pudiera tenerlo como compañero en el banco”. Néstor Lorenzo, Kienyke Lorenzo jugó 13 partidos con la selección de Argentina, entre ellos la final de Italia 90. La convocatoria de Lorenzo al mundial de Italia fue una sorpresa, cuenta Adrián Maladesky. El defensor había jugado con la selección Sub 23 de Argentina en los Olímpicos de Seúl 1988, donde enfrentó al Brasil de Bebeto, Romario y Jorginho, pero para muchos su nivel no ameritaba la convocatoria. Pero Carlos Salvador Bilardo confiaba ciegamente en las condiciones del jugador, a quien ubicaba de extremo derecho en una línea de cinco defensas. Con la selección Argentina jugó trece partidos y marcó un gol en un amistoso contra el modesto equipo irlandés Linfield. En Italia 90 jugó el primer partido, contra Camerún, unos minutos contra la Unión Soviética, y la final contra Alemania, donde el delantero Rudi Vöeller le rompió la boca de un codazo. El 8 de julio de 1990 el mundo enteró se aburrió durante 90 minutos con un partido áspero en el que Argentina enredó a Alemania entre una maraña de defensores que no permitieron que la selección europea brillara. El partido se jugaba en las afueras del área grande de Argentina, donde cualquier intento se desvanecía. Todo cambió a los 85 minutos, cuando Brehme marcó un penal que no fue y Alemania ganó. Hubo dos expulsados, Monzón y Dezotti. Al final del juego el árbitro recibió una lluvia de insultos de varios jugadores argentinos que lo rodearon Acaso fue su juego recio el que llamó la atención de empresarios del club inglés Nottingham Forest, quienes hicieron una oferta por él al terminar el mundial. Por entonces, el Forest, que 1979 y 1980 ganó la Champions League, era uno de los mejores equipos de Europa. Pero la negociación se cayó en el último momento. Su destino, sin embargo, seguía siendo Inglaterra, pero no en primera sino en segunda división. Swindon es una ciudad al sur oeste de Inglaterra cuya población no supera los 200 mil habitantes que cuenta con una enorme planta de fabricación de Honda. Allí llegó Lorenzo para jugar con el modesto Swindon Town a cambio de 400 mil libras esterlinas. Era el gran fichaje del club y los fanáticos estaban expectantes. En el primer partido, contra el Portsmouth, anotó un gol de cabeza y asestó algunos golpes a sus rivales. Pero unos meses después de su llegada, Glenn Hoddle asumió el cargo de director técnico en reemplazo de Osvaldo Ardiles y relegó a Lorenzo. Solía alinearlo como volante, posición en la que el argentino jamás se sintió cómodo. [youtube width="540" height="360"]http://youtu.be/bWDfhc27ZSE[/youtube] Así se refirió la revista inglesa When Saturday Comes al defensor en un artículo publicado en 2010 que recordaba su paso por el fútbol inglés: “Partidarios del Swindon parecen estar divididos, con opiniones que van desde un jugador de "verdadera clase internacional" hasta una nominación a peor jugador de la historia”. Néstor Lorenzo jugó dos años en el Swindon Town. Anotó dos goles en la liga y tres en la FA Cup.  Volvería a Argentina, a San Lorenzo de Almagro. Allí jugó dos años y alcanzó un cuarto lugar en el clausura de 1993. Un año después pasó a Ferrocarril Oeste, donde jugó hasta 1996, cuando Bilardo volvió a llamarlo para conformar un Boca Juniors en el que jugaban, entre otros, ‘Kily’ González, Diego, José Basualdo y Pascual Rambert. El equipo terminó décimo y le anotaron la escandalosa suma de 33 goles. Lorenzo, por su parte, fue expulsado tres veces, dos en partidos consecutivos. En Boca se le vio lento, inseguro, poco confiable. A los 30 años, Lorenzo estaba a punto de terminar su carrera. En 1997 llegó a Banfield y no le pudo ir peor, pues el equipo descendió. A los 31 años, Néstor Lorenzo se retiró del fútbol. En 2006 reapareció, cuando José Pekerman lo presentó como asistente técnico de Argentina para el mundial de Alemania 2006. Desde entonces han trabajado juntos. Ambos son callados, introvertidos. Se entienden a la perfección. ‘el Beto’ Acosta recuerda que Lorenzo acostumbraba sostener largas charlas con los jugadores de las divisiones inferiores. “Les hablaba y los aconsejaba”, dice. Néstor Lorenzo, Kienyke Hoy, quien llega a un entrenamiento de la selección Colombia puede verlo con una gorra azul, hablándole al oído a Pekerman y a los otros asesores, Pablo Garabello y Patricio Camps. Lorenzo es el encargado de trabajar la defensa. A sus 47 años parece haber encontrado su lugar ideal al lado de la persona que lo descubrió. Vive feliz en Bogotá y lo único que lo incomoda es que los restaurantes cierren tan temprano. Está habituado a cenar tarde, algo que no se acostumbra en Colombia. La mayor virtud de Lorenzo, en palabras de Troglio, es la lealtad: “Es una persona leal a muerte, es entregado a lo que hace y yo creo que eso es lo que le transmite él a los muchachos de la Selección Colombia”. Lorenzo tiene la camiseta amarilla puesta. En todos estos años ha demostrado, sobre todo, ser un guerrero. El mismo que salió llorando y sangrando en 1990 y que hoy sonríe porque está a un paso de regresar a un mundial.
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